“Me tiraría ahora mismo a un minero o a un albañil”. Eso nada menos
proclamaba el tuit. Ya se sabe que es absurdo querer aplicarle al Twitter los cánones valorativos
usuales, porque tiene mucho éste de grito al vacío que nada persigue salvo el
desahogo momentáneo. Ni mucho menos lo desprecio: a veces el Twitter parece el caótico fluir de las
conciencias que transcribiera Joyce en
el Ulises, ese río revuelto de rosas
y de espinas, de diamantes y de basura. Es decir, que siempre esas aguas
bravas, mayores y menores, arrojan alguna pepita de la fiebre del oro en estos
tiempos.
A ver, ese tipo de mensajes son
frecuentes en el Twitter. La gente se
embosca tras un avatar y suelta lo que le sale… de ahí mismo, que ellos aseguran que les brota de otra parte de
su cuerpo, pero que en realidad fabrican en su cerebro. Bueno, para esos
desagües, además de para conocer a mucha gente que puede leerte, y para que
personas normales alejadas espacialmente pueden entre sí comunicarse con una
rapidez formidable, sirve el invento. Lo que llamó mi atención fue que el tuit
de marras procedía de forma inequívoca de una mujer joven, elegante,
inteligente y muy preparada, con una larga lista de seguidores en su estela.
Pensé primero: esto lo escribe un hombre y dices, bah, un botarate, y a
otra cosa. Qué duda cabe que lleva implícito el tuit una reivindicación
impetuosa del derecho a una sexualidad femenina en pie de igualdad con la del
Hombre. Si tú, tío, tienes y aventas esas llamaradas de deseo urgente, igualito
que tú las puedo tener yo y publicarlas tan fresca. Somos iguales, ¿vale? Por
lo tanto transporta el tuit consigo un perfume genuino de rebeldía contestataria
y de afirmación propia indiscutibles, y de censura al tradicional rol de
ñoñería atribuido a la mujer.
Conecta además a la perfección el tuit con l´air du temps presentes, con cierto discurso dominante que ya
nadie censura, dominado por la rudeza en
la expresión, por lo gráfico y lo explícito de los términos usados, como los de
las novelas porno para mujeres que arrasan ahora en las editoriales. Es, más
que la expresión de un deseo real, como si la autora del tuit guiñase a la vez
un ojo a sus seguidores, “véis, véis lo que soy capaz de poner, lo
transgresora y heavy que soy, véis”.
Claro, puede uno también interrogarse acerca de si, en el afán por
combatir el machismo cavernario, cierto feminismo rampante no ha devenido en la
calcamonía inversa y penosa del mismo.
Aparece así ese rol agresivo, preñado de violencia simbólica, que tanto
se denostaba, ese “me tiraría”, esa
cierta brutalidad propia de lo masculino en el enfoque, por la que es solo uno
el que lleva las riendas de la situación sexual y que incluye la abierta
cosificación del Otro. Observemos también el notable peldaño obtenido ahora en
la carrera: si el súmmum de la transgresión en este terreno era el desaforado
grito colectivo de las chicas al guaperas de turno ¡SANDOKÁN, CAPULLO, QUEREMOS UN HIJO TUYO! , en el que aún latía
cierto instinto maternal en la explosión dionisíaca, aquí estamos ante el
individual y responsable –en primera persona firmado- clamor por la pura
pulsión sexual sin el más mínimo complemento que la adorne.
Por último la concreta designación ¡profesional! , gremial, del objeto
del deseo (minero, albañil) envuelve un más insondable misterio aún, no se sabe
bien si de resabios clasistas o solidarios hacia los mismos. Imagínese que un
gañán propalase algo como “me tiraría ahora mismo a una secretaria o a una
telefonista”, qué no pensaríamos de él. En fin, que leí yo el tuit y quedéme
del todo intrigado.
Post/post:gracias a Juante, a Lola, a Winnie0, a Zorrete Robert, a Anónimo, a CLAVE y a Sonja por completar mi post con su reflexión, por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS.
Podríamos decir que es una caso de discriminación.
ResponderEliminarPues a mí el tweet me parece una soberana bastez, que conste. Me daría igual que lo hubiera escrito un hombre o una mujer...
ResponderEliminarUn beso elegante ( o dos).
...será por todo esto por lo que no tengo twiter ni facebook ni casi na' jaja Besos
ResponderEliminarPara mi que están mas de moda, los bomberos y policía, al menos eso es lo que yo veo por ahí, total que da lo mismo que lo mismo es, una soberana ordinariez...
ResponderEliminarUn fenómeno curioso el de twitter, fui un poco reticente a adentrarme en su mundo, y eso que ya provenía de blogs y facebook, pero luego se le coge el tranquillo y te engancha irremediablemente.
ResponderEliminarQué decir? me gusta, su inmediatez, su frescura, esa prontitud en arrebatar sentimientos y encajarles en 140 caracteres. Es la compresión de mil poemas y la comprensión también de muchas opiniones...o no comprensión.
El caso del tuiter en cuestión es anecdótico, todos ponemos cosas, a veces, que no dicen en absoluto lo que somos, dependiendo del estado de ánimo, ahí está la gracia. Fuera de lo cutre que resulte o no, está todo lo que he dicho anteriormente.
Yo me confieso fanática del twitter, me encanta.
Estoy de acuerdo con la disección, que no sería tan inquietante de no estar tan estrictamente basada en un sofisma muy bien articulado por todos los políticos del "nuevo orden". Los hombres nunca fuimos los malos, pero "a sensu contrario", eso no justificaría una escalada de maldad feminoide con todos los parabienes y beneplácidos de la Isabel Gemio, basada -por otro lado- en la psoez y peripatética mariconización de muchos comisarios políticos y mamporreros de la PPsoe.
ResponderEliminarHasta tal punto que son las propias féminas las que, de higos a brevas, hoy en día te asaltan con la preguntita cínica y cargada de sorna: "¿a que ahora los hombres nos tenéis miedo a las mujeres?"
No; si acaso miedo a los manejos políticos impunes y a la falta de crítica global, que se han hecho apabullantes. Y, en cualquier caso -volviendo al tema concreto- yo más bien creo que el tema de ser bordes para demostrar chulería y vanagloria, lo es más bien de hormonas y de hijoputez heredada de la que muchas hacen gala en sus procederes lábiles y abyectos. Para neutralizar esa imagen tan tóxica, siempre es bueno pensar en la Madre Teresa.
Saludos.
Joe que tío, ¿pero eres capaz de leer al Joyce ese? Yo nunca pase de la pagina 10, es que soy muy botarate.
ResponderEliminarBueno al post, que tal si yo pongo; "me tiraría a una fregona o a una criada".
No se, no quedaría muy bien ¿no?.¡Ah! que ella es una titi y se lo permiten todo, pues hala a machorrear.
Saluditos.
ja ja me has hecho reir con tu entrada, un mo diferente de pedir un pachangou. Cariños
ResponderEliminarSiempre me ilustras... que tengas un buen inicio de semana
ResponderEliminarQué mal gusto la chica, habiendo jardineros jaja.
ResponderEliminarEs verdad eso de que algunas mujeres se dedican a imitar al hombre...claro que seamos sinceros, tampoco es tan raro teniendo en cuenta que la mujer lleva toda la vida escuchando que el macho es el no va más.
Pero si lo que tenemos que aportar a la humanidad, llegado por fin nuestro turno de réplica son las palabras gruesas y las rascadas en la ingle apaga y vamonos.
Lo del éxito editorial que comentas, pensaba no leerlo ya de entrada pero con todo el mundo alrededor hablando de ello es difícil, creo que al final los leeré como curiosidad sociológica.
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