Resultan para las mortales
hormiguitas a menudo insondables los móviles que en última instancia se hallan tras el súbito
agitarse de los dioses, también, ay, mortales. ¿Qué habrá llevado al
extrordinario comunicador que ha sido Jesús
Hermida a protagonizar esa bochornosa “entrevista” al Rey de España? Tanta rococó servidumbre, de una cortesanía tan boba
y esperpéntica que a veces superaba los peores sketches de los antimonárquicos,
era desde luego en Hermida
inimaginable.
Más aun teniendo en cuenta que llevaba él una larguísima temporada
voluntariamente apartado de los focos, puede que a medias retirándose y a
medias manifestando así su rechazo a la televisión que ahora se hace. ¿Y volver
entonces directamente a la Cima para
hacer… “eso”? ¿Por qué?
Recuerdo que hará ahora un mes, e ignoro si ya entonces conocía Hermida lo que se le avecinaba, rompió
su silencio con una estelar entrevista concedida a Jordi González en su colorista prime-time de Tele 5. Como en un peculiar juego de espejos en el callejón del
Gato valleinclanesco enfrentados unos a otros, en esa ocasión era Hermida el que oficiaba de Rey –de la Comunicación- y Jordi González de obsequioso y
boquiabierto Hermida. Pareció
incluso a veces la ceremonia de una transmisión de poderes entre dos vivos muy
vivos. Se permitió incluso entonces Hermida adornarse con ciertos aires
rebeldes y contestatarios ante los Poderes,
los anteriores y actuales, los políticos y los económicos, a juego desde luego
con las oficiales causas telequintas y las de su mayordomo.
¿Para prestarse ahora –casi hilarante por
grotesca la estampa de ambos intervinientes espatarrados frente a frente apenas
a un metro, como dos canguros sonados y ortopédicos, tan cabeceante y
obsequioso el periodista que llegó uno a temer por los bajos del Rey de España-
a semejante mamarrachada? Por un “numerito” así, según te explicaban en la
Facultad, lo lógico sería que Hermida
de verdad largárase al Ponto a purgar su merengosa vanidad servilona, a escribir allí sus memorias como máximo. En aquestos
desdichados tiempos no se puede descartar que le tome el relevo a Jordi González en el prime-time de Tele 5, cuando quiera este, como Sardá, darse un año sabático pal body.
A las hormiguitas nos pisotean, y a otra cosa, Ana Rosa.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada,
pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)
Hoy todo es utilidad. Si esto puede servir "pa algo", pues se hace y punto.
ResponderEliminarRespecto al Rey despania, desde que pidió perdón por hacer lo que ha hecho siempre la plebe le ha tomado la medida y, por decir las mamarrachadas que ha dicho siempre, ahora le critican cuando antes le alababan.
Hermida era un pelma redicho antes y es un pelma redicho y afectado ahora.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHaga lo que haga el Rey, ahora esta mal visto, todo es criticable, nadie es monárquico y todos ahora republicanos.
ResponderEliminarPues yo quizás abogada de las causas perdidas, veo que en la entrevista quien no estuvo a su altura, fue Hermida, al cual yo nunca le he visto tantas dotes como ahora otros les ven, no preparo una entrevista bien fundamentada en lo que interesa a los españoles, que estoy segura que el Rey hubiera contestado a todas, fueran mas o menos comprometida.
Para mi fallo Hermida .saludos..
Yo también creo que HErmida no estuvo a la altura por su forma de entrevistarle......Hace años me encantaba como periodista, ahora le he visto un poco como "fuera de juego" Un besote José Antonio
ResponderEliminarCreo que los dos necesitan urgente jubilación, andan un poco pasados de moda y de rosca, tremendos agujeros negros en las preguntas y en las respuestas.
ResponderEliminarUn abrazo
Aquí está de nuevo el francotirador.
ResponderEliminar