Investiga la juez Alaya sin mancharse, rosa en el fango, la ciénaga apestosa
de un fondo de reptiles, ese fétido chapoteo de saurios mayores y menores. Las
primeras entregas hablaban de fiestorros, de gin-tonics, de cocaína, de fulanas, so capa de socialismo. A Juan Lanzas, Ruiz
Mateos y Zarrías en el cuadro falso de las lanzas negociando Eres falsos
vimos luego, ahí es nada. Envió a mazmorras a unos cuantos de aquellos
cocudrulos, que batieron con fuerza las poderosas mandíbulas. Graznó Guerra entonces, escupiéndola un lío
sentimental con Zoido. Si Alaya no mira a las cámaras, menos aún
miró a Guerra, ese camarero del
veneno. Siguió a lo suyo. Bien hecho. Siempre nos la sacan en las teles, hierática y majestuosa en el porte,
arrastrando el maletín de la Justicia al entrar en el juzgado, antes o después
de un interrogatorio.
Podíamos sin esfuerzo imaginárnosla,
cinéfilos averiados que un poco somos, como a Jodie Foster cuando aquello, tan bien arreglada como siempre ella
va, descendiendo las escaleras hasta las sentinas de aquellos calabozos, de
aquellas zahúrdas atestadas de oscuros reptiles coruscantes en su cloaca, que
despiertan de su letargo y de su barro al oír el descorrer de rejas y cerrojos,
al percibir el lejano reflejo también de la luz roja que la Juez consigo trae,
su taconeo decidido por las baldosas del lóbrego corredor, las miradas torvas,
los susurros acezantes, las difusas imprecaciones, los jadeos ahogados, las
pringosas eyecciones que desde la celda le llegan y le alcanzan el rostro,
aquel recorrer del sórdido pasillo subterráneo que parece no tener fin hasta
llegar a la casilla final, frente a frente ya ante ¿Aníbal Lecter?, no, … ante Magdalena
Alvarez, y aquí se nos caía el drama y nos venía la bufa comedia, “ay, con la cabeza que yo tengo”,
apuntaba Maleni, y ni aún así a la Juez
se le descabala el rostro.
Oiga,
que este bloguero ya antes (post de 29-4-12) la cantó. Fiat:
Rosa audaz en medio del desierto
Espiga de grana en el baldío
Mecida por un viento de levante
Que
a su paso se serena y enmudece.
Amapola
en el estercolero
Cariátide
escarlata y pudorosa
Que
sin esfuerzo sostuviera la Justicia.
Sílfide
tenaz de la pesquisa
Sola
en la cueva del chapapote
Candela
de sus ojos bajos
Que
encabrita a los Polifemos
Clavel
de luz en la gruta pringosa
Arquitrabe
glorioso de sus hombros
Esa
hoguera de claridad que abrasa
Ménsula
breve de sus pechos
Artesa
florida de su vientre
Música
que entre el pelo se le adensa
Palidez
que le estalla en belleza
Una
dignidad que la hermosea
Aromas
de heroína que emergiera
de
una borrascosa pintura romántica
Porte
majestuoso de mujer
Que
no quiere ser un mito
Que
solo persigue sin desmayo
El
prestigio viejo de la verdad
La
gesta de una simple rosa
Que
porfía como una niña muy seria
En
lo más crudo del desierto.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen de la obra en post del 27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Ahí, ahí, don José Antonio. Un post a Ella. Cerventaes se hubiera quedado mudo ante el compromiso, pero usted se ha atrevido. También hay toreros con bolígrafo. ¡OLÉ LO SUYO! Pero más olé lo de Ella. Y se que usted me entiende.
ResponderEliminarEsta mujer llega al juzgado con el mismo temple que llega al supermercado. Seguro que le pregunta a los imputados y testigos con la misma gracia y ademanes que pregunta a la mujer de la tienda de ropa por una talla o color determinado.
Ha soportado los ataques de los mega poderosos con los mismos bostezos y señales de aburrimiento con los que se soporta una película aburrida porque aún es temprano para acostarse.
Seguro que elige su ropa con el mismo criterio que la seleccionaba para las citas con su primer novio: Si me gusto yo, a nadie será indiferente y nadie verá exceso en mi vestir. Ella es el equilibro. Ella sabe bien el qué y el cuando de su vestuario. Ella no sacrifica nada de su estética a su ser mujer.
Ser mujer y con esas formas es una gracia de Dios, y ella sabe que con poco llega al nivel casi inalcanzable por la mayoría de las féminas. No sacrifica su imagen por una imagen de super juez axesuada, como harían otras, que no se dejan bigote...
Sus títulos y su capacidad de trabajo es sólo una parte infinetesimal de su capacidad. Su belleza, sieno la Belleza, es sólo un casa nada comparado con sus encantos interiores.
En ella se tuvieron que haber inspirado los que esculpieron la imagen de la Justicia, y en ella también quienes escribieron y definieron lo que la Justicia debe ser.
Ella es la Justicia sin venda que deja ver los ojos bellos de la verdad y el compromiso.
A quién pueda: Póngame a sus pies. Gracias.
Gran port, siempre me ilustras, gracias. Cariños.
ResponderEliminarNuestra inquieta abeja Maya contra todos esos saurios. De no ser por ella, esta satrapía venezolana no valdría ni para que los abarcenados intentaran tapar la pisada tan torpemente.
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