jueves, 10 de octubre de 2013

Máximo Pradera tampoco fue nunca de derechas



   Lo soltó tan ancho como pancho don Máximo Pradera, esa lumbrera, en el debate de la telefacha de los curas, al que con asiduidad le convocan: “Por supuesto que reivindico la superioridad moral de la izquierda: la Izquierda defiende valores, la Derecha defiende intereses”.  Oye, que el resto de los contertulios, progres o retros, ante el aserto praderiano, es que allí se quedaron de pronto mudos. Clavó su pica Pradera en la casa de los Obispos. Toma Pradera, que diría el Rockefeller de Jose Luis Moreno. Too much, Pradera, debió al menos soltarle alguno de los concelebrantes.
  
   La Casta Lista, incluso entre los más babiecas de los miembros que conforman su nomenklatura, es más que perita en efectistas formulaciones lapidarias como esta. Ese eslogan tan conciso, tan nítido, tan fulminantemente maniqueo, es seguro que como una flecha prende, sobre el terreno abonado de su incesante publicística, en el inconsciente colectivo de ese amplio sector de la ciudadanía que sigue sólo la Política de lejos. Un ejemplo más de cómo se consigue la hegemonía ideológica en la Opinión Pública.  
    
   Cuántos, incluso de los que estas líneas leen, al escuchar la sentencia praderil no se sienten empujados a por dentro asentir: sí, eso es. Claro, pero es porque el prejuicio –las connotaciones simbólicas que el mismo colorea instantáneamente en las mentes-  se ha asentado con tal eficacia en la psique que casi nos parece un hecho elemental, natural. ¿No hemos visto acaso a todo un Papa precisar que, por Dios, nunca fue él de derechas?   
    
   Por eso mismo los contertulios quedaron lelos ante el speech praderil. Es preciso, así es la fuerza del eslógan, pensarlo en frío para desmontarlo. Por supuesto, valores e intereses hay en todas partes, e incluso intereses disfrazados de valores, como sabemos. Me acordé de Gregorio Ordóñez, de los suyos, de muchísimas más personas no izquierdistas que han dado y dan cotidiano ejemplo con sus hechos de real compromiso con sus ideas, con las suyas, no con las del dechado de abnegados valores que en Máximo Pradera a diario vibran.

    
   Le gusta mucho a cierta Izquierda fatua, orgullosísima de su innata superioridad moral, el aventurarnos el apocalipsis cotidiano, y desentrañarnos las peores y más criminales conspiraciones que incansables aletean en las mientes del Maligno, que es la Derecha, el Dinero y su dictadura, esa Caverna. Así, a Obama al día siguiente de tomar posesión lo iban a asesinar. Así, al Papa Francisco pronto lo liquidarán. No lo sabemos, al menos no lo sé yo. Lo que sí sabemos es dónde está Gregorio Ordóñez, y tantos otros derechistas como él.




 LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

9 comentarios:

  1. No tengo ninguna necesidad de defender a los que se dicen de derechas o liberales. Son los que se dicen de izquierdas y progresistas los que se defienden entre ellos y con slóganes de rebaño.

    El liberal, si lo es, no tiene necesidad de ayuda en la defensa de su forma de vida y opiniones. Quien flojea es que no lo es. Así pasa mucho entre el otro bando, que muchos no lo son pero no cojean porque se saben las respuestas que los diferentes obispos y cardenales mediaticos progresistas les dictan. Es la diferencia esencial: Ser más o menos rebaño.

    Lo que más me gusta observar de los mega progres en sus discusiones con quien no lo son es su sonrisa. Esa sonrisa que oculta miedo. El miedo de las lecciones bien aprendidas pero que sólo puedes reproducir de carrerilla.

    ResponderEliminar
  2. La superioridad moral es de quien la pone en práctica no de quien presume de ella.
    De todo hemos visto y conocido en este País para que ya no podamos creer mas que en los hechos, las siglas y las banderas nos dan igual en estos momentos.Lo que queremos son resultados tangibles.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Doña Chela, la moral es algo intangible. No se puede medir ni pesar. Nada está en ese tema más alto Nada pesa más. De hecho, decir amoral es sólo decir que está fuera de la moral aceptada o establecidad.

    Sólo quien no tiene claras sus convicciones se considera por abajo.

    ResponderEliminar
  4. Suscribo íntegro lo que opina NAPO. Sin más vueltas.
    Y respecto a los antecedentes de éste Pradera merece recordarse que su abuelo, Victor Pradera, murió fusilado por ser un CRLISTÓN integrista de los que ya no quedan, y que su padre, Javier Pradera, fue un mimado del Franquismo (con el que se identificaba a tope) y que luego, como todos los falangistas, se hizo sociata de Felipe.

    Podrían poner en esa familia una gran sastrería.

    ResponderEliminar
  5. Napo:
    Cuando digo resultados "tangibles" me refiero a las obras o acciones, que ponen de manifiesto los valores morales que las sostienen o justifican, dando referencia de sus autores y protagonistas.

    Saludos.

    ResponderEliminar

  6. Ah, la moral.
    Es como un guante de goma que se ajusta milimétricamente
    a las necesidades de cada uno.

    Voy hacer un curso de moral y vuelvo.








    ResponderEliminar
  7. ¿Valores? ¿Como los de su ex-capo Polanco? Con dos cojones sí señor. Y tan ancho.

    ResponderEliminar
  8. ¿Valores? ¿Como los de su ex-capo Polanco? Con dos cojones sí señor. Y tan ancho.

    ResponderEliminar
  9. ¿Valores? ¿Como los de su ex-capo Polanco? Con dos cojones sí señor. Y tan ancho.

    ResponderEliminar