lunes, 16 de diciembre de 2013

¿Huella indeleble de Mandela? Toma Zuma

     


   La torrentera de cosas bonitas y merecidas que de Mandela en Los funerales del Madiba Grande se dijeron. Así, antes o después de tontear con la rubia Danesa, no sé bien, Obama: “Aprendo aún hoy de Mandela. Él me hace querer ser un mejor hombre, buscar lo mejor dentro de cada uno… Sudáfrica demuestra que podemos cambiar, que podemos elegir”. Así Raúl Castro, uno de los mayores encarceladores de personas del Planeta: “Fue capaz de arrancar de su alma todo el veneno que pudo crear tan injusto castigo, los 27 años que pasó encarcelado”.
     
   Parecía y parece, es verdad, tan enorme y venerable el influjo de integridad moral de Mandela sobre la Humanidad que casi cabría hablar en la Historia ya de un antes y un después de Él, de un muy ejemplar Hito, al menos para su país, imposible en mucho tiempo de soslayar. Lo malo fue cuando se conocieron de las hazañas de su sucesor actual, Jacob Zuma, conmilitón de su mismo partido, y sobre el que no parece extenderse aún la descomunal influencia del alto ejemplo Mandela, por más que al lado de los Grandes Líderes también mucho alabara a Nelson. Veamos:
     
   Quizás sea lo de menos el que en Zuma rebosen zumos suficientes para satisfacer a las tres carnales esposas que a la misma vez el amigo empalma. Ni que el Estado sudafricano, tan necesitado de fondos,  destine 1,5 millones de euros al mantenimiento de reinonas tales, más sus veinte vástagos. Algo ya más turbio resulta el que fuera llevado Zuma a juicio bajo la formidable acusación de violar a la hija de un correligionario: “la falda que llevaba me dejó claras sus intenciones”, sentenció ante el tribunal el nota. Que alardea además de su homofobia, no perdiendo oportunidad al parecer de contar los homosexuales que en su juventud el mozo Zuma “tumbó”. No ha sido obstáculo todo esto para que durante años dirigiera Zuma el Consejo Nacional del Sida y el Movimiento de la Regeneración Moral.

     
   Más polémico es el himno que Zuma eligió para su campaña electoral “Kill the bóer” (Matar al bóer), que a menudo in person canta. Que formado militarmente en la antigua URSS, resulta ya del todo rocambolesco el que acumule sobre su prolífica persona más de 700 cargos por corrupción, principal motivo por el que fue en parte abucheado en el funeral de Mandela. ¿Y es éste entonces el más digno Sucesor de Madiba que el Partido ha encontrado para presidir Sudáfrica? Porque muchas de esas frases tan redondas que los mandelófilos yuppiguays del mundo han esparcido trémulos orbi et orbe en estos días son directamente aplicables a la dura jeta de don Jacob Zuma

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