domingo, 12 de enero de 2014

Sucedió el 1 de enero



   Aún no eran, creo, las diez de la mañana del primer día del Nuevo Año. Los cielos encapotados y el asfalto solitario de mi barrio parecían un lienzo, que se extendiera con vislumbres aquí y allá de plata luciente. Lloviznaba muy mansamente, asi es que brillaba todo un poco en medio de la dudosa luz del día. Hacía, pues, una mañana galaico-portuguesa y bellísima en los madriles. Me detuve en solitario ante el semáforo, medio obnubilado ante el rojo lisérgico del semáforo. Entonces los vi.

     
   Esperaban los dos el autobús sentados, guarecidos y abrazados bajo el chamizo de la parada. Bueno, sobre todo era él el que abrazaba. Eran muy adolescentes y muy guapos, se veía, y venían de festejar juntos en algún lado la última noche del Año. Ella llevaba un vestido azul marino de tiros largos y el peinado de la peluquería a medias de deshacer, y él un traje gris sin corbata, más una bufanda parda sin enrollar al cuello. Algo en los gestos, con un punto de ansiedad en los de él, parecía revelar que esa misma noche habían iniciado los dos el idilio que a los dos ya les ligaba. Como si aún anduviera el chico algo achispado parecía adorarla, abrazándola mucho por la cintura y mirándola de hito en hito, arrobado e inquieto a la vez, más baja la cabeza que la de ella, más desde abajo su mirarla. Ella se dejaba abrazar, vale, pero, muy superior, sólo miraba al frente, a una imaginaria campiña, muy seria, abstraída, como todo un lírico ser de lejanías.



 LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

5 comentarios:

  1. Así son ellas. Siempre mandan. El hombre se entrega y se deja caer derrotado. Acepta la victoria de la evidencia que le señala el amor. Que estúpio. Que feliz y estúdipo es. Se piensa que el amor ha derrotado a los dos y que dos están cautivos en la misma prisión. Una prisión que él ve encantadora. Una prisión ( piensa él) de la que ninguno de los dos puede salir y nadie puede entrar. Es su sedosa cárcel hasta la eternidad.

    Lo ignora todo de su compañera de trena. No, ella no. Ella está ahí sólo porque tiene la llave de esa cárcel. Ella está bien. Ella no está derrota. Es ella estúpido quien ha ganado esa batalla que tu creés perdida a la limón. Sólo hay un esclavo encantado. Ella es tu carcelera.

    ¿Y sabes lo peor? ¡ Imbécil! Jajajjaja. Cuando se canse de lo vuestro se marchará de tí. Una veces te dejará sólo para siempre y otras veces eligirá la opción de seguir a tu lado pero sin tí, y tu, a tu pesar e incrédulo estarás sin ella.

    ¿La cárcel?. Ahí seguirás. Las llaves son de ellas. El que no te quieran nunca significará que te quieren dejar en libertad. Caíste derrotado para siempre, pero caíste solo. Está preso para siempre pero sólo estás tú preso.

    Hay millones de presos en tus mismas condiciones carcelarias, pero no te consolará. Cada chiste de casados es un chiste sobre un cautivo perpéuto.

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  2. Napo, no siempre somos nosatras las carceleras. Saludos

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  3. Señora, Roberts, claro, lo doy por supuesto: Hace falta siempre las excepciones para confirmar la regla.

    Señora, vaya por delante que no tengo ninguna duda que es la Mujer el más bello y placentero logro del Creador. Sin mujeres se pararía el mundo y los hombres, al unísono, harían del suicidio su única opción. De oficio me gustaría dedicarme a ser besador de pies de señoras. Los suyos los primeros.

    Pero dicho lo anterior, señora, estará usted conmigo, y si no está usted está la evidencia, que mientras el hombre en sus relaciones baja la guardía, desmalla sus maneras y está dispuesto ha entregar su vida, principios, etica y estética cuando el amor lo marca, ustedes, nuestro divino castigo, siempre mantienen la guardía alta con pose de perro cazador y la atención al medio ( trabajo, bares, familia, antigos amigos y amigas) que mantendría una gallina en una habitación llena de zorras hambrientas.
    Claro, ustedes siente. Sienten a su manera, y esa manera no es tan... tan inocente e infantil como la forma en que ama un hombre adulto.

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  4. Ellas son más contenidas, más dignas, menos impulsivas, más prudentes, manejan los tiempos, no se despendolan y sobre todo controlan la situación hasta rendirnos. El chico estaba rendido a sus encantos; o tal vez ella no viera en él lo que veía él en ella. O quizás no fuese le fiesta de barra libre..

    Este bello relato te quedó loigeramente interrupto. Creo que tienes in mente la moraleja..

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  5. Napo, mroberts,César: muchas gracias por las aportaciones y reflexiones sobre el mío relato. Sí, lo dejo así, abierto, como la sinfonía de ... Schubert (?), sin moraleja que lo jorobe, inacabado, a ver si así.
    Un gran abrazo, amigos

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