Nuestras vidas son las redes que van
a dar a la Ciberesfera, que es el fluir. Allí los tuiteros medianos, los
caudales y más chicos… todo eso que en Manrique
era majestuoso silencio, tan callando,
y que es en el Twitter babélica
algarabía. Como en los carnavales de
Venecia te encuentras allí de repente bailando o escribiéndote con uno de
los Grandes, con don Joaquin Leguina en
este caso. Ya te cuento, lector, a ver si de sólo contarlo se me adhieren por
contagio vislumbres de importancia:
Jose Angel Peña, un follower
mío (y yo de él, pues siendo uno nada desde el frontón ya digo allí que sigo a
quien me sigue, no como las CELEBRITIES
que, siendo ellas tanto, implícitamente a todos, altivos parecen decirnos “yo no sigo, a mí me siguen, ¿vale?”)
el viernes tuiteó:
-Que sepáis que se ha agotado la edición de “Historia de un
despropósito” de Leguina. Lo tengo reservado.
Por esos mecanismos multiplicadores que posee el Twitter resultó que venía a ese tuit asociado el que el mismo Leguina le había respondido:
-Gracias por informar y por tu interés por el libro. Temas de Hoy está
lanzando ya la ¡3ª edición en apenas 10 días! Saludo
Me dije, vaya, qué bonito exiemplo, ahí tenemos a uno de los Grandes in person bajándose al moro del
tuiter para anotarle su agradecimiento a un ciudadano del común –debe dar mucho
gusto tener seguidores así de entusiastas de lo de uno- y ya de paso
autopublicitarse un poco el propio éxito, que nunca viene mal. Me asombraron a
mí esas asombradas interjecciones con las que Leguina asombrado recalcaba su éxito escritor. Pensé, si los
Grandes lo hacen, por qué entonces sentir ya más vergüenza uno en redifundir los
parvos elogios que le llegan. Sea. Conste que me parece muy buena noticia para
todos el que libros de enjundia como el de Leguina
(en el que tengo entendido que pone al pobre Zetapé, desde el título, cual chupa de dómine buscón) alcancen en
sólo diez días el estrellato de una tercera edición y que no sea todo
belenestebanismo y jorgejavierismo. Sólo que, para un hermano fracasati como el
múa, para el puro resentimiento que con el hábito de esa Orden va anejo, con mi
pobre libro por aquí dando tumbos, ofrecíase la ocasión –entiéndaseme-
irresistible. Y con avidez de pícaro allí que me lancé, claro:
-Joder, qué envidia, a mí no me hace caso ni dios
Eso a ambos les mandé, punto pelusa. Jose Angel Peña me “faveó” pronto el tuit, creo que como
diciéndome, vale, tío. Y Leguina, en
sus propios quehaceres seguramente ocupado, al cabo de unas horas tuvo la
amable deferencia de –diferente ya en ese noble gesto a tanto célebre
cantamañanas-, sin necesidad alguna, molestarse en responderme:
-Todo llegará, es cuestión de edad. Suerte.
Hum, los genéricos buenos deseos hacia lo mío de Leguina, olvidadas ya casi las navidades, mucho me agradaron. Creo que quizás se pensó él que quien le
tuiteaba era un pipiolo consumido por la impaciencia. No es el caso; podría yo
entonces haberle refrescado al ex –presidente de Madrid aquellas soberbias
columnas de Umbral que como una
mezcla de Trotski y de Walter Benjamin a él nos lo retrataban,
a juego con el despliegue capilar que por entonces él lucía, solo que meterme
por ahí me desviaría sin duda la ocasión. Cifraba el quiz de la cuestión Leguina
en la edad, y, por si acaso, también me deseaba ese elixir que tanto
gustan de autoadjudicarse los de la Casta
Lista –no le meto a él en ese sindicato, conste- para disimular su
privilegio, me deseaba suerte. Ah, la suerte. Yo tenía –compréndaseme- que
seguir intentándolo:
-más que de edad, de nombre y de contactos, ¿no? (No digo que los suyos
sean ilegítimos). Gracias, don J.
Eso yo le puse, bajando, creo, el balón que a ambos nos traía al suelo,
quizás arrimando el ascua a mis enfermizas obsesiones, ya tú sabes lector. Pues
horas después tuvo de nuevo a bien Joaquín
Leguina la franca generosidad de más escribirme:
-Aunque fuera como usted dice, ambos –nombre y contactos- tb suelen ser
directamente proporcionales a la edad. Para todos!
Se me mostraba ahí, en el
lenguaje científico, el notable estadístico y demógrafo que además del pensador en Leguina habitan, aunque el resquicio no determinista de ese
“suelen” quedaba desmentido con el categórico “para todos”, o sea, que venía él
a insistirme en la importancia de la edad. En fin, traté entonces –perdóneseme-
de a mi vez un poco retrucarle:
-Cierto, don J, pero hay casos, el mundo no está bien hecho, lo sabe Ud
mejor que yo, siempre existieron las clases.
No sé, quería yo ponerle delante a un destacado representante del
pensamiento y de la política progresistas una nube al díafano cuadro del éxito
que quería él pintarme, y hacerlo con los giros que en ellos suele ser
canónico. Es decir, en román paladino dicho, ¿quién tiene más posibilidades de
mejor publicar libros el hijo de un taxista o, por decir alguien, el hijo de Víctor Manuel? Y por si acaso fuera ese el Día en que Alguien se apiadara al fin en echarme
una mano ante Alguien, le dí luego a
probar la mía mercancía:
-mire, don Joaquín, yo escribí hoy esto: “Kafka y los libros de
autoayuda” en http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com/
Eso hice, lector, sólo que desde entonces –sábado noche- hasta el día de
hoy de don Joaquín Leguina ninguna
noticia más hube. Qué mala suerte.
(Termina también este febril Febrero, lector; dime, ¿Te gustó la
música que desenvolvió mi blog durante este mes? ¿Crees que soy merecedor
entonces de que me pidas tú el mío libro? Gracias
de corazón a quienes así lo habéis hecho, por, sin conocerme valorar mi trabajo
e impulsar de verdad, con hechos, mi escritura, por quererme aunque sea un
poco. Lo pasé muy bien escribiendo al calor y al amparo de cada uno de
vosotros, presentes siempre en mí vuestros nombres. El resto es ruido.)
Yo que sí he comprado y leído tu libro, pero hasta ahora no te había dicho nada sobre él no ha sido por despecho, sino todo lo contrario. El tuyo libro, como acostumbras a decir, es una pasada, está bien escrito, bien trabajado, te ríes un montón con él y vale la pena. Por si te sirve de algo mi ejemplar debe de andar ahora siendo leído y seguramente traducido en China, pues allá que se fue de la mano de una sobrina que allí trabaja. ¿Se puede llegar más lejos?
ResponderEliminarSaludos y un fuerte abrazo. Euclides. @euclentejas
Muchas gracias, Euclides, buen amigo, por tus palabras. Gracias, de corazón. ¿Mi libro por la China, ya? Qué grande, me hace muchísima ilusión. Gracias. Un fortísimo abrazo
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