En medio de la
apocalíptica inmolación, uno detrás de otro,
de una pila de líderes nacionales, autonómicos y locales en la pira
ardiente del socialismo español, aterrados todos ellos ante el fantasma de un Pablo Iglesias redivivo y con coleta,
se hace más necesario que nunca, y para el bien general, destacar y reclamar
bien alto el nombre de Nicolás Redondo
Terreros, de su mesura y de su cordura, de su seriedad y de su sentido de
la responsabilidad, tan raros hoy como frecuentes en su persona. Frente al Vértigo que ataca a los
socialdemócratas, cuánto mejor El hombre tranquilo que en Redondo se simboliza.
Le avala su moderación, tan conveniente para la convulsa España de hoy,
su predisposición al entendimiento básico con el otro gran partido nacional,
que evite la centrifugación de la nación en mil torvas querellas, le avala su
trayectoria: al lado de Jaime Mayor,
en condiciones peliagudas, estuvo en un tris de darle la vuelta al podrido estanque
del nacionalismo vasco, y logró además que resultara legítimo y noble el
intentarlo juntos. Formó luego parte, en los primeros instantes sensatos del
zapaterismo, de esa ejecutiva, que pronto abandonó ante el desnorte del Tinell
zetapeico. Dimitió de sus cargos, sin apego al Poder, cuando no
compartió las eguigurenianas
orientaciones filoabertzales en el PSE. Preside la Fundación para la Libertad y siempre ha
defendido la dignidad esencial de la causa que mueve a las víctimas del
terrorismo. Rechaza sin ambages el separatismo. Cree y defiende el valor moral,
y pragmático también, de la unidad de España.
Ante la insoportable levedad de los alevines seres post-zetapeicos, tan
proclives a dejarse bandear por ectoplasmas radicaloides, cómo conforta
escuchar la palabra y las razones prudentes, juiciosas y maduras, las propias
de la socialdemocracia más inteligente y clásica, que en Redondo Terreros encuentran pero que muy destacado portavoz.
Con un socialdemócrata responsable podemos discutir si un poco más o un
poco menos de sector público, pero es mucho más lo esencial que, frente a los
extremismos, a él nos une. Ojalá, por el bien general, en Redondo
Terreros recayera la responsabilidad de dirigir al PSOE.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
En primer lugar me gustaría felicitarle por su blog. En estos días de atrás, buceando en los comentarios de los seguidores del blog de Santi González tuve la ocasión de descubrir su sitio.
ResponderEliminarPor otro lado, me gustaría decir que sí, que yo también respeto muchísimo la figura de Redondo Terreros. Pero, visto como se lo cargaron, me da a mí que el PSOE actual no ha puesto sus ojos en el hijo de Redondo Urbieta, ni a corto ni a largo plazo.
Hoy por hoy los dos grandes partidos son ejemplos prácticos de aquellos del "Homo sovieticus": poner a otros más mediocres que el líder para que este siga pareciendo el más listo de la tribu.
Lo que manda hoy en el PSOE y mañana en el PP es la dictadura de la mediocridad.
Un saludo.
Manuel
Cuanto lo siento José Antonio, porque para mi Redondo es un demagogo que con la verborrea de las buenas intenciones no ha sido capaz de denunciar con voz alta y contundente las tropelías que sobre esta nación trajo Zapatero.
ResponderEliminarRedondo, que si bien tuvo "el detalle" de no travestirse como tantos otros, según las modas ideológicas imperantes, se hizo a un lado, pero le faltó valor y gallardía para poner los puntos sobre las ies de la traición a España y a los españoles que supuso el pacto con los terroristas, bien del PNV, bien del mismo Zapatero. Así que no, otro día estaremos de acuerdo. Misael.
-Unknown: bienvenido y gracias por su colaboración. Bien visto ese "homo sovieticus" de moda hoy, sí.
ResponderEliminar-misael: no siempre se puede estar de acuerdo, claro. No pasa nada. Gracias