Como en la película de Hitchcock, los socialistas españoles
hierven en angustia ante el cadáver, diríase que redivivo y coletudo encima,
de Pablo Iglesias. Ese fantasma les
aboca ante un peligroso abismo. De nada les valió ante el “Pueblo” adoptar –en campaña
y antes de ella, pues desde Zapatero es estilo que no cesa- el mismo virulento y
apocalítico lenguaje con que atizar y satanizar al colmo a la Derecha española:
Es un problema más general por supuesto. La socialdemocracia europea se
halla ante una encrucijada capital, en la que literalmente le va la vida. Una
de las fundacionales Tesis
Pabloiglesianas que aquí le desgranamos
establecía la “pasokización del
PSOE, que por sus lealtades con el Estado le lleve a la desaparición”.
Y no es una idea descabellada: el griego PASOK
ha prácticamente desaparecido, el partido socialista italiano desapareció, la
morbosa tentación bolivariana ahí, el francés socialismo bajo mínimos y en
crisis existencial, el laborismo británico post-Blair
balbucea, la socialdemocracia nórdica se vuelve contra sus presupuestos
esenciales… el vértigo del PSOE, ante sus pobres resultados, es abrumador.
Ser o no ser, qué hacer, que diría el Otro, es la cruda cuestión. Si el PSOE
se empeña en escuchar los cantos de sirena populistas y en radicalizarse
hacia la izquierda filocomunista de los PODEMOS,
podemos todos –en la medida en que dos grandes partidos moderados son
esenciales para la organización y viabilidad de la nación- darnos por chingados,
pero sobre todo ellos y su marca psoe en primera persona, creo. El prolongado
triunfo de Felipe González, y el de
la socialdemocracia europea, se basó, increíble el que se haya olvidado, en el
resuelto abandono del marxismo y en la aceptación sin reservas de las economías
basadas en la libre competencia, que admiten sus correcciones.
La superación de ese vértigo, que es, como en lo de Hitchcock, un fetichismo extremo que conduce a la aniquilación,
sólo puede residir, por supuesto, en la asunción de la responsabilidad, personal y colectiva, como principio cardinal del
actuar: como los socialdemócratas alemanes –coaligados en el gobierno de Merkel- , como las socialdemocracias
nórdicas que sin complejos cuestionan y modifican sus dogmas básicos, cabe sólo,
aunque sea tarea dificultosa e impopular que lleva su tiempo, combatir los
espectros de la demagogia extrema y del resentimiento social exacerbado, que
nos arrojan sólo, so capa de sus fabulosas intenciones, como sabemos de sobra,
al más siniestro Desastre.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Quizás pasa que el PP se ha convertido en socialdemócrata y ha ocupado parte del espacio del PSOE. El populismo de hombre del dedo en la ceja, ZP con su guerra civilismo alimentó a la izquierda y la izquierda aumentó: puestos a la demagogia se pasó a Pablemos, el egodiputado bolivariano con su rancio programa demencial. A demagogo siempre te gana alguien, es lo que debería meditar el PSOE.
ResponderEliminarSi el PSOE se hubiera mantenido como socialdemócrata el PP se hubiera mantenido como partido conservador. Pero el populismo izquierdista del PSOE ha desplazado todo el espectro hacia tintes izquierdosos.
Yo, con tu permiso, voy a hacerles un poco de publicidad:
Socialismo y Comunismo
Arruinando países desde 1917
Garantía y Experiencia
(Pedir referencias a Rusia, Polonia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Corea del Norte, Venezuela, etc...)