Según la Fiscalía Anticorrupción entre 86 consejeros y directivos de Caja
Madrid se cepillaron 15, 5 millones de euros de los fondos
de la entidad entre 2003 y 2012 mediante el uso gracioso de tarjetas de crédito
a las que cargaron sus muy particulares lujos: restaurantes, viajes, comidas,
ropa y hoteles. Pocas veces se habrá encontrado una muestra más directa, nítida e
incontestable que ésta -la vida loca y la vida padre que se han pegado esos 86 atracadores de cuello blanco a costa
del dinero de todos- de la rapacidad y de la rapiña desatadas de que son capaces
unos –paniaguados de partidos, sindicatos y empresarios- administradores
crápulas. Merecerían por supuesto estos parásitos chupasangres durísimo castigo
y ninguna reinserción.
El que haya aflorado tal cual, a palo seco, este devastador escándalo –por las cifras, pero sobre todo por la cristalina
asimilación y propagación del mismo entre los ciudadanos, algo así como la
imagen inmediata por excelencia que del trinque todos nos hacemos- a instancias de la propia Fiscalía
Anticorrupción -previa denuncia de Manos Limpias- añade misterio al asunto, a la vez que es indicativo de que al
menos no todos los engranajes del Sistema andan corrompidos. Desde luego, los
partidos e instituciones que consintieron este crudísimo latrocinio, o
devuelven con intereses los importes y traen de las orejas a esos bandidos
suyos, o resultarán intolerables e insostenibles para la mayoría.
Obsérvese que, a contrario de la canónica visión de la izquierda
radical, como ilustra bien el caso de éste y de todos los desmanes habidos en las Cajas de Ahorro, no ocurre aquí que
los políticos, lacayos del Gran Capital,
obedezcan perrunamente las órdenes de éste, sino que precisamente se entrometen
e imponen su ley –y sus propios corruptos intereses clientelares- en las
entrañas mismas del sistema financiero.
Le hacen así, claro, la campaña gratis a los extremistas
prochavistas de Podemos, por más que
éstos hayan defendido y defiendan a muerte sistemas
más corruptos aún, llegando en el colmo a poner nada menos que a Lady Kirchner, sobresaliente saqueadora
de fondos públicos, como emblema viviente de la Democracia. En todo caso, aunque hay también partidos de extrema
derecha en España limpísimos de toda corrupción y férreos debeladores de la
misma, no por ello nos parecen defendibles la mayoría de sus propuestas. Es
preciso recordar que existen partidos nuevos y moderados que ofrecen clara
alternativa a estos bochornosos lodos.
Pero sí, en el humillante saqueo que subyace tras estas escandalosas tarjetas B, B también de Blesa, bajo cuya presidencia
florecieron, cristaliza toda esa colegiada delincuencia de altos vuelos. Blesa se escribe, entonces, con V de vergüenza. ¿Y Rato? Habrá podido devolver esos
importes, vale, pero lo que ya tiene para siempre él irrecuperables son el
prestigio y la honestidad elementales.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Nadie puede dudar de la vergüenza que significa todo eso, cualquier persona decente lo diría.
ResponderEliminarLo peor es que es algo mas común de lo que nos creemos. Como estamos viendo en este país hay muchas personas que solo quieren dinero, aunque sea publico.
Nadie puede dudar de la vergüenza que significa todo eso, cualquier persona decente lo diría.
ResponderEliminarLo peor es que es algo mas común de lo que nos creemos. Como estamos viendo en este país hay muchas personas que solo quieren dinero, aunque sea publico.