Toda la armónica, alada y graciosa irreverencia que resplandece en la
célebre estatuilla del infante belga, rezuma chusca, zafia y bajuna procacidad en la imagen
estelar de la nueva enchufada por Colau en la Ciudad de los Prodigios
nunca vistos. Águeda Bañón, “activista post-porno” de profesión, que
de tal guisa gusta presentarse sobre la pista la impar artista. Pues… Directora de Comunicación del Ayuntamiento de la
Ciudad Condal ella ahora, tooooma Eduardo
Mendoza.
Al menos, aquellos del 27 que fueron a orinarse sobre los muros de la
Academia de la Lengua, portaban tras sí una obra que en parte les redimía de la
gansada transgresora, aunque muchos
vieron luego en ese gesto el primer conato de la estafa impostora en que en
buena medida el arte moderno consiste, que del post-moderno ya ni hablamos. ¿Y
la obra de Bañón, esta activista
post-porno de profesión, que acaso, visto su gustirrinín expresivo, dos veces se bañe ella en las mismas y
propias aguas menores? La tiene: “El
striptease de mi abuela”, “Viva la menstruación” y “Me aburren los besos”, voilá los elocuentes títulos de su fecunda
producción videográfica.
Cómo no ver también en la bárbara ascensión social de la Bañón, pornógrafa alternativa de
profesión, la enésima muestra del imperante Reinado de la Mugre y de su homo gañanis prototípico, de la penosa regresión cultural que el mismo
comporta. “Nosotros decimos follar,
lo de hacer el amor nos parece de
cursis”, que, empalmando con la Bañón,
aventaba P Ig hace poco en La
Tuerka. Y más, por esas afinidades electivas que consciente e
inconscientemente unen a todos estos artistas,
como de otra manera no podía ser, la Meona de Colau hace poco
expresamente se solidarizaba con el gran Guillermo
Zapata, sólo uno de los bárbaros componedores de los tuits del Odio, fino artista conceptual a quien Doña Carmena, como las marquesonas ilustradas, mucho protege.
Siempre podrá Colau, si la Bañón le sale rana, colocarla de
estatua humana a la entrada de su ayuntamiento, y que, para delicia de la
concurrencia, marque las horas de todos ella con un chorrito de lo suyo. Prodigios veredes, sí.
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vaya mierda.
ResponderEliminarvaya tropa, desde luego. Saludos, MAMUMA
ResponderEliminar¡Ay de nos Don José! Lo que tendrán que ver nuestros ojitos antes de que los gusanos inquilinos de nuestras sepulturas, den buena cuenta de ellos.
ResponderEliminarDesde un luego no veo que esté próximo el final de tanta gañonerría y de tanta mala educación y veo perfectamente aplicable el calificador adjetivo de homo gañanis sin menospreciar a sus féminas que tan buenos e históricos momentos nos deparan. Yo como es mi costumbre, disfrutando de sus aviesos y certeros comentarios .Desde la Imperial Castilla, su ferviente admirador.
Amó a vé. Hace ya tiempo que la práctica de la gañanería dejó de ser un plus. La transgresión hoy día es más bien consistente en ser educado, amable, hablar sin tacos, tener buena dicción, escuchar atentamente cuando nos hablan, dejar el guasap más de cinco minutos quieto, etc... ¡ Eso sí es auténtica transgresión contra lo habitual !
ResponderEliminarSer una cochinaza y orinarse en la calle, ¡ pero si eso lo hacen todos los días en la esquina de mi edificio !
misael