martes, 19 de enero de 2016

Carmen Rigalt, tan divina que vota a la Izquierda Ultra

  


   Diríase que sólo el haber arrebañado a fondo el perol corruto del Premio Planeta –finalista en el 97- , ese selecto club de mercachifles, te confiere gauchismo-cinismo suficiente para pontificar sobre los obreros y lo guay.  Cuenta la Rigalt, so cool as usual, su particular 20-D (El Mundo 23-12-2015). Que quiso a sus 66 tacos “llevar a sus hijos al zoo, pero no se dejaron”. Oh. Que luego ante las urnas casi la atropella una mamá con carrito “que buscaba desesperadamente la papeleta de PACMA”, o sea, de los animalistas. Ah, será que le olfateó la pretendida y grimosa visita familiar al recinto de los animales enjaulados, claro. Que fueron luego a comer a un restaurante económico, que la gente allí daba gritos, vaya por Marx, Señora. Y de repente allí, ¡ay! la brutal revelación: “A mis espaldas almorzaba una familia de la que oí su voz pero no ví su cara. Todos sus miembros habían ido a votar en masa para impedir el avance de las falanges izquierdosas. Se calificaban por sí mismos: obreros de derechas. Y tras la revelación, ¡ooohmmm!, la conclusión: “Realmente, el obrero de derechas es lo más anacrónico que me he echado en cara.” Antes directamente los Popes izquierdistas les insultaban como tontos, así es que progresamos adecuadamente, aunque lo de anacrónico o correspondiente a otra época en absoluto viene a cuento, pues nunca los obreros de derechas han estado de moda, y menos a ojos de la Casta Lista. Y toda la escenita rigaltiana como para, a modo de acción-reacción, equilibrar la personal confesión, “Tan anacrónico como yo, que he votado a Podemos y vivo un momento histórico”, que es otra falsísima anacronía, pues son muchas las Celebrities del Progreso –aquí unas cuantas llevamos ya anotadas- que, prietitas las filas y heroico el ademán, se han aprestado a defender a los extremistas podemitas. Yo creo, señora Rigalt, que a Usted un poco le gustan los obreros, como los animales: enjaulados en la Casa de Fieras de la Izquierda, sin moverse de allí, y que hagan unas monerías cuando las alegres familias progres vayan a echarles unas fotitos y una miguitas. Vamos, Señora Rigalt, que nada más a la page que un Forrao (gracias a este cruel Sistema) de izquierdas.





  
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