Al margen de la gélida convocatoria oficial, quién, qué intelectuales, qué instancias de la sociedad civil convocan y movilizan a los ciudadanos para celebrar y reivindicar y defender el punto de encuentro español que a todos nos une. ¿Cómo puede ser que cualquier terruño reúna en su patética vanagloria a masas y banderas innúmeras, y que el canto y la memoria de una nación hermosísima, diversa y extensa, sólo a cuatro matados congregue? ¿Qué funesta maldición es ésta, que a ninguna otra nación conocida en el mundo, sea próspera, bananera o mediopensionista, así aflije? ¿Dónde los Unamuno, Machado, Azorín, Baroja y demás hoy?
España está desnacionalizada, abandonada en su estima y en su cuidado por sus responsables políticos y sociales, esa es la penosa realidad. La inmensa mayoría de los jóvenes ignora por completo el tesoro que encierra, en nada la aprecian y en nada la sienten. Las autonomías, alimentando sin cesar las tendencias centrífugas y cuasi tribales, han conseguido vaciarla de sentido. España subsiste como un milagro, como una inercia fantasmal presta a ser arrumbada.
Entre el Odio declarado de unos (que prefieren la bandera de Grecia, de Venezuela, de Siria, la que esa temporada toque), y la pasividad cómplice de otros, han descuartizado y arrancado de las conciencias de buena parte de los españoles cualquier idea de pertenencia a una entidad superior con la trayectoria histórica y con las universales cimas culturales que alcanzó España, para sustituirlo por el aldeanismo más ombliguista que pueda imaginarse. Han centrifugado la común idea de España, forjada por millones de hombres y de mujeres, y de grandiosos creadores y artistas, a lo largo de los siglos, hasta hacerla desaparecer del cotidiano conocimiento. Han arrojado por la borda el tesoro de todo ese excepcional precipitado histórico. Han bonsaizado las mentes. Han propiciado la irrupción grosera de sucesivas generaciones de insolidarios separatistas, con un único denominador común en su singular patanería: el acerbo encono hacia lo español, como si Cervantes, Velázquez, Quevedo, Goya, Lope de Vega, Zurbarán, Garcilaso… merecieran sólo su rufianesco desdén autosatisfecho. Han jibarizado a las personas. Quo vadis, España… quo vadis, españoles.
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(Sabias palabras)!! Feliz Dia de la Hispanidad !! ¡¡ VIVA ESPAÑA !!.
ResponderEliminarMuchas gracias, CLAVE
ResponderEliminarEs que tienes un pensamiento muy antiguo, esos patriotas que te son tan queridos, generalmente del pp, solo tienen un dios, el dinero, y una patria, Suiza... y lo sabes, y lo más hilarante de todo, es que sabes que es así...., pero aún así jamás lo reconocerás.
ResponderEliminarY si ya se.... y yo más, pues si, yo más, claro que si pudiese me lo llevaría crudo.