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Lo viste ayer: con el cuerpo aún caliente de Rita Barberá, escupió Coleta
Morada sobre su tumba. Ni un ápice de humanidad en ese instante siquiera. Incluso
Rufián ERC pareció –“sería injusto hablar de según qué cosas
hoy, sería poco elegante de mi parte”- un señor al lado suyo, no va más. Eso
obtuviste de tu esperpéntico colegueo virtual con P Ig, más P Ig ayer que nunca, de tu secular enredo con Él en
piropos redes a través: que si me gusta uno de Podemos, que si el discurso de Iglesias fue el más coherente,
que si tic, tac, tic, tac, jajajá.
Lo comprobaste una vez más ayer, Andrea
Lévy, excelentísima Vicesecretaria del PP: dado por el Gran Hermano el público pistoletazo
de salida –por su cuenta el admirador de Otegui
sentenció a Barberá como corruta- de la falta del mínimo
respeto, de la mínima compasión, vino luego la mefítica riada filopodemita, habitual en las redes, choteándose de la muerte de una senadora
demócrata. Ellos, tan miraditos siempre en lamerle las botas y felicitarle los
cumples a Fidel C, ese tan demócrata castrón.
Ojo, Últimos tuits con Andrea Lévy,
que ya P Ig lo había hecho antes, antes incluso de Ud ponerse a coleguear
por twitter con Él: cuando asesinaron a Isabel
Carrasco, presidenta de la Diputación de León, todo el mundo, en señal de
respeto, detuvo la campaña… menos Él, que expresamente convocó a los medios
para enfatizar su totalitaria patanería. Una al menos entonces Usted, Andrea, unas lágrimas de cocodrilo a
las que ayer derramó su compañero Hernando:
“Pensé
que esta gente eran de otro tipo… y me han confirmado que no”. Ay,
váyanse enterando, señoritos del PP,
por si alguna vez asaltan ellos el cielo del Poder. Pues, bromitas aparte, más
allá del posado en smoking para el Vanity
Fair de P Ig, qué mono, como con
la situación límite de la súbita muerte de Rita
Barberá se ha demostrado, la vomitiva espantá
del Líder podemita responde milimétricamente a su implacable imperativo,
pues de eso se trata: de extender el
ODIO, de llenar con él hasta el último resquicio de la vida.
Que Andreíta te oiga. Amén (Y alguno que otro también)
ResponderEliminarQue Andríta te oiga.Amén (Y alguno que otro también)
ResponderEliminarGracias, Elena, Un abrazo
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