Anabella y mis 111 Rosas

   Esto tan bonito que sigue sobre mi libro tuvo a bien disponer en su Muro Anabella Rodríguez Reyes, avezada y muy humanista psicóloga, y buena amiga mía en este Mar Ciberesférico. ¡GRACIAS!

"Leyendo y disfrutando del libro de mi estimado amigo José Antonio del Pozo: “111 ROSAS o el libro de las agridulzuras”, el cual conmueve desde la ternura, el humor, la nostalgia....y las pinceladas de poesía con que su autor modela una narración muy bien escrita, ágil , amena y con muchas referencias a notables escritores, cantantes, y personajes por todos conocidos del mundo de la cultura, el espectáculo y también de la realeza europea, entre otras, tomadas al vuelo y muy bien encajadas, para abordar el universo de temas que le interesan, inherentes a la condición humana y a sus vicisitudes. Comenzando por un tragicómico autorretrato, José Antonio nos va adentrando en el tema del deseo, del amor en la pareja ,en la amistad y en la relación paterno filial, y en otros muchos temas que supongo me esperan en las páginas de su libro, el cual recién empiezo a recorrer. También, como no podía ser de otra manera, aborda el tema de la escritura y la poesía, de las esperanzas e ilusiones , de los proyectos, los logros y los fracasos, y también de las estaciones y sus meses, calendario donde todos ellos se agendan a lo largo de nuestras vidas. Y por eso, ya que estamos en agosto y acá es verano, y a mí me encanta el verano, transcribo dos fragmentos de dos de sus narraciones que le rinden un bello homenaje a esta estación.

Muchas gracias José Antonio porque tus historias conmueven, ya sea por el contenido o por la forma (por la belleza que emana de esa forma , enseñan, deleitan y algunas me hacen reír, reír... y me divierten (me gusta mucho tu sentido del humor).

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“Silvia y el mar. Es como si la naturaleza humana guardara una secreta melancolía de una anterior condición anfibia que con la irrupción del Verano estallara. Dejar de lado el orden cerrado de los días y simplemente plantarse delante de él. Contemplar el mar inmenso. Cerrar luego los ojos, ofrecerle el rostro entero y abrir bien los oídos al arrullo de su rumor,que nos alborota de caricias zalameras los cabellos. Adentrarse luego en su entraña, flotar un instante sobre su arista, sumergirse en él y escuchar una vez más el oscuro latido del mar desde su seno. Todos los mares son el mismo mar, claro, aunque a la vez nunca el mar es el mismo. Y acaso, de todos, el mar primordial sea el que los niños , antes de conocerle, nos forjamos un día en la cabeza, como un haz de ensoñaciones, todavía in-concretas pero muy grandiosas. Por qué me trajiste, padre, a la ciudad, protestaba Alberti por haber sido separado de joven de su mar gaditana. A la inversa, qué no supondría para los más seriotes chicos del interior mesetario, el subirse a un desvencijado autocar , que en viaje de fin de curso les conduciría por vez primera en sus vidas ante el mar. Llevábamos con nosotros una ilusión que casi nos dolía en el pecho......

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Sonata de verano. Tiempo de agosto , acaso tiempo a nuestro gusto. Tiene siempre agosto algo de paréntesis dorado abriéndose a lo diferente. Paréntesis,porque es casi siempre vacación,como si nos bañáramos ahora en un manantial distinto al monótono río de la vida que nos lleva el resto del año. Y dorado, sí, porque siempre el sol inflama agosto , y lo caldea de parte a parte, en todo deja su aura, y quizás buscando el oro real y simbólico de las cosas lo que perseguimos es retener un instante entre el cuenco de las propias manos el mismo tesoro del sol, que como sabemos , es la fuente y el misterio de la vida.

Si la infancia-se ha dicho- es la patria del Hombre, agosto es el paraíso del niño, su Edad de Oro más plena ….

SOY escritor. Valora mi trabajo.

111 ROSAS o EL LIBRO DE LAS AGRIDULZURAS. 301 pgs. 12 euros.

CONTRA-REEMBOLSO, 15 E

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