miércoles, 22 de abril de 2020

IDEAS, QUE PARECEN BUENAS, PERO QUE SON MALAS (CONFINADOS, DÍA 39)




   Corolario obligado del decíamos ayer: Hay también que leer -y pensarlas- de tanto en tanto ideas malas, que al menos así las juzgas tú. Ejercitas la razón, tus pensares, rompes tu narcisista unanimidad, contrastas y oxigenas tus ideas, aunque sea para reafirmarlas, vaya. Lo de Cervantes de nuevo aquí, please. Lo que añadíamos también allí. Muy especial importancia tiene, a mi juicio, en el capítulo de las ideas – esas que aspiran a materializarse en la vida de todos-, el aprender a distinguir ideas-que-parecen-buenas… pero que son pésimas. Decía André Gide que sólo con buenas intenciones salen novelas malas. Diría el muá que sólo con buenas intenciones (en apariencia tan humanistas y filantrópicas, tan seductoras y utópicas, que nadie bueno podría en principio oponerse a ellas) salen realidades políticas horribles. Al Mal encantadoramente disfrazado de Bien es mucho más difícil oponerse, hay que pensarlo mucho más, claro.   

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