viernes, 1 de mayo de 2020

SÓLO UN SOPLO (CONFINADOS, DÍA 48)




   Qué endiabladamente extrañísimo es todo. Instalados en nuestras certezas, juicios y prejuicios, pertrechados en nuestras seguridades y desapegos, aupados la inmensa mayoría sobre un bienestar que incluso ignoramos, casi sin previo aviso y con vertiginosa voracidad inimaginable, zasca, la guillotina de esta Peste en pleno siglo XXI, como una plaga de dimensiones bíblicas en el mundo entero -si bien no en la misma medida- mordiendo a la vez, como un cataclismo fatal que a muchísimos, –con distinción de edad- alcanzara, como hachazo que pone de golpe tantas vidas patas arriba –y que tantas se lleva por delante-, que nos pone de bruces ante nuestra suma fragilidad, que nos recuerda que todo blindaje, por perfecto que sea, es ilusorio contra las asechanzas de la vida, que es siempre y por siempre sólo un soplo, tan tan vulnerable por eso mismo. Y que duele ese recordatorio, ¿verdad?

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