Si buscamos, fiel lector, en una cosa sola la Apoteosis del verano, la culminación del Estío, la consumación de este tiempo impetuoso, entonces hemos de mirarle cara a cara a una sandía. El más acabado de sus frutos y a la vez el más precioso de sus alivios, tan sólo una sandía de dulce agua. Si en uno anidara una brizna del don de la música, ese lenguaje superior, sin dudarlo le compondría un himno a la sandía. También a esa gitanilla con ojos de charol relimpios que en la furgoneta ambulante de su padre me la dio a probar una mañana de la estación ardiente en la plaza de mi pueblo. Intentemos al menos un pobre remedo de ese himno, con sólo palabras hecho.
Crecida y generosa de hechuras, pone de entrada ya la sandía su estampa de fruto colosal y esférico, el propio de un estado de buena esperanza con inminencias de cumplirse. Se ha formado en el interior nutricio de la tierra, apenas sin dejarse ver hasta su estallido final, y viene a nosotros cubierta de polvo, como un último chal que la tierra le prestara en el adiós. La limpiamos luego entre las manos, al tiempo que la sopesamos, y la humilde sandía se deja cachetear, tan confiada. Nos intriga ya ese verde tan profundo, ese verde abisal tan terso que ahora luce, como si del mismo fondo del mar oscuro viniese, con sólo un ramalazo de luz amarillenta a un costado. Queremos saber lo que la sandía lleva consigo, claro.
Y cuando al fin la abrimos, cuando entramos en su corazón, con ese crujido seco suyo como un movimiento de tierras, con ese dolor del parto como una inútil protesta, dios mío, es como si avistáramos de pronto la arista enorme de un rubí arrebatado, tal es el brillo de las sandías mejor cuajadas. Casi hemos de cerrar un poco los ojos a tanta luz líquida del color de la púrpura. Tiene algo la sandía, su súbito grito de luz roja en la penumbra, de adolescente al que se le hubiera de golpe subido el rubor a la cara al ser sorprendido en un apuro. Brillan entonces en ese firmamento encendido en color escarlata que chorrea, sus pepitas negras, estrellas oscuras ahí, que relumbran como si de un inaudito oro negro fueran, y apetece, pese a que nada son, pasárnoslas una a una por la punta de la lengua.
Si con destreza sacamos entonces de la redonda sandía no menos de doce magníficas medias lunas purpuradas, dime, lector, cómo evitar, si el calor aprieta, si su soberbia figura tamaña turbación nos procura, si es tan cercana su promesa de frescura, cómo evitar, por qué y para qué evitar tener esa carne y esa pulpa entre los labios, tan tierna que anega de un agua carmesí nuestra boca, hasta resbalarnos barbilla abajo.
Bendición y maravilla, pues, de la sandía, de su íntimo agua tan exquisito, en el clímax de su sazón en el corazón del Verano, revelación gloriosa y dulce remedio a la vez del mismo. Ah, aquella gitanilla que de la mano un día me la dio a probar, iniciándome ya en su misterio, “¿a que sabe dulce?”, me dijo medio riéndose. Y uno, medio atontolinado por la leyenda del mal de ojo, que sólo acertara entonces a contestarle, como si le devolviera una maldición, “y tú más”.
ja ja Jose Antonio me ha maravillado esta ODA a la SANDIA...(que mira que me gusta y la consumo en cantidades en verano) Un beso sonrosado sin pepitas para ti
ResponderEliminarMe has convencido José Antonio,
ResponderEliminar! VIVA LA SANDIA ! ¿VIVA!
Eso, yo también digo ¡Viva la sandía!.
ResponderEliminarTe diré que yo hago trampas siempre para comerme el corazón, jaja, pero me dejan hacerlo sin protestar, será porque lo tienen asumido.
Besos
jajajaj ¡Un himno GENIAL! -¡y tú más!
ResponderEliminarBravoooooooooo !!! Un beso grande!!
Esa oda a la sandía merece un aplauso¡¡¡plas,plas!!!Y mi genuflexión para tí.
ResponderEliminarBesazos.
¡SOBERBIO HIMNO, JOSÉ ANTONIO! Tus escritos producen adicción.
ResponderEliminarUn beso con sabor a...sandía, dulcecita y fría
Excelente presentación del producto, me parece que nos has convencido a casi todos, hoy comeremos esa sandía tan prometedora.
ResponderEliminarSaludos.
Aaaay, cómo sabes desde chico, pillín jajajaja
ResponderEliminarEncuentros sorprendentes cotidianos con la belleza que nos rodea y que comemos o podemos admirar y ver a poco que nos detengamos a hacerlo; maravillosa y nunca suficientemente reconocida y cantada naturaleza.
ResponderEliminarHay que ve lo que te cunde y te inspira una sandia.Mira que a mi me gusta pero dedicarle mis letras a una sandia creo que no se me habría ocurrido,y desde luego no podría haberlo hecho así de bien.
ResponderEliminarQueda poco de sandía asi que aprovechemos.
Buenos días,muy refrescante tu relato de hoy,leyéndolo he notado un cierto fresquito.Dónde esté una sandía fresquita y dulce en verano sobra lo demás.Lo mejor de todo el corazón,a todos nos gusta.Un saludo y buen viernes.
ResponderEliminarSe te ha olvidado mencionar que ¡OJO¡ con la sandía caliente por el ambiente.
ResponderEliminarCuando haciamos milicias universitarias en los descampados de Zamora (Montelarreina), en las marchas diarias a 40º que nos hacían hacer por aquellos arenales de tierra cuasi-roja, nos seguia un ejército de mujeres a las que llamabamos las "Chiribiqueras" y que llevaban SANDIAS para vender.
Con la sed y la paliza el primer día comiamos todos pero al día siguiente más de media Compañía tenía "chorrillo", para lo que nos daban pastillas de bismuto.
hoy mismo le doy un mordisco a una!!!
ResponderEliminarbesos
rose
¡Ay, sandía, sandiíta, sandióta!
ResponderEliminarQué de verde y bonita te has vestido,
dame una y todititas de tus gotas
que a eso hasta ti hemos venido.
No te fijes en el agua de mi boca
que parece que hasta hoy no ha comido
por estar esperando esta boda
celebrada entre tú y mis amigos
(se repite 458 veces)
Un abrazo José Antonio.
Hola José Antonio, me pasé antes a ver tu blog y hacerme seguidora, como pudiste ver, pero entonces no tenía tiempo para leerte y escribir. Me llamaste la atención con la pregunta de la sandía, jaja.
ResponderEliminarLe has dedicado todo un entradón a esta fruta. Se nota que te gusta la sandía, que la disfrutas, pues has descrito todo paso por paso, al igual que creo que disfrutas al escribir por lo bien bien que se te da y la cantidad de palabras que le has dedicado con tu himno. Un saludo =)
Yo soy más de melón, pero me ha encantado tu oda a la sandía.
ResponderEliminarBesos.
Es todo un espectáculo tu texto llena de aroma y sabor la pantalla... Me encanta la sandia en agua fresca uhmmmm....
ResponderEliminarBesos
Hace dos años que viajé a Tierra Santa. Allí se nos advirtió: "¡Beban mucha agua!".
ResponderEliminarLa temperatura, en algún caso, llegó a los 43 grados, especialmente cuando nos acercamos al desierto de Judá, a Jericó, y pasamos ante el Monte de la Tentación, conde un convento ortodoxo mantiene la centinela milenaria, por si vuelve Satán, demasiado ocupado en Hispania para conducir a los que se le han entregado.
Bien. Bebimos mucha agua cuatro o más litros algunos días; pero lo más refrescante con toda comida, la sandía.
Nunca tanta sandía tomé como en los hoteles de Tiberiades y de Jerusalen, donde paramos. ¡Y qué rica! Se ve que los judíos le dedican gran atención a su cultivo, en lo que han convertido en un vergel.
Come with me and I'll show you my music site.. :)
ResponderEliminarNo me queda sandía en la nevera, voy urgentemente a comprar una.
ResponderEliminar¡Se me hace la boca agua!
Aunque bien pensado, esta sandía-diosa de la que hablas, más se merece un altar...
Un abrazo grandote.
Hoy me he comido dos rajas que me han sabido a gloria...además con la suerte que estaban como las de tu foto...
ResponderEliminarTambién te doy un fuerte aplauso por este himno a la fresca sandia.
Un beso
Preciosa Oda a la sandía, por cierto, es una de mis frutas favoritas. La pintura espectacular.
ResponderEliminarTe deseo un feliz fin de semana.
Hasta pronto, Saludos cordiales.
Me quedo muda...
ResponderEliminarEs precioso tu canto a la sandía!
Gracias.
Hermosa oda a este fruto cuyo sabor y frescura tanto nos agrada. Sin duda, los veranos no serían lo mismo sin ella
ResponderEliminarQue maravilla de texto José, un poder de descripción inaudito. Incluso me ha llegado aquí, al pleno invierno, un poco de sed y resolana.
ResponderEliminarAbrazos blogueros
Demasiada hermosura, diría yo. De verdad ¡te mandaste! poé4tico, cadencioso, sensual, muy fino te quedo. Gracias por letras tan bien dispuestas.
ResponderEliminarUn abrazo del México color sandía.
José Antonio, que delicia de texto, como impacta la pulpa de la sandía en nuestra razón, en el ojo, en el olfato, en la mismita vida. Nos has hecho sumergirnos en ella y con placer revelarnos el secreto de las pepitas. Escribes con pasión, hoy es de la sandía y mañana podrá ser hasta de una mota de polvo en un estante. El caso es que con tu escritura haces bello y único todo lo que te propones. Te felicito, es un texto magnífico.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
sabia respuesta. La sandía tiene un sabor delicioso. En esta época no se consume en Perú porque estamos en un invierno bien húmedo. Ya será en un par de meses, con la llegada del verano que disfrutemos este exquisito manjar.
ResponderEliminarSe me ha hecho la boca agua! Ahora vengo...
ResponderEliminarBuen finde, un saludo.
Con las ganas de comer una deliciosa sandía me he quedado, ahora tendré que esperar hasta el próximo verano, para probar su tropical sabor.
ResponderEliminarEstupendo himno!!!
Saludos amigo José Antonio y buen Fin de semana!!!
Diana
fenomenal escrito sobre la sandía, no es mi fruta favorita, es más me parece sólo agua y hace años que no la pruebo, eso sí, mi mujer como andaluza y temerosa de las maldiciones gitanas, nunca la hubiera comprado allí.
ResponderEliminarUn abrazo
Un escrito muy bello, hacia una fruta tan rica, me encanta la sandia, en verano refresca del sol y su sabor dulce sabroso es un deleite al paladar que busca algo natural. Lo de la gitana me gusta, las imaginaba leyendo cartas pero vendiendo fruta no, pero que seducción recibir un pedazo de sus manos trashumantes y hechiceras, como comprarse un conjuro y dejarse arrastrar por su encanto. Espero seguir en contacto. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
Magistral tu oda y maravillosa tu narrativa. La he saboreado de la misma manera en que, tras leerte, saborearía una media luna de esa sandía exquisita.
ResponderEliminarPor cierto...para cuando el himno al melón??
Ha sido todo un placer visitarte. Volveré.
Saludos!
Núria
He saboreado la sandía rodaja a rodaja a través de tus magníficas palabras.
ResponderEliminarMaravillosa Oda a la Sandía.
Un abrazo.
plas, plas, plas, plas....mil y un aplauso José Antonio, me parece una maravilla de texto dedicado a algo que a priori nos puede parecer simple como es una fruta...es que me has dejado sin palabras conforme te iba leyendo y dándome cuenta que a ti te brotaban sin parar....Que maravilla.
ResponderEliminarMe comería ahora una sandia enterita!!!
Algún día compartiremos juntos una sandía tan exquisita y sensual como esta de la que hablas.
ResponderEliminarCasí me has hecho ir a la nevera y probar un trozo, cuando he recordado que tengo alergia y que no puedo... Pero recuerdo la época en que si podía, casi no recuerdo el sabor, pero si como el agua caía entre mis dedos, como mi madre me quitaba las pipas para que no me las tragara, y las veces que las planté en un trozo de algodón esperando que crecieran...
ResponderEliminarCreo que sin duda alguna, es la fruta por excelencia del verano.
Gracias por visitar mi blog.
Un beso.
La verdad no me gusta la sandia, pero con este texto me estas convenciendo jaja.
ResponderEliminarMe alegro que te gustara mi texto :)
Un besito!
Forro verde para un rojo tan agraciado y negro de pepitas tan intenso..., pero me produce ardor aunque de vez en cuando me encanta llenarme de sus jugo los bigotes.
ResponderEliminarTu escrito, José Antonio, habría que enmarcarlo, junto a la foto.
Saludos
Refresca y está riquísima, ¿qué más se puede pedir en el verano?
ResponderEliminarUn placer pasarme y conocerte.
Un saludo afectuoso.
Me extraña, querido escritor, que ninguno de tus conspicuos comentaristas haya expuesto una observación, una tara imperdonable a la sandía; un pecado que la sandía en su interior contiene que la hace repelente, odiosa, progre de toda progresía! La sandía es roja!!
ResponderEliminarAl margen de esa malicia, nada que objetar. Yo personalmente la utilizo en los gazpachos; como lo oyes. Batida con un chorrito de aceite y unas gotas de vinagre y añadida con cuidado en el plato, es el yin perfecto al yan del tomate, del pepino, de la cebolla....
Un guiño de la gitanilla y el verano fecundará, anulando para lustros la recesión que nos amenaza.
Pues mira tu por donde que a mi me ha parecido una oda a la gitanilla, utilizando a la sandia, pero la oda, a la gitanilla.
ResponderEliminarMaravilloso, ocurrente, genial!!!!
ResponderEliminarsonrío mientras te leo y leyendo descubro que hay mucho de lo que escribes que me gusta, sobretodo ese estilo despreocupado y libre.
Un beso.
Hola José Antonio, aquí estoy saboreando de su himno a la sandía. Es genial la originalidad, la calidad y el ingenio que utiliza para hablar con todo detalle de una sóla cosa: la sandía.
ResponderEliminarAbrazos. Rosa.
¡Afortunada la sandía que se hizo acreedora a este hermoso juego de palabras!
ResponderEliminarEntrada muy veraniega además.
Feliz fin de semana
Un saludo
¡¡¡Bienvenido en lo de la Flaca, José Antonio!!!...
ResponderEliminarDeliciosa tu Oda a la sandía.
Llevo todo el día que cada vez que entro, en algún blog, vuelvo al tuyo, no he podido resistir, al final, a decirte que tu Himno es genial, y la foto de la sandía, la llevo en mente desde que la he visto, tan jugosa, tan apetitosa...
ResponderEliminarNo sé como lo haces, pero cada vez que describes algo, da la sensación de que está ocurriendo de verdad, en esos momentos.
Un abrazo.
Excelente texto sobre algo que, al igual que tantas y tantas cosas hermosas de la vida, se ve relegada,normalmente, a la escasa valoración de lo habitual, algo que nadie alaba sino en los escasos instantes en que se sirve de su sabor y frescura.
ResponderEliminarEn esta ocasión,sin embargo, es la estrella y protagonista de una entrada singular. Saludos
La sandía, ya lo creo. Y que me dice del melón, de las ciruelas o de los melocotones..
ResponderEliminarVerdaderamente estos y otros frutos de verano me retrotraen a tiempos puberes en los que la chicharra al sol y los amigos que solo veíamos en verano eran lo mejor del año.
Y ya que es sabado me voy al mercado a comprar fruta, posiblemente...sandía
Solemne oda a la sandía y a una gitanilla tan Preciosa como la de Cervantes.
ResponderEliminarEn Murcia a la sandía la llamamos "melón de agua", y es que es agua de azúcar rojo lo que se deslíe en la boca a cada bocado.
Haces prosa poética de lo cotidiano, como hacía el poeta Jorge Guillén, alzas un himno glorioso al cielo inmisericordemente ardiente del verano en honor del humilde fruto que mitiga ese fuego.
¡Bravo!
Magnífico homenaje a ese fruto jugoso y acuático de dulce sabor aferrándose al paladar,calmando la sed en una vorágine de disfrute.
ResponderEliminarEl final también es muy dulce.
Un beso.
Ya no miraré igual a una sandía, seguro, ¿me sonrojaré cual adolescente yo también?. Me gusta tu escritura, el final genial, se me subió la comisura de los labios ;)
ResponderEliminarGracias por tu rastro en la visita a mi blog.
Gracias por pasarte por mi blog, de esta manera he podido conocer el tuyo.
ResponderEliminarPetó
Hola!!!! lo que da de sí una sandía!!!! Una entrada preciosa y muy acorde con la estación en la que nos encontramos... por cierto la foto muy sabrosona y aunque un poco temprano ya me apetece catarla...
ResponderEliminarMe gustó... "a qué sabe dulce?"... "y tú más" PERFECTO FINAL PARA UN RELATO EXCELENTE.
BESITOS Y SALUDITOS DESDE JACA.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe gusta la sandía pero no podemos dejar atrás a su marido el melón, es lo mejor de lo mejor son frutas misteriosas hasta que no hurgas en su interior no descubres lo que albergan, hasta que no las comes no sabes a lo que "saben",.
ResponderEliminar¡ay la sandia y el melón! quien no ha ido siendo de pueblo a catar melones y sandías a los campos de la mancha para calmar la sed y mitigar los calores del verano.
Aun no me he abierto el blog, ya te diré por si lo quieres repasar alguna vez. Enhorabuena
Hmmm.
ResponderEliminarMe has recordado lo ricos que saben los besos con sabor a sandía...
Me voy relamiendo.
Un abrazo o varios.
Amo la sandía, no hay como ella para saciar la sed y dar fresco.
ResponderEliminar¡¡¡ME UNO A LAS CHICAS VIVA LA SANDIA !!!.. Eres increible José jajaj
(adopto tus palabras que pusiste en Letras ¿me dejas?)
Saludos blogueros =)
Muy linda entrada Antonio! Como diríamos en Argentina: ¡Aguante la sandía! Me dieron ganas de comer, pero tengo que esperar unos meses a que llegue el verano, jeje.
ResponderEliminarUn beso enorme!
Excitantemente refrescante.
ResponderEliminarY la música culminante en este bellísimo post.
Muchas gracias José Antonio por tu comentario en blog.
Muchos besos.
José Antonio,
ResponderEliminarEn mi familia somos más de melocotones...mmm... pero la sandía tampoco falta nunca en la nevera, fresquita, lo único que calma la sed.
Como esta entrada, amigo, que cada vez estoy más sorprendido.
Un abrazo.
P.D. Ahora la oda a la Sangría, eh!
No soy mucho de sandías (ni de frutas, en general) pero me encantó lo que hiciste.
ResponderEliminar¡Viva la sandía!.
Un beso.
jejejje, buenísimo..un VIVA a la sandía por los momentos tan sabrosos que nos da...un saludete desde Murcia...seguimos...
ResponderEliminarNo será himno, pero llegan igual las palabras de elogio y exaltamiento a este benévolo fruto!
ResponderEliminarMe encantó!...y esa foto...aumenta la tentación de evocar sus jugos!
Saludos!
Mmmmm dan ganas de dar un mordisco a la esta sandía tan rica, a mí me encanta la sandía, es muy refrescante cuando está fresquita y tiene un sabor exquisito. Bonito homenaje le dedicas.
ResponderEliminarUn beso.
¡¡Sandías, sandías!! ¡me dieron ganas de comer sandia!
ResponderEliminarel perfume de la sandía recién cortada calada, que ricor¡¡
ResponderEliminarriquísimo escrito José, saludos amigo
Jose Antonio
ResponderEliminarunn gusto leer este texto es una provocación maravillosa, quiero una sandía sólo con leerte, además semejante fruta en una imagen muy comunicacional... excelente
Me gustan tus imágenes y ese himno que llevan tus versos, y ese personaje de la gitanilla es muy bello. La visualizo partiendo esa fruta, con gusto y deseo,
bello poema, excelente!!
muy hermoso relato y que casualidad yo me acabo de comer una deliciosa raja de sandia fresca .y además muy dulce ...me ha gustado mucho tu idea hoy con este calor
ResponderEliminarun feliz domingo
besos
Marina
Siii, música para el domingo...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Hola:
ResponderEliminarGracias por tu comentario en mi blog.
Muy refrescante y estupendo este post de la sandía.
Saludos cordiales, Montserrat
Hola José! Que bella descripción que hiciste.
ResponderEliminarEs preciosa esta "oda" a la sandía.
Me encantó!
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ResponderEliminarGRACIAS a quienes se hacen seguidores de mi blog y a quienes lo son: puede ser manía mía, pero me hace sentirme más seguro el tener vuestro recuadro en mi ordenata, puedo verlo, vuestro blog también, y me parece que el mío en el vuestro, no sé, queda más a resguardo y seguro en el maremagnum olvidadizo del Internet, aunque, por supuesto, respeto otras opiniones.
Gracias a todos por vuestro ánimo
Marcho por la sandía...y no paro hasta encontra una.
ResponderEliminarMuy ocurrente y bello relato
Se me ha hecho la boca agua.
ResponderEliminarUna descripción espléndida, muy visual y el final turbador "y tu más"
abrazos dulces.
Precioso y refrescante elogio a la sandía!
ResponderEliminarGracias por la visita y el comentario... Un abrazo.
¡Mmmmmmmm y con lo exquisita que es!Un abrazo.
ResponderEliminarJose Antonio.. rica rica, con tu sabor a esa pàlabra fresquita..Sandía.... y esa canción, sabor de amor..
ResponderEliminarBesos de brujilla
Vale pa pena palabras tan importantes para tan rica fruta!!!!
ResponderEliminarSaludos
Me encanta leerte, con sandía o sin ella, con tal despliegue de epítetos y cómo hablas con los personajes, sean sandías, gitanas o lectores de tu blog.
ResponderEliminarTe haces cercano y transmites tu gracejo, en el escaparate que nos propones, letra a letra.
Delicioso himno, aunque no tenga "suerte" yo, ni con gitanas, ni con sandías, te aseguro que la próxima pensaré en lo de las lunas, en la gitana y en que me salga mejor que todas las anteriores.
Una maravilla de himno.
Gracias y nos leemos.
Bravo, maestro, bravo!
ResponderEliminarUn saludo
Totalmente la cara del verano, húmedad con sabor en los labios,... VIVA LA SANDIA :D
ResponderEliminarUn placer visitarte y agradecer tu paseo por mi blog, saludos veraniegos con aromas frutales,... Ly
-Saltardeltren-mariola-Maríajosérubiera-Almamateos-brujilla-Abuelaciber-Inés-Jackspárragoss-Lyrubio:muchas gracias, de verdad
ResponderEliminar¡Me quedo definitavemente con tu sandía! Dulce, suave, jugosa, encarnada.... suena hasta sexi.
ResponderEliminarBesos amigo.
-Ana Galindo: gracias, muchas
ResponderEliminar