martes, 24 de abril de 2012

Las Memorias de África de la Reyna Sofía


   
    “Una última cosa he de decirle…” continúa declamando Redford, pero justo entonces, como llevando lo que entre ambos está ocurriendo -el demorado contacto de las manos recorriendo la piel de ese cuero cabelludo, todas esas terminaciones nerviosas masajeadas- a un plano muy íntimo, a la vez que alcanza la jofaina de agua, mientras ella mantiene cerrados los ojos y ondea la cabeza como si dentro de un sueño anduviera, le susurra: “Incline la cabeza”, y a un mismo tiempo ella, en efecto, la inclina y conduce él hacia atrás esa cabeza.
   
  Comprende ella que le va a caer un alud de agua desde lo alto, y es asombroso como se las apaña Meryll para expresar la anticipación de ese intenso placer que se anuncia, sólo entreabriendo los labios hacia el pico imaginario de la jofaina. “Reza bien… quien bien ama… al Hombre, a la Bestia,…y al Pájaro…” susurra él, nada casual ese preciso verso, mientras la cámara encuadra el bellísimo rostro desnudo, sobre el que se derrama el agua en un plano de una sensualidad desbordante, pues lo borda la Streep para, casi inmóvil como se halla, ofrecernos, con dos nuevos estremecimientos de los labios entreabiertos, todo el remolino de sensaciones placenteras que la están embargando y casi anonadando, así consigue Streep trasladarnos como por dentro va digiriendo y saboreando el clímax de la situación, al encadenarse y desencadenarse ahí ya todo: Redford-la piel refrescada-la caricia del agua limpia-el verso de amor-el júbilo de la sensual existencia. Es precioso ese rostro, ese pelo mojado, esa boca frutal, esa maduración íntima de la experiencia y degustación del placer, como si en elipsis estuviéramos en realidad asistiendo a un acto de amor del que más bella aún emergiera.
      
   Oscila al cabo un poco ella la cabeza, como en un interior espasmo, -qué decir del riachuelo jabonoso, blanco, que vemos deslizarse entre ambos, a qué alude, mejor no lo digamos, que erotismo es sólo eso, rodear, no nombrar la cosa- mientras le sujeta Redford la nuca entre su mano… abre ella los almendrados ojos, casi despertando de una idílica ensoñación… y sí, ahí está Redford. Cómo le sonríe ella entonces, entregada, con cuánta gratitud y Amor mira ahora a quien sólo lavó su pelo. “Perfecto”, remata el galán, atractivo y risueño, la escena, el delicado misterio que entre ellos dos se ha abierto. 
   Memorias de África, yes, anímese, Reyna Sofía, hágala suyas, y que al Borbón zambombo mucho le vayan dando.
  
  

Post/post: gracias a Jackie, a José Mª Araujo, a Winnie0, a Mónica, a Sylvia Reguero, a Javir, a Luisa, a NVBallesteros, a Fernando Santos (seguidor nuevo del blog, puro oxígeno para continuar escribiendo) por bloguear a mi lado ayer. GRACIAS

6 comentarios:

  1. Bellisima ella, bellísimo él y bellisimo su texto. Gracias por compartirlo con nosotros. Saludos

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  2. Ya te dije que era mi peli favorita y esta escena es la repera ¿quién iba a imaginar que un hombre lavando la cabeza a una mujer, podría ser de lo más sensual?
    Impagable
    Un abrazo

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  3. Eres grande Jose.
    Me parece emocionante esta detallada descripción de una memorable secuencia de una brillante película.Este si que es un acto de amor tuyo hacia esos protagonistas,al gran Pollack y a todos los cinéfilos que compartimos todos los momentos mágicos que el cine nos dió y que,en realidad,si son el delicado misterio que nos abrazará siempre.
    Gracias.

    PD-En cuanto a la Reina....que haga lo que tiene que hacer.Todo el mundo lo entenderia.

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  4. Eres grande Jose.
    Me parece emocionante esta detallada descripción de una memorable secuencia de una brillante película.Este si que es un acto de amor tuyo hacia esos protagonistas,al gran Pollack y a todos los cinéfilos que compartimos todos los momentos mágicos que el cine nos dió y que,en realidad,si son el delicado misterio que nos abrazará siempre.
    Gracias.

    PD-En cuanto a la Reina....que haga lo que tiene que hacer.Todo el mundo lo entenderia.

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  5. Da gusto leerte...
    Mis felicitaciones.
    SALUDOS.

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