Llegar a Marte, llegar a amarte

     

   Va, lector, lectora mejor, que a ti ahora me dirijo, concédeme el hacer una cosa facilita hoy. Es agosto, es en España tiempo de vacación, brilla el sol en lo alto sin achicharrarnos en los madriles, es tiempo de alegría a pesar de todos los pesares. ¿Sabes? los diarios repican a todas horas que el robot explorador Curiosity, tras nueve meses de viaje interestelar y 570 millones de kilómetros, uff, pudo ayer al fin alcanzar el suelo de Marte. Sin duda, un hecho prodigioso. ¿Es para celebrarlo, no? ¿Por qué no habría entonces este bloguero curioso, salvando de golpe las siderales distancias cibernéticas, de alguna manera llegarse a tu alcance y… eso mismo, bailotear radiantes tú y yo este amarte bien. Como si también lo que cantamos en la ducha se revistiera de pronto de una dignidad insospechada, destinado ahora ese cantar nada menos que a conmemorar las proezas espaciales. 

    

    Pongámonos, pues, en pie, celebremos el estar vivos, removamos la cabeza y los lomos, sacudamos los pies contra el suelo, chasquemos las manos y el cuerpo todo al compás de esta canción elemental, demos rienda suelta a la alegría de vivir, cantemos, bailemos en honor de Marte, más a mano hoy, en honor del Curiosity, que propició la cercanía, en honor tuyo y mío, que nos lo merecemos en este agosto canicular, pues creo además que hoy, lector, lectora digo, las estrellas y las galaxias andan de nuestra parte confabuladas, me da en la nariz que tenemos los vientos y los astros cómplices. Llegar, sí, a Marte, y bailotear también este amarte bien.  Amarte bien, esa otra Utopía que unos cuantos acordes  convierten en danza festiva. ¡Amarte bien!

Post/post: gracias a Juan Risueño, a Anónimo, a MAMUMA, a Roxana Valdivia, a Mónica, a Juante, a posodo, a el Hada de los Cuentos, a Mila por reflexionar al lado mío, por bloggear ayer conmigo y darle así más sentido e impulso al blog, GRACIAS.