Cada una de las “guerrilleras”
de la selección española de balonmano, que tanta admiración como alegría nos
están reportando desde el Londres olímpico, merecerían sin duda capítulo aparte.
De entre todas, por su coraje, por su garra, por su inagotable espíritu
bandolero, para traerme al huerto del blog me quedo yo hoy con Macarena Aguilar, esa jabata.
Ponen durante las pausas de los partidos, para que no decaiga la cosa,
muy machaconas músicas. Cualquier día pondrán por los altavoces la desdichada Macarena de Los del Río y quizás
nuestra brava jugadora note ruborizársele el rostro por la coincidencia del
nombre. Si al cabo la de Los del Río en
la misma jura de bandera del novio nos salía verbenera, Macarena Aguilar, a la hora de defender en su deporte con su cuerpo
y su talento esa misma bandera, se nos
ha revelado del todo admirable.
No es
de las más espigadas, ni mucho menos, 1,70m. De armario tiene ella lo justo,
por no decir que muy poco, 67 Kg. Juega y conduce el equipo desde las zonas
centrales del campo. Ha de vérselas, por lo mismo, con tiparracas altas y
fornidas como torres amenazadoras que pondrían en fuga al mismo Jack el Destripador. Es ya asombroso el
que con tales medidas para nada Macarena
se intimide al enfrentar a esas ogras que por las malas y a toda costa pujan
por arrebatarle la pelota. A veces, sí, pareceríamos estar ante un cuento de
miedo.
No es sólo que no lo consigan la mayoría de las veces. Ocurre también
que no anda sobrado el combinado español de jugadoras altas que puedan en
carrera superar con el lanzamiento la defensa rival. Es entonces cuando Macarena Aguilar reclama para sí el
balón. Lo bota. Observa en un relámpago las gigantonas nórdicas que
absolutamente le cierran el paso. Cuenta hasta tres, toma impulso y como
poseída de un arrojo alimentado de una fe inquebrantable en ella misma, se
lanza contra esos farallones, rebota contra los mimos, se rehace, les dribla,
vuelve a encararles, se faja con ellas,
acaba por doblegar y derrumbar en parte esa muralla y con el último
conato de bravura que le resta, antes de rodar por los suelos, aún es capaz de
lanzar, engañar a la guardameta y conseguir el gol para España.
Incluso cuando no lo consigue y sale del topetazo magullada y
perjudicada para el juego, enciende los corazones solo el ver ya a Macarena Aguilar y la temeraria
intrepidez con que, cuando otra solución no se presenta, una y otra vez se
despeña, como una indómita apache, contra esa pared humana con forma de inexpugnables defensoras, a las que no
alcanza ella ni la barbilla. ¡Cuánto
valor en ti se agolpa, Macarena Aguilar!
Jugáis hoy, guerrilleras españolas, las semis, me parece. Ocurra lo que
ocurra habéis ganado ya la voluntad y el cariño de muchos de vuestros
connacionales. ¡Cuánta alegría y cosa buena en estas jornadas nos habéis
dado! ¡Brava Macarena!
Está claro que los JJOO para España son de las mujeres. Sobreviven en balonmano y waterpolo<, los hombrtes en baloncesto. Hoy la chicaas de balonmanotienen la semifinales frente a Montenegro. Nuestras chicas se merecen estar en la final, esperemos que la suerte les acompañe, el esfuerzo,la lucha y el tesón ya lo ponen ellas. Suerte chicas. Saludos
ResponderEliminarLas chicas de balonmano, junto con las campeonas de waterpolo, ha sido para mi lo mejor de los JJOO.
ResponderEliminarUna gran sorpresa, sí señor.
Han perdido la semifinal ante Montenegro, pero espero que, al menos, se lleven el bronce.
Se lo merecen.
Un saludo, José Antonio.
Muy bonito y cierto homenaje José Antonio. Besos
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