sábado, 7 de diciembre de 2013

Para no agobiar con flores a Madiba

      

    Ningún empacho sacude, ningún anillo que no lleva se le cae a este bloguero faccioso por reconocer que nos parece Nelson Mandela una extraordinaria personalidad política, acaso destinada a perdurar entre los elegidos de la Historia, ese cuento lleno de ruido y de furia que no significa nada al decir de Shakespeare.
    
   ¿Qué nos parece admirable en él?  Precisamente el que siendo férreo comunista de formación, como otras figuras que en diferentes bandos desmintieron más tarde sus radicales orígenes, para nada ejerció de comunista al acceder y mantenerse en el Poder. El que, después de haber permanecido 27 años preso en las cárceles del apartheid y tras ganar en elecciones el mando, cuando todos los ojos andaban en vilo tras su personal decisión, justamente se aplicara en amortiguar el ruido y la furia que podían de manera legítima albergarse en él, y ello en pro de la reconciliación general para su nación, salvaguardándola con su moderación de una posible violencia general interminable.  
     
   Nos parece que ilustra además la figura de Nelson Mandela, como también ayer decíamos a propósito del Papa Francisco, la emergencia, a veces decisiva, de lo imprevisto en la marcha de la Historia, la reivindicación para el análisis social de la trascendencia del factor individual en el proceso histórico, más allá precisamente de los mecánicos enfoques deterministas que todo lo reducen a un juego pre-determinado de abstractas super-infra-estructuras, es decir, la proclamación de la propia libertad de la Historia.
     
   Como quizás escribiera hoy Ana Pastor, con la muerte de Mandela se apaga el pacífico rugido de un viejo y real león africano. Perdura su preciosa estampa recortada contra el horizonte, contra la Historia, que el la quiso y la hizo menos furiosa. 


(ayer, Carlos B, el gran Hermano de Bardem, y cía, sacando pecho por el Twitter, denunciaban con acritud los pésames hipócritas sobre Mandela. Le quieren para ellos solitos: “negro, preso, comunista, terrorista, educador, libertador. Luchador DEP”.  Le escribí yo “pero si justo lo mejor de Mandela es que siendo comunista, en el Poder no ejerció de comunista, ¿no?”. No me contestó. Decirle entonces también a Carlos Bardem y cía que el mayor sistema de apartheid de la Historia ha sido el comunista. No sé, igual me condecora en el TW como “fachamonguer”, que me hace eso mogollón de ilu.) 



LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

7 comentarios:

  1. En todo este botafumeiro escuché ayer de pasada que Marruecos le estaba agradecido a Madiba, por haberle reconocido sus derechos de soberanía sobre el pueblo saharaui. Y también oí no sé qué relato de sociedad sobre la convulsa intrahistoria de su familia. Incluso lo sacaron haciendo como que bailaba. Aunque personalmente me gustaba más lo mal que bailaba F. Argenta. En la tele somoana emitieron de noche una peli tan abstracta como mala de una supuesta presidenta de EEUU de inconfundibles maneras obamáticas, suponemos que en curioso pero no previsto homenaje al óbito. Y Rajoy, en caricato tancredista, con ese riptus opaco que le vale para un roto y un descosío.

    Saludos blogueros.

    ResponderEliminar
  2. Don José Antonio, "está usted en bocas" en los bares del pueblo de al lado.

    Lindo Gatito dijo:
    Sábado, 7 diciembre 2013 en 11:10 am
    Amigo joseantoniodelpozo (10:46 am), su artículo me ha gustado ein ei, que lo sepa.

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Juante. Gracias, Napo, por mantenerme informado

    ResponderEliminar
  4. Digo yo que si Mandela pasó de entre otras cosas, de terrorista a hombre de PAXXXXX, a lo mejor, no sé ¿quién sabe? ¿Ayudó o colaboró a ese cambio los 27 años que estuvo encerrado entre aquellas paredes? Si aceptamos como buena la hipótesis, aceptamos lo muuuuu güeno que es para modelar maneras y pensamientos la celdas pequeñas, la alimentación e higiene escasa y el curro forzado.... sabe nadie.

    Digo lo que digo pensando en lo mucho que Zajoy ha perjudicado a violetas y etarras sacándolos a la calle a velocidad de amenaza de “COMO A PUNTA DE PISTOLA”.
    “”En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto COMO DEL RAYO...”


    ¡Vaya! Ayer, Francisco José Alcaraz, presidente de la AVT le dijo TRAIDOR a Rajoy en la manifa de Madrid.

    Zajoy traidor

    ResponderEliminar
  5. El Pais: El gran amigo americano de Mandela fue Fidel Castro.

    http://internacional.elpais.com/internacional/2013/12/06/actualidad/1386296937_849641.html

    Un magnífico artículo de una cubana digna sobre Mandela y algunos comentarios en el mismo:

    http://www.guitafora.com/2013/12/las-incoherencias-de-ciertas-grandezas.html

    Un saludo cubanísimo,
    Simón José.

    ResponderEliminar
  6. http://www.guitafora.com/2013/12/las-incoherencias-de-ciertas-grandezas.html
    ME PARACE INTERESANTE. Yo esoy con el tal Ondina.

    viernes, 6 de diciembre de 2013
    Las incoherencias de ciertas grandezas.
    Por Ondina León ©

    Los medios de difusión están de plácemes: ha muerto un hombre grande. Con la necrofilia que los caracteriza y la superficialidad endémica que los corroe, estos medios se aprestan a canonizar a Nelson Mandela en un aquelarre que tiene de fiesta, rumba y guaguancó, y lanzan titulares tremendistas y excluyentes, como uno que reza “Miami deja atrás la controversia con Mandela para celebrar su legado”. Sin embargo, creo que el momento se presta para reflexionar y debatir, aunque, claro, con el cáncer galopante de la corrección política, nadie se atreve, en estos momentos de luto y de lata, a mencionar, ni por accidente, alguna mancha en este “Sol de Sudáfrica”, en el ya llamado “Padre de la Patria”. 
    Siempre he tenido una relación de amor-odio con Mandela. Si bien he admirado y respetado su acción y su heroísmo contra un régimen tan injusto y oprobioso como el apartheid, también he detestado su amistad y su alianza con dictadores terroristas —perdón por la redundancia, porque todo dictador, de derecha, de izquierda o centro, es un terrorista— y su absoluto desprecio y silencio por causas tan válidas como la resistencia y lucha de ciertos pueblos, como el cubano, contra las dictaduras que los oprimen, los expolian y los masacran. Porque, eso sí, Mandela siempre fue fiel a sus “amigos” que apoyaron su lucha con armas, asesores, financiamiento, campañas mediáticas y alianzas políticas. No sólo los admiró y los respetó, sino que también, ya en el poder, los condecoró sin escrúpulos, tanto a Yasser Arafat, como a Muamar El-Kadafi y a Fidel Castro, entre otros “líderes”, que no estadistas.
    Hasta donde sé, Mandela nunca alzó su voz contra la dictadura de los Castro, a los que siempre abrazó como a sus hijos, mientras estos imponía el peor apartheid de América Latina, ese en que los cubanos era (y son) discriminados y segregados y no podían ni entrar libremente a un hotel, en su propio país, por razones de origen nacional y porque eran los descastados sin dólares, el vil metal del “enemigo”. Mandela pedía en foros internacionales el levantamiento del embargo estadounidense contra “Cuba”, pero jamás pidió el fin del embargo que tiene, desde hace 55 años, la mafia castrista contra los derechos básicos, humanos y civiles, de los cubanos, de todos, sin distinción de raza. 
    Mientras Mandela se convertía en un símbolo mundial en su lucha por los derechos de los negros en su país, el imperialismo castrista los masacraba en sus campañas africanas —Angola, Etiopía, Mozambique, etc.—, porque enviaba mayoritariamente a los negros cubanos como carne de cañón, bajo el lema del “internacionalismo proletario”. Mientras, los generales castristas, como el fusilado Ochoa, financiaban sus operaciones “libertadoras” traficando con diamantes, drogas, maderas preciosas y hasta petróleo, amén del “rubloducto” que el imperio soviético sostenía abierto para la isla caribeña, en el abrumador marco de la Guerra Fría. ¿Cuántos muertos, heridos y traumatizados le costó a Cuba la aventura legionaria castrista? Creo que Mandela nunca se hizo esta pregunta. 
    El líder sudafricano es el típico ejemplo del político o guía, carismático y heroico, que justifica los medios por tal de alcanzar sus objetivos, por eso se vuelve tan vulnerable a la hora de ser juzgado por la historia. Las incoherencias de su grandeza dejan una estela patética de falta de ética y de respeto por los derechos humanos, más allá de la cuestión étnica. Porque la libertad y la dignidad humana se la merece tanto un negro sudafricano como un negro o un blanco cubano, un árabe libio o un blanco de Zimbabue, el reino del sangriento dictador Robert Mugabe, amigo entrañable (¡qué sorpresa!) de los emperadores Castro I y Castro II. 

    Sigue....

    ResponderEliminar
  7. de arriba

    Si bien el mundo tiene sus razones para llorar la muerte de Mandela, creo que sobran sinrazones también para lamentar su falta de autoridad moral, su falta de escrúpulos y su afinidad con la peor crápula mundial. Podrán canonizarlo ahora, pero jamás me hincaré de rodillas ante su altar.

    ResponderEliminar