Viernes noche. Rutinaria mascarada de
danzantes levemente venecianos en el
Antro, asaeteados por ráfagas de luces estridentes. En su ángulo oscuro el
bloguero de la nada, en su ser natural,
diluyendo en el demorado gin-tonic las torvas asechanzas de la existencia,
paladeando también el fiero cuadro que tiene al fondo, todas esas furiosas fauves
agitándose. Entonces, sin que pueda él anticiparlo, alguien sin querer
lo pisa. Ah, es una mujer, puede
a bote pronto discernir. Ahhhhh, exagera él ahora con
circenses aspavientos el dolor, sólo para que se sienta ella obligada a
detenerse. Es bajita, morena, viste camisola blanca y posee unos ojos negros
mesopotámicos y vivísimos. Perdona, le dice, y por un instante,
como gesto de reparación, le pone sobre la mano los finos dedos. Desarma de
golpe los aspavientos el bloguero de la nada: No es nada, era sólo para que repararas en mí… Arquea ella las
cejas, suspicaz y extrañada a la vez. …El
que tú me pisaras… qué crees tú que es, ¿azar o necesidad? La morena bajita
abre un poco más si cabe los ojos ante el bloguero de la nada, como paralizada
por la filosófica interrogante. Esboza una sonrisa. He aquí que el bloguero se
lanza ya a hablarle del mundo y de la vida, de los fundamentales elementos que
los componen y molturan, de los componentes esenciales que mezclados en
distinta proporción conforman la existencia y dilucidan la suerte y el hado de
las cosas y de las personas, que ya lo pensaron esto antes muchos hombres
sabios, esos hombres y sus nombres, sí. A la chica, que se apuntala la barbilla
con el índice, el brazo doblado contra el otro cruzado en la cintura, entre
suspendida y pasmada, parecen a punto de desencuadernársele los ojos del rostro
ante el bloguero súbitamente charlatán. Dios
mío, qué ojazos, son clavados a los de X del Twitter, dios mío, y qué guapa es
la condenada, se dice mientras perora el bloguero venido arriba. Aún le
resta impulso vital para esparcir, sólo para la morena bajita de los negros
ojos más y más ascendentes, el itinerario del pensar humano en su esfuerzo
original por desentrañar desde la Razón las sustancias primigenias que
constituyen el universo, que hacen, en fin, que sin querer unos les pisemos a
otros y hayamos por ello de detenernos siquiera un instante. Se queda la mujer
absorta, no sólo con los ojos prestos a disparársele de las órbitas, pues incluso
los rojos labios de la boca se le entornan ante el bloguero dicharachero. Hasta
que al fin suspira y, cruzada de seriedad, como si desde el fondo del pozo de
sus mismos ojos hondos le hablara, va y le dice: Mira,
hombre, si quieres ligar en una discoteca, lo último que te recomiendo es un
rollazo de veinte minutos sobre los presocráticos esos. Y sin más se las pira… Entonces
sí que de verdad sabe el gin tonic dulce dulce. Y las fauves, al fondo, tan
rugientes.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Don José Antonio, usted no desfallezca.
ResponderEliminarAparte de eso, espero que siga el blog.Leerlo es un placer.
Un saludo.
muchas gracias, señor Canino, por sus ánimos, pídame cuando usted pueda mi libro y el blog navegará viento en popa. Un abrazo
ResponderEliminarNo hay lugar para los presocráticos en el Antro, tan solo encontrarás una schopenhaueriana "Voluntad de Follar" ...ciega, inconsciente ,siempre insatisfecha .Yo creo que la sacerdotisa morena de los ojos mesopotámicos te lo ha dejado bien claro.
ResponderEliminarUn abrazo.
ResponderEliminarYa lo sabes, vate, menos labia y salta a la pista, suda la camiseta. tal vez la morena bajita se fije en ti y puedas, a la única luz de las estrellas, contarlas todas en su presencia y con suerte bajarle una antes de ella te pida que la lleves a casa que le duele la cabeza a causa de la ginebra de garrafa..