jueves, 19 de junio de 2014

Alguna idea para Felipe VI

     

   Verá, Majestad, podría Usted… podría traer por las orejas a su cuñado Urdangarín –entiéndame, hablo en términos simbólicos pero inequívocos, aunque de verlo realmente así, Urdanga de rodillas y trasorejado ante todos,  la propaganda por el hecho de que hablaban los anarquistas sería incontestable- y que devolviera hasta el último penique de lo afanado, más los intereses correspondientes, claro.
     
   Podría también Usted, Majestad, atender, con propósito y acciones nítidas y tajantes, la acuciante necesidad de ejemplarizar la imagen y el concepto popular de la Familia Real, tan empañada de errores y corrupciones en los últimos tiempos, por más que no liquiden el balance globalmente muy positivo de la etapa juancarlista, acaso entre los mejores años, entre los más prósperos y civilizados de la Historia de España.
      
   Debería asimismo Usted, Majestad, ante las difíciles situaciones económicas por las que atraviesan miles y miles de familias españolas, adoptar ejemplares y drásticas medidas de austeridad en el seno de la Casa Real que todos pudiéramos fidedignamente observar: reducir personal, reducir gasto, reducir presupuesto. La sociedad española necesita, Señor, como agua de mayo ejemplaridad y limpieza.  
       
   Podría asimismo, Señor, también en público tirar de las orejas a los principales partidos políticos del sistema constitucional en orden a hacerles ver la imperativa obligación de afrontar y sancionar, y con claridad separar de entre sus filas, a los responsables de los notorios casos de corrupción que a los mismos asolan. Podría Felipe VI convertirse en simbólica vanguardia ante la sociedad de la obligada lucha contra la corrupción.

      
   Y podría y debería, Señor, por último pero no menos importante, afirmar su indudable determinación a constituirse en garante esencial de la unidad de la nación española, ese Bien de orden moral y pragmático a la vez, tan gravísimamente amenazado ahora. Conseguiría con todo esto sin duda hacer útil la Corona a los ojos de la mayoría, que es lo esencial, y así esa mayoría la defendería. No dude en ningún momento que será el curso, en un sentido o en otro, de su actuación y de sus hechos, más que los principios abstractos, la que condicione la mayor o menos adhesión general a su persona.    




LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

2 comentarios:

  1. Hola José Antonio,

    Soy Felipe VI. Muchas cosas me pides. Vosotros los votantes, reunidos todos como "pueblo soberano" habeis llevado al precipicio la unidad y el orden moral traidos por el que muchos, con animo de denostarlo, llaman dictador.
    Conociais lo que Zapatero dio de si en su primera legislatura, y aún así le votasteis para una segunda. Sí, aquel pacifista que destapó todos las cajas de los conflictos ilegítimos, pero que negoció con los enemigos de la nación.

    Tu sabes, estimado José Antonio, que yo sólo reino y que no gobierno... y además, con la corona, he heredado una gran desafección hacia la monarquía, no ya de los de siempre, sino de otros que vieron cómo desde la más alta magistratura no se honró el puesto.

    Así que mucho me pides... en tu derecho estás... pero no te puedo prometer mucho... mi padre me ha dejado la cosa que arde... Los enanos y la mala hierba han crecido demasiado y si hablamos de instituciones, unidad nacional, economía y por qué no decirlo, moral, puede ser que nuestro alarido de profundo dolor llegue hasta pernambuco.

    Recibe un cordial saludo de S.M. Felipe VI. (misael)

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  2. Buen comentario "Felipe" , el pueblo siempre busca un salvador.

    Si el nuevo rey tienga buenas intenciones, me basta, como los demas cidadanos.

    Si el ex rey, era un poco mas severo , seguramente Urdanga se lo pensaba dos veces antes de meter la mano en la hucha.

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