Anoche volví a ver Los Puentes de
Madison... Qué recital interpretativo de Meryll
Streep, cómo expresa, cómo mira, cómo escucha, cómo vibra, cómo brinca,
cómo zozobra, cómo se agita, cómo ríe, cómo se entristece, cómo se ilusiona,
cómo se troncha, riéndose o doliéndose, cómo utiliza las manos, los brazos, los
ojos, la mirada, el cuerpo entero, qué portento maravilloso de actriz, cómo
sufre, cómo goza, cómo se enamora, cómo enamora al imperturbable Eastwood, cómo nos enamora, qué caudal
de interpretación a través de ella se desborda, que acabas tú también llorando
de verla expresar e interpretar tan bien y con tanta belleza. En el video lo
paras, puedes ver siete veces cómo compone una escena, sus gestos mínimos, su
sinfonía corporal, su angustia, su dolor, su amor. Una gozada. Sí, he de escribir algo más largo sobre
esta hermosa película.
¡Pero claro!¡Es que las buenas películas, las
mejores, hay que volver a verlas a menudo, tenerlas bien vivas en la cabeza,
que sean ellas las que la ocupen, que estén presentes ahí antes y mucho más que
las cien mil telebasuras que a diario, estropeándonosla, nos colonizan la
imaginación, y que además, siempre a las
mejores pelis les vemos y nos dicen cosas nuevas, y nos hacen disfrutar de lo
lindo elevándonos con su grandeza, y no degradándonos con infames bajezas.
Es una pena que autores que merecen la pena,
escriben bien, y tienen cosas que decir no entren en el circuito de las
editoriales, en un país en el que hasta el concejal de festejos del pueblo más
recóndito de la meseta consigue que le publiquen y distribuyan un libro. No sé
si me explico. Pero las cosas están así, y sospecho que manuscritos de calidad
que muchos querríamos leer están durmiendo en los cajones o los discos duros de
sus anónimos autores.
Por eso me llamó la atención la propuesta de José Antonio del Pozo,
y decidí comprarle un ejemplar y leerlo con fruición. La verdad es que he
disfrutado mucho. Una redacción clara, sin ínfulas, pese al título, que
desgrana historias en las que muchos nos veremos identificados. A mí me gustaron
especialmente varias historias. La primera, titulada “Triste de mí” en
la que el protagonista, presa de un ataque de celos y despecho, ingiere litros
de agua del grifo en Egipto con el consiguiente resultado intestinal. Fueron
mis primeras carcajadas, y me dieron a entender que el libro que tenía entre
las manos merecía la pena. O la aventura en “Mari Gloria peluquería
Unisex”, que, como reza el autor “Ya empezamos mal”. O la locura
adolescente de la “Chica Rubia de Celeste Diadema”, que como
siempre prefiere al deportista malote antes que al insignificante empollón.
Historias de sexo escondido, con la tía política insatisfecha, con la china que
pide dinero en el metro mientras interpreta música, con la gordita que resulta
ser deficiente y te cuesta una soberana paliza, o con la vecina de dulce olor,
con la camarera... La graciosísima historia de Justus, que
se embarca en una cruzada evangelizadora por puro deseo. Al final se queda con
la chica y aparcan ambos la fe. En fin, historias con las que sentirse
identificado, en un Madrid de todos, con paisajes variables pero no cambiantes,
y que se van graduando con maestría: cada vez un poco menos hilarantes, cada
vez un poco más oscuras, cada vez más reflexivas. Pero sin perder el sentido
del humor, del pobre triunfador del karaoke que se ve perseguido por dos
polacos calle abajo hasta terminar desplumado, literalmente, y con el culo al
aire en una mañana gélida.
Es un libro que hay que leer. Si tienes cuarenta, si los has tenido, y si
pretendes tenerlos. Vas a disfrutar mucho con las historias porque debajo del
surrealismo subyacen realidades con las que te vas a sentir muy identificado.
Altamente recomendable, no debes dejar de leer “Las Historias de un
bobo con ínfulas”, que no son más que las vivencias ocurridas o no de
un tío muy inteligente. Ponte en contacto con él en su correo, josemp1961@yahoo.es.
O en su cuenta de twitter, @joseantoniodelp. Esperemos que haya más
entregas, y que las veamos en las librerías.
Preciosa película, de esas que volvería a ver una y otra vez sin cansarme.
ResponderEliminarUn abrazo José Antonio
Gracias, Magda, fuerte otro para ti
ResponderEliminarY no se olviden de la excelente banda sonora que la acompaña, de Johnny Hartman & John Coltrane, hasta la mismísima Maria Callas. Gloria bendita.
ResponderEliminarSaludos
-ciertamente, José Florentino, ciertamente gloria bendita. Muchas gracias. Saludos
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