Con lo hermosa que es en sí la lluvia
mansa sobre todo, que por un instante nos hace olvidar la reclusión a que nos
obliga la peste, el que en susurro del cielo caiga el regalo del agua dulce
sobre la tierra y los campos, sobre los rostros y las cosas, que a su caída todo
lo reviste y verdea con su caricia líquida, que a todo lo infunde nueva y
sosegada vida, que nos lleva de su mano a la infancia despreocupada, cuando
queríamos sólo mojarnos la cara y pisar los charcos, a la adolescencia perdida,
cuando sólo queríamos besarnos tú y yo bajo la lluvia, snifff, el gozoso contemplar
tras la ventana la preciosa estampa de su sereno descendimiento sobre todo… y
lo desazonados que no podemos evitar sentirnos ahora, con la vida de todos
patas arriba ante la que está cayendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario