¿Cómo pueden tener los políticos
gubernamentales el santo valor, entre miles de muertos, decenas de miles de
enfermos y cientos de miles de vidas truncadas por causa del virus cochino, de
repetir y repetir y repetir que “ nadie se va a quedar atrás”? ¿Es que
desconocen el más elemental pudor? ¿Es que si les pinchas no sangran? ¿Es que
ser Político sobre todo consiste en atreverte a decir en público que lo blanco
es negro, en sin parpadear sostener falsedad tras falsedad en tu propio
beneficio, en ser capaz de afirmar de forma campanuda lo que sabes de sobra que
es mentira, en insistir e insistir en la trola que a cualquier persona normal
haría enrojecer de vergüenza? ¡También son ellos una peste, también ellos son
una pesadilla! No digo con esto que sean todos iguales: los hay pésimos y
regulares. Sueño yo, que soy Licenciado en Ciencias Políticas, con Políticos
que se atrevan a decir la verdad, las verdades, a los ciudadanos, que al menos
les traten como a adultos. Claro que, me temo, esos con los que sueño, no
sacarían votos ni para pipas.
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