Algo diabólico contiene también en sí la política, lo digo yo que soy
licenciado en esas… ¿Ciencias?, que su propio veneno impide reconocer las
cualidades y méritos del que no piensa como nosotros, del que no se alinea en
nuestro bando, pues a la mínima nos nubla y ofusca, nos segrega, escinde y
encuadra en bandos irreconciliables, y algo de especialmente satánico tienen
las propuestas políticas más radicales y fanáticas, esas que sin cesar hurgan
entre las emociones más rastreras y primarias, que de forma sumaria sentencian
a los demás como amigos o enemigos sólo,
que deshumanizan a estos últimos, que desprecian la inteligencia en pro de la bovina
unanimidad, que enseñan sobre todo a odiar y nada más que a odiar, que impiden
la convivencia, pues esta sólo es posible con mutuas concesiones, que por
fuerza generan, como un necesario espejo invertido, su contrario y extremo
oponente -que en el fondo tanto se les parece-, que implacables inoculan y
propagan su letal y trágico mal, pues, al ser imposible razonar con un
fanático, sólo otro fanático puede enfrentarle, volviéndonos así a todos en la
tesitura, no siéndolo, como ellos fanáticos. Peste de política.
Quería yo decirle, a ver si a la tercera va la vencida, que estoy de acuerdo en que la política es peligrosa. Más que la política, los políticos, necios, pagados de sí mismos, faltones, poco preparados, soberbios, quasi inútiles.
ResponderEliminarY no me preocuparía sino por que va a más. Cada día son peores.
Venga, que en algo estamos de acuerdo.
Y en que el pádel, es la muñeca hinchable del tenis...
Gracias, César.
ResponderEliminarLos políticos extremistas... y no sólo ellos, a mi juicio. No se puede sólo echarles a ellos la culpa. creo.
El pádel es el tenis de vuelta ya de todo y con picardía, jejejejé.