Conocí su historia el otro día por Telemadrid, a través del buen informativo que dirige Víctor Arribas. Que me perdonen ellas, pero asistir al doliente desenvolverse de sus vidas era como contemplar el desliarse de terribles y hermosas muñecas rusas que dentro de sí llevaran otras aún más hermosas y terribles. Dime tú si no: Victoria es una enfermera ucraniana del Hospital de Leganés. Ha conseguido traerse a Madrid a seis miembros de su familia ucraniana. Tiene además consigo a su hija, discapacitada, a su madre, y a su suegra, que padece Parkinson. Son ahora diez personas conviviendo en una casa de 60 metros cuadrados y sus ingresos apenas alcanzan para mantenerlos. Cuenta con la ayuda y el aliento de sus compañeros. Su hermana Irina, que es popular actriz allí, tras dos semanas en España, renuncia a refugiarse más tiempo en Madrid. Se vuelve a la Ucrania invadida. Le deja a Victoria sus dos hijos a su cargo. Irina dice que será más útil a sus compatriotas allí. Victoria e Irina esperan reencontrarse pronto. Eso querrá decir que el Terror putiniano habrá concluido. Sólo fui capaz de anotar al vuelo las trágicas líneas de su historia para ponerlas aquí.