"...Es magistral la artística destreza con que Wenders plasma aquí en hermosa síntesis, esa inmejorable elegía por los mejores días. Y lo hace, anotémoslo, a través del uso de un, diríase, lenguaje menor, el propio de una pedestre filmación familiar, introducida ahora en el eje crucial del discurso cinematográfico para contra pronóstico, atiborrada de vibrante poesía visual –ese soberbio uso estilístico de los..., de las “torpes” yuxtaposiciones de... de la súbita rotura de... de la propia erosión material del...-, potenciar al máximo su reverberación emocional, es decir, toda una soberana lección de cómo, en deliberado despojamiento creador, con el recurso en principio más sencillo y tosco alcanzar a recrear lo más sublime e inspirado... También a través de la música lo consigue -he ahí el segundo mágico ingrediente-, una música diríamos que nada barroca pero dulcísimamente eficaz y despojada, esos acordes que trenzan y envuelven a las idílicas imágenes, recargándolas y sobredorándolas de una plenitud soñada y real a la vez. Entonces..." (pg 70 de mi libro AMOR Y DESEO EN EL CINE) #Oscars