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domingo, 23 de marzo de 2025

MI RÉPLICA A ELSA FERNÁNDEZ SANTOS SOBRE “ANORA”


 

Por supuesto que no me parece Anora ninguna apología de la prostitución. Sí que me parece que, desde un enfoque supuestamente realista, al escamotear sus aspectos más sórdidos, al fijarnos a su prota como una profesional poderosa, autoconsciente, encantada de conocerse, sin fisura emocional interna alguna y perfecta manejadora de una recua de clientes mansotes y más bien inocentones, muestra una imagen epidérmica, parcial, falsamente desenfadada y frívola de ese mundo, en el que el alcohol, las adicciones y la violencia -con los estragos anexos a los mismos- son moneda común. La propia EFS dice nada menos que “a Baker no le interesa el reverso más oscuro, feo y desagradable del asunto”. ¡Hombre! Pues vaya.

Dice EFS que Baker da a su personaje una identidad tan propia que resulta atractiva. Seguro que en otras obras de Baker así es, -y quizás por eso mismo EFS tiene que, en el elogio, recurrir tanto a rasgos y cualidades en otros títulos del autor que en esta casi no aparecen por lo que no los puede esgrimir, hasta el punto de sostener que Anora viene a ser la niña crecida de Florida Project- pero precisamente, a mi juicio, el principal agujero negro de Anora es que como personaje está poco elaborado, en el sentido de que pese a ser una película muy larga que describe una peripecia en principio sorprendente y peligrosa –y los datos reales sobre sucesos en ese mundo así lo muestran- apenas conocemos su historia, su familia, su pasado, sus gustos, su cotidianidad, sus móviles… excepto la fascinación brutal, acrítica y superficial en ella por el más extremo lujo consumista hipercapitalista. Ese déficit en la construcción del personaje –extensible al resto de personajes, que se repiten y se repiten sin mostrarnos claves humanas propias- es lo que nos impide conocerla y empatizar con ella. Justamente en Cuando cae el otoño, que EFS cita en auxilio de Anora, las protas se autointerrogan una y otra vez, afirmativa y dolorosamente al tiempo, sobre la crudeza y la dureza del dilema que les llevó a la prostitución, así como el angustioso peso individual y social que para siempre acarrea esa actividad. A años luz también de la complejidad compositiva y del artístico desgarro emocional que sobre la turbiedad  del mundo de la prostitución “Mona Lisa” de Neil Jordan, por ejemplo, aporta.   

No es coherente en Anora, creo, con el presupuesto narrativo inicial de chica listísima y empoderada, el que se pretenda que a los dos días la veamos perdidamente enamorada de un estúpido niñato salido de Resacón en las Vegas junto al que desparrama sin fin drogas, alcohol, dinero, apuestas, desprecio a los empleados a lo bestia y unos modos y lenguajes que dejan a los de los burdeles a la altura de catecismos… sin cuestionarse nada. Él le propone una boda legal… porque sí. Y ninguna reflexión, conversación o gesto humano de tribulación, de duda, de temblor, de vivencia interior de todo lo que eso -vida pasada y nueva y horrible vida- les supone. Les vemos copular y copular y volver a copular como peces en el catre, eso sí, pero gestos y palabras para el enamorarse, dialogar, delicadeza, ternura, rien du rien, excepto un par de besos sobre paisajes de estampita multicolor.  

No parece tampoco congruente con el presupuesto narrativo realista de unos Mafiosos rusos terribles –de los que sabemos poquísimo, salvo que manejan un Pastizal Incalculable, el mismo que le permite a su niño dilapidar Mansionaza y Miles y Miles de dólares en días, que enseguida se plantan con su avión prestos a solucionar el asunto- al mando de un Padre risueño, condescendiente, pasivo, presentado como un jubilado mediopensionista, con unos matones tan ridículos como penosos y repetitivos, a uno de los cuales porque sí Anora le rompe las napias, mientras el otro apenas consigue reducirla, a la vez que dejan escapar al tirillas, sin que sus Señores, siendo como son, ante el problemón creado ni les despidan ni les reprendan siquiera, olviden el carísimo anillo e incluso les dejen a los dos buenazos –que les han vituperado- la propina de la Mansionaza libre una noche más a su disposición para lo que se les antoje. Durante buena parte de la nocturna búsqueda del Figura por todos los antros, a mi modo de ver, el ritmo de la historia se empantana lo indecible, sin progresión dramática alguna. En fin, que sin mayor explicación la Malvada Suprema sea la Madre –mujer tenía que ser, que dirían las leticiasdoleras patrias-, que es además como la cristalización del futuro que para sí anhela Anora, tampoco parece muy dignificador, la verdad.

Acaba EFS con que Anora no es una perdedora, que va con la cabeza alta. Pero ese es sólo el principio, porque acaba ella literalmente con la cabeza baja y supuestamente destrozada y encerrada dentro de un coche junto a un dudoso Príncipe verdadero, el matón con corazón –personaje ya típico también, al que ella, sin apenas transiciones entre ellos, no deja de insultar como bujarrón- al que acaba de conocer, del que apenas sabemos tampoco gran cosa, que no solo no se disculpa por haberla maltratado, sino que toda la palabra amorosa que hacia ella tiene en ese clímax es… “¡Para!, Cuál es tu problema”, a la vez que la manosea los glúteos sin llegar a… No ponen en común nada entre ellos entonces, diríase. No se entiende una súbita revelación existencial o una toma de conciencia fulminante en ella, porque previamente no la hemos visto siquiera dudar, esto es, porque el director no ha sabido humanizarla, porque, para que fuera creíble, debería ese amargo despertar ser paulatino y gradual. Nada más dice, nada más hace ella ya. ¿Y su gran amiga, la del burdel, la que se lleva al Fiestorro, a la que sí parece conocer y estar unida, junto a la que en otras pelis de Baker sí hubiera acudido a abrazarse y a compartir tras el dramón? Olvidada.

En fin, a mi modo de ver, esos vacíos narrativos, esas incongruencias e inverosimilitudes compositivas, esa ausencia de identidad como personaje de Anora se hace extensiva a la falta de consistencia de la propia peli que, con unas líneas de diálogos penosas, transita caprichosamente y sin son los géneros, desde una suerte de video promocional de porno-light inicial a romántico folletón luego, grotesca comedia caótica sin gracia luego, comedia de resacón después, comedia nocturna gamberra, drama de ajuste de cuentas paterno, súbito drama existencial por fin. En efecto, Anora, tras tanta movida promovida, es que no levanta cabeza. ¿La Mejor Película, el Mejor Guión del 2025? Diríase que los hollywoodienses académicos se han casado con Sam Baker en Las Vegas, yes very well.

Si te gusta en general cómo escribo, entonces vas a disfrutar de lo lindo con estos libros míos, te lo aseguro. LEER, LEER, LEER ES UN GRAN PLACER. SOY ESCRITOR. Por 10 e envío incluido, DOS LIBROS, uno físico, EL ALGORITMO DE LOS BESOS TRUNCADOS (si ya lo tienes, puedes REGALAR otro ejemplar, va) 152 pgs de amores y humores, sentimientos e ironía, desengaños e ilusiones) y OTRO digital, (que te lo envío por internet y lo puedes leer en el móvil, en la tablet o en el ordenador, e imprimirlo tú luego, si quieres tenerlo también en papel), el que elijas TÚ entre todas mis otras OBRAS:
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-Ensayos sobre la Cultura: “AMOR Y DESEO EN EL CINE” (174 pgs), “EL HOMO GAÑANIS (La regresión cultural) 350 pgs.
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