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martes, 31 de julio de 2012

¿Tina Turner o Beyoncé en el Antro?


     
    Pasó delante de mí una mujer negra de muy exuberantes formas, que parecía llevar una luna menguante tumbada sobre la boca. Vestía un ceñido modelito en tonos atigrados. ¿Tina Turner reloaded, acaso Beyoncé? Pasó. Como Leire, como tú, como yo. Pasó. Vi de lejos entonces, acercándose hacia mí,  a un conocido. Chocamos las palas como pivots de la NBA.
   Venía con otro tío, por las trazas cincuentón y renacuajo como yo. Sólo que, donde yo llevaba una convencional camisa azul a rayas, el colega se lucía con una camiseta de lisérgicos colorines sobre el serranote tronco abombada. Como si le acabaran de estampar sobre el pecho y a manguerazos no menos de quince kilos de pintura de unos colores vivísimos y como vomitados unos contra otros.  Desde luego, pensé, este tío las deslumbra. Me lo presentó el conocido y, no me digas cómo lector, pero  con ceremonial de auténticos negratas del Bronx ahora, de cuando el Bronx era el Bronx, puños con puños, pulgares con pulgares enganchados, dientes relucientes enfrentados, allí mismo aquel fulano y yo nos saludamos. Joder, ni que fuéramos a traficar material con otra banda.
     
   El conocido pronto se esfumó, y quedamos el cincuentón de la camiseta rabiosa y yo, mano a mano allí. Empezamos a voces, pese a estar al lado el uno del otro, a chamullar. Ponían cosas de Shakira, de JiLo, la Danza Kuduro esa de los eggs, y por ahí. O le caí bien o es que aquel hombre sentíase entre aquel gentío también muy solo. Con ademán señorial, más allá de su camiseta espantosa, me pasó la mano por el hombro mientras me impartía las claves para sobrevivir en el Antro, aunque a duras penas podía oírle yo. Qué quieres, debíamos de lejos parecer los modernos Stevens y su Lord Darlington en Lo que queda del día.
    Por dármelas de listo, colocando los brazos y el cuello serviciales, como a Anthony Hopkins le había visto yo hacer, le hablé yo de la increíble mujer negra, que ahora bailaba desmelenada hacia el centro de la pista. La enfocó de lejos con la visual… y nada, que abriéndose paso entre la cohorte de bailongos adoradores que en círculos la rondaba, el galáctico cincuentón al lado de aquella Reina de Saba que se plantó. Tuvo ya su mérito el alcanzar aquella cercanía, pues hubo de deslizarse entre y ganarle el sitio a muy modélicos guaperas. Para mí que los cegaba por un segundo con los destellos chisporroteantes de su camiseta y con destreza de alero por ahí que se les colaba.
     
    No habráse visto otra vez una pareja más disímil bailoteando tan próximos,  orientados el cuerpo de uno hacia el del otro. ¿Recuerdas a De la Vega cuando el sarao aquel de Maputo? Más o menos, así. A veces el cincuentón, que era un poco saltimbanqui, parecía de lejos sólo el camafeo resultón que la negraza imponente estuviera en su danza bamboleando, pero es lo cierto que ella lo miraba, abría mucho los ojos,  y se sonreía sin dejar de contonearse. Se cortaban allí las miradas de envidia con que los irresistibles guaperas atravesaban al cincuentón bailarín. Bravo, mi Señor, jaléabale yo en cambio mentalmente desde lejos. 
      Hasta que aquella exuberante mujer negra de improviso...


CONTINUARÁ, amable lector, mañana, que no deseo ya fatigarte más por hoy con esta mía danza. Gracias a Juan Carlos, a Anónimo, a Kayla, a Paloma, a Mónica, a BNBallesteros por entrar en el Antro, eso es, párrafo a párrafo conmigo, pot bloggear ayer a mi lado. GRACIAS.

  
 

lunes, 30 de julio de 2012

Retorno al Antro (Relato, o algo así)


   
     La otra noche, sólo por desentumecerme un poco de tanta ensoñación libresca y peliculera, resolví por un ratito volver al Antro. Orearme un poco con su inmundicia, tomarme un gin tonic, yo que sé. Como en tantas cosas, cuando llevas un tiempo sin frecuentar un sitio, no digamos si es éste un muladar, al pronto te resulta todo extrañísimo. A los cinco minutos sientes unas ganas irrefrenables de mandar a toda aquella fauna a tomar viento del fresco. 
   
    Qué decir entonces de aquellas mujeres, si me resultaban sin excepción extraterrestres pintureras todas. No sé si será por las modernas plataformas sobre las que muchas de ellas ahora se anclan, pero me pareció desde el principio que me miraban todas desde unas displicentes alturas pur muá de todo punto inaccesibles.
  
     Calma, calma, me susurró una voz por dentro, utiliza el Antro, ese  medio espurio, úsalo al servicio de tus turbios fines, maquiavélico bloggero globero. Tómale el pulso ahora a toda esta humanité. Además, que pusieron entonces a todo trapo lo del Pa… Pa… Panamericano, lo asocié de inmediato al sueño cumplido de Leire Pajín, y me dije, va, adelante con los faroles, algo saldrá de todo este horror. 
   
   Pasó entonces delante de mí una mujer negra de muy exuberantes  formas, que parecía llevar una luna menguante tumbada sobre la boca. Vestía un ceñido modelito en tonos atigrados. ¿Tina Turner reloaded, acaso Beyoncé?, pensé para mí. Entonces yo...                                               CONTINUARÁ ...


(mañana continuará, lector, que no quiero abusar más de tu tiempo, pues en el Internete los textos largos sufren menosprecio y ostracismo, y no quiero yo eso para mis pobres relatos, ya de sí tan rechazados. Gracias a PEAZO DECOCK, a El Hada de los cuentos, a La sonrisa de Hiperión, a Mónica, a Rosa Cáceres, a NVBallesteros, a Francisco de la Fuente, a Jaime, a MAMUMA, a essostre, a Fran de la Fuente, a Jorge y a Maribel por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS.)

   

domingo, 29 de julio de 2012

Paso de cebra, paso de abubilla


    


   Llegué hoy con el coche, lector, temprano en la mañana y medio adormecido aún, al cruce mío de las amapolas volanderas que ya tú sabes (ver post 18-6-2012). El semáforo en rojo. Esa primorosa desolación de la calle vacía en la mañana dominical ya del todo encendida. Como en simple acto reflejo, la sonámbula nostalgia de ese edén. Giré hacia allá la mirada con la tenue esperanza en ristre de que volvieran allí a acampar las amapolas, la cazoleta de su luz púrpura.
   Rien du rien, of course. ¿Qué quimera le demandas a las postrimerías del Julio aniquilador? Se apuntaba ya el mazo de otro día de fuego. Empezó entonces a pitar el distintivo intermitente que avisa a los peatones.  Y en ese momento, para mi incredulidad más plena, pude verlo. Al límite mismo del bordillo, posado sobre él, un pequeño pájaro silvestre, con frenético oscilar de cabeza, avizoraba nervioso los dos sentidos de la calle. Como si temiera que de cualquier lado pudiera aparecer un trolebús que lo espachurrara al cruzar la vía. Me quedé hechizado, claro, ante su imagen.
    
    No sé de pájaros, así es que no podía ponerle entonces su nombre más adecuado: si era un pinzón, un pardillo (como yo), un verderón… ni flores. Si pude fijarme en que, a pesar de su reducido tamaño, no carecía ese pájaro sobre el bordillo posado de una digna esbeltez. Tenía, en relación con el cuerpo, las patas largas y estiradas como una vicetiple, y el pico prominente como un puñal. Un color naranja parecía además investirle como una Mata Hari aviada para una gala, y sobre todo, el penacho de vivas motas negras y anaranjadas, a juego con el vestido, que definitivamente confería a aquel ave unos aires de grandeza.
   Entonces, lector, como si adrede buscara esa abubilla (la wiki más tarde me sopló su nombre) que por completo yo absorto me quedara, a pesar de que el luminoso de los peatones había virado ya a rojo y estaba perpetrando ese ave una clamorosa ilegalidad, de un salto se apeó de la acera a la vía, y con pasitos pizpiretos y todo el rato mirándome, fue, delante de mi coche, como una miss sobre la pasarela, atravesando ella el paso de cebra, que era entonces paso de abubilla.
   
    Tenía mi coche preferencia de paso, claro, pero cómo atropellar entonces tanta gracia. Llegó al fin la abubilla al otro lado, y de otro aéreo salto ganó ese bordillo sin por un instante perderme el ojo. Aplaudí el desfile de la abubilla e incliné la cabeza ante ella. Elevó entonces ella el vuelo y voló por un instante en círculos olímpicos sobre mi coche, como si batiera sus alas en mi honor. Alguien pitó tras de mí y tuvimos la abubilla y yo que ahí mismo despedirnos rápido.
   Y antes de que la minucia se me olvide, vengo corriendo yo a contarlo al blog, a contártelo, lector, a ver si así de alguna forma a todos un poco nos alcanza esa gracia, ese vuelo.    


Post/post: gracias a Anónimo, a Lobo Solitario, a Mari Paz Burgos, a Mónica por concertar a mi lado, por bloggear conmigo ayer. GRACIAS 
             

sábado, 28 de julio de 2012

El Conciertazo de la Izquierda, también


        
   Pero el continuo chantaje de los nacionalistas, especialmente como vemos ahora, cuando olfatean los momentos más delicados de nuestra nación, como el alarde del Conciertazo de Mas, -porque pedir el rescate y seccionar a continuación la mano que te ayuda es todo un alarde de flamenconería- es sólo posible por la tácita complicidad que encuentran entre la mayoría de las fuerzas que se tienen por progresistas.
   
    Resulta extraordinario el contraste entre la virulenta animadversión y la consiguiente movilización rabiosa que casi cualquier iniciativa de la Derecha española  levanta entre las huestes izquierdistas –tanto entre sus capitanes, como entre sus chusqueros y sus rasos, perritos de Pavlov todos ellos- frente al estruendoso silencio, cuando no al implícito apoyo prestado a las desintegradoras iniciativas nacionalistas.
   Que las regiones más privilegiadas y con más recursos de nuestra nación pujen por desentenderse del resto con la nula resistencia, qué digo, con el espaldarazo de cuantos se tienen por ardorosos defensores de la Igualdad y de la Solidaridad del género humano universal debiera bastar para de cuajo negarles a estos, tan pagados de sí, la altruista leyenda que de continuo se autoadjudican.
    
   La dimisión moral de la Izquierda política, sindical, intelectual y social de los presupuestos ideológicos que juran a diario mantenerles en pie ante la secesión de los territorios en los que la riqueza más se acumula, la interiorización de esas cosmovisiones elitistas, cuando no racistas, deberían mucho avergonzarles la conciencia, de no tenerla ya esta inmejorable e inmaculada, y hasta a prueba de bombas.   


Post/post: gracias a Mónica, a Herep, a MAMUMA, por sus muy brillantes reflexiones y aportaciones de ayer al Masconciertazo, por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS.
      

viernes, 27 de julio de 2012

El Conciertazo de Artur Mas


     
    Debió ser Rajoy quien ahora, con grandes protestas de alarma en los ojos desorbitados, preguntase si en la sala entre los presentes hallábase un notario. Es que Mas empezó a fibrilar. Su Govern, que no encuentra financiación para la Ruina que comanda (y que en parte heredó del más progresista gobierno que jamás vieran los cielos catalaúnicos) en ningún lugar del mundo ni de la Vía Láctea, se vió obligado a pedir la ayuda económica del aborrecido Gobierno español. Ya lo creo que lo era, la ocasión memorable, para que un notario levantara bien alta esa acta. Un Velázquez que pintara ese cuadro. Un Galdós que escribiera ese Episodio.
    
    El caso es que algunas sales mágicas debieron a Mas proporcionarle,  pues ¡al mismo día siguiente! hizo aprobar en el Parlament la rastrera estocada a la nación española que es su particular Concierto del Privilegio.   Que en la dramática situación financiera en que se halla la Hacienda española, en esta otra Ruina, en vilo y en el filo de la navaja de los mercados internacionales que en la garganta casi nos empujan ya a todos al precipicio, nada más terminar de pedirnos a todos auxilio, salga  Mas con la exigencia de su privativo Concierto, que tantas sombras cara al exterior y cara al interior arroja sobre la viabilidad económica de nuestra economía es propio sólo de un irresponsable demente.
   
    Hace falta poseer la escala de un egoísmo aún no conocido para en tan crítico momento producirse así. Búsqueseme si no un ejemplo similar en cualquier otro tiempo y lugar de un delirio comparable, cuando además no se ha recatado nunca Mas en declarar que votaría, de poder hacerlo, por la independencia de Cataluña, es decir, por la desmembración de España.
       Entre los más renombrados articulistas apenas ha levantado espuma el suicida y alevoso Conciertazo de Mas en estos decisivos momentos que vivimos, lector, esos en los que se mide la verdadera valía de un gobernante. Puede que algún historiador en el futuro repare en este crucial dislate de insolidaridad y ofuscación, en esa música tan espantosa y cacofónica que Artur Mas ahora ejecuta.  

Post/post: gracias a Juan Risueño, a MAMUMA, a Anónimo y a Mónica por almodovear a mi lado, por bloggear conmigo ayer, GRACIAS.