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miércoles, 17 de agosto de 2011

¡EHH, ¿HAY ALGUIEN AHÍ?!

     
      Recuerdo que, en medio de esos veranos dichosos de la infancia, ya le asaltaba también a uno de vez en cuando el tenebroso ogro  de la soledad. Tiende uno a la misantropía, como tantos otros basculan por instinto hacia el cachondeíto fino, y qué se le va a hacer. Me iba yo solo entonces a una dehesa apartada que había en mi pueblo, me internaba en aquella rara espesura de árboles y de sombra hasta llegar a un caserón abandonado, la casa de la Joaquina, el típico escenario de románticas y fantasmales habladurías. Nunca había nadie allí. Se encaramaba la trasera de aquel caserón sobre una quebrada natural del terreno en cuyo fondo rebrillaban las aguas de un río, que debió alguna vez  ser caudaloso, pero que entonces era ya sólo riachuelo.
     Me asomaba yo desde allí a todas aquellas feraces soledades, como un eremita niño, me abismaba un momento,  y sin saber bien por qué lo hacía, ahuecaba mis manos sobre la boca e interrumpía con mi grito un instante el parloteo incesante de las aves: ¡EHH, ¿HAY ALGUIEN AHÍÍÍ?!
     Nadie contestaba, claro, y reanudábase luego el habitual cotorreo piafante de los pájaros, incluso acelerado ahora, como si a sus estrofas de siempre acompañaran las notas de un nuevo trino, ¿habéis-visto-este-zagal-lo-tronao-que-está-lo-habéis-oído? Le daba yo entonces la espalda a todo aquel histérico canturreo.
     
      Pero un día, desde el alma de aquella hondonada una voz contestó a la mía. ¡ESPERA, CHAVAL, AGUANTA AHÍ! Me giré sobresaltado y, después de algunos instantes, entre los matojos que poblaban el fondo de aquel despeñadero, emergió la figura de un hombre barbado y sudoroso que llevaba un saco al hombro y que hacia mí venía, agitando con una oleada  su velludo brazo libre.
     No, no era el Hombre del Saco. Era vecino, según me explicó, de un pueblo cercano, Cabañas, que se había allegado por la dehesa para acortar el camino de vuelta a casa. Eso me dijo. Caminamos entonces un buen rato juntos, de vuelta yo ya también. Sin hablar apenas, qué frescor en esta dehesa, eh, cuál es tu pueblo, sólo eso, pero en compañía. ¿Me llevas un rato el saco? Me lo colocó sobre los hombros durante un breve trecho. Pesaba. Mientras, él liaba un cigarro de picadura y se lo fumaba, saboreándolo mucho. Yo miraba sus sandalias de cuero negro polvorientas. Al llegar a una encrucijada donde terminaba la dehesa nos separamos en direcciones distintas. Pero antes, aquel hombre rebuscó en su saco de tela marrón áspera y rezurcida y me dijo: toma chaval, por darme compañía. Gracias, le contesté, tal como mi abuela me aconsejaba responder siempre ante el regalo de un extraño.  
     
      Me costó unos instantes, caminando ya en solitario hacia el pueblo, obturado aún mi corto entendimiento por la simpleza ocurrida, comprender que lo que aquel hombre me había regalado era sólo… una sandía, una pequeña sandía. Me la acomodé, como un Hamlet infantil bajo el atroz agosto, sobre la palma de mi mano izquierda, y bajo la solana, la sandía, su rotunda esfericidad, como la cabeza de un negrito recién cortada, un poco me hechizó. Apenas podía apartar los ojos de ella. Le voilá, la sandía.
     Tuvimos que tirarla, claro, pues la mayoría de las sandías pequeñas salen insulsísimas, pero al menos aquella vez de mi grito ante el vacío, algo el mismo vacío me devolvió. ¿Era sólo cuestión de tiempo, era cuestión de insistir e insistir?
     Y ahora, a la vuelta de una torrentera ya desbordada de agostos inclementes, hoy como ayer, es como si cerrara yo una vez más el circulo de la mía misantropía, y siento que es la entera ciberesfera un poco como la casa de la Joaquina aquella, y asomarse en este agosto al balcón del blog es también asomarse, viejo y más Hamlet aún, a aquel hondo despeñadero, sólo que pobladas estas estelares vastedades de miles de rutilantes cuerpos celestes titilando al unísono sobre la universal bóveda del Internet, y cómo brillan en la Noche inmensa, por más que, ahuecando también las manos, sea idéntico mi grito al de entonces: ¡EHH, ¿HAY ALGUIEN AHÍÍÍ? 
    

70 comentarios:

ion-laos dijo...

Demasiado apego a la soledad, mírate bien esta carencia, no es nada bueno. Seguro que estás rodeado de mucha gente que te estima y tú mismo con tu empeño te ciegas.

Y tu abuela no te dijo que no se habla con extraños?

Un saludo.

Dafne Caligari dijo...

A mí me hubiera dado miedo hablar con un extraño-adulto; malas experiencias que tiene una.
Con un grito un poquito más fuerte, hubiera sido yo la que te contestara;
siempre me ha gustado perderme sola y desaparecer hasta que anochecía.
Yo también te observo desde este armario de palabras.
:P
Un beso ( o dos)

Winnie dijo...

Tienes el poder y el saber hacer de tu pluma...que escribe recuerdos y soledades...Pero no lo olvides..¡los hay que estamos ahí José Antonio!
YO ESTOY
Un beso

Cristina. dijo...

Sí,aquí estamos.Muchos más de los que piensas Jose Antonio,gente que te lee y que te escucha.
Que osado marchando por el campo con un desconocido,sin duda eran otros tiempos,

Trecce dijo...

Siempre hay alguien, aunque, a veces, ni siquiera nos conteste, pero lee y escucha.

Rita dijo...

Tu manera de entrelazar las palabras y recuerdos de infancia me emociona, y a veces también me lleva a recordar retales de la mía propia. Sigo tus textos con avidez, y en respuesta a la pregunta "¡Ehh, ¿hay alguien ahí?", te diré que sí, que mires a tu alrededor y conviertas en visible lo que , quizá, no ves.
Un beso

Meme dijo...

Y después de tu grito, los pájaros seguimos piando... :)

María dijo...

Tienes algo especial para relatar esos recuerdos de la infancia. Leyéndote parece como si fueras, de nuevo, paseando por el lugar, reviviendo la experiencia.

Me has arrancado una sonrisa con lo del hombre del saco ¿sabes?, en mi infancia también me lo recordaban mucho.

De la misantropía sólo diré que cada vez me gusta más, será porque necesito unos ratos o dias de soledad de los que no puedo disponer.

Besos

Julio Dìaz-Escamilla dijo...

¡Espera, hombre, aguanta allí!
Mira, vengo de Hablapalabra, un pueblo cercano y, para acortar camino, he leído lo de la casa de la Joaquina y te escuchaba gritar. Y bueno, pues, que te dejo estas palabras para que te acompañen un buen trecho del día, agradeciéndote ese compartir los recuerdos y a los que has bordado con una prosa y poética envidiables.
Un abrazo.

Laura. M dijo...

Siiii... "pa quí" andamos todavíaaaa hasta septiembre :((
Estamos recien llegados de Portugal, de una concentración de Vespas, solo he faltado tres días, entra y verás como lo hemos pasado:))

Antes eran otros tiempo te podías fiar más de la gente...Y eso que nos advertían que no hablaramos con desconocidos... Hoy no nos fiamos mi del vecino y eso que lo tenemos al lado.
Un beso.

Anónimo dijo...

Pues, sí, algunos estamos aquí y nos encanta leer tus relatos de infancia.

Esa soledad de la que gustas para muchísima gente es imposible de lograrla y para otros muchísimos es odiosa.
El adulto debe de buscar, con frecuencia, la soledad de la que hablas para cerciorarse en dónde está. No hay mejor GPS.

Anónimo dijo...

Yo estoy!
Un abrazo.

Elena dijo...

Pues sí, hay alguien aquí, ya de vuelta de mi agosto vacacional (siempre se acaba volviendo), ¿has vuelto alguna vez a la casa de la Joaquina para gritar "¡EHH, ¿HAY ALGUIEN AHÍÍÍ?!"

Un abrazo.

Rafa Hernández dijo...

José Antonio tus artículos son una sorpresa tras otra, y nunca dejas indiferente a nadie, por lo tanto siempre habrá gente que te escuche, lea y jamás te encontrarás sólo. Eres de los blogs que yo conozco el más visitado "por algo será", dicen que algo tiene el agua cuando la bendicen. Yo aunque a veces no te deje comentarios, porque decidí no hablar de política, me paso por aquí y te leo. Saludos.

Tatiana Aguilera dijo...

Ya escuché tu grito, ya somos dos los que compartimos el gusto por la soledad. Yo gustaba de escaparme al viejo almendro y jugar en sus ramas. De vez en cuando extraño esos días, era tan libre...y lo ignoraba.
Un abrazo.

Gladys dijo...

Un relato muy sugerente me parece que tu de pequeño has sido muy solitario y de ahí que siempre hablas de la soledad, un gran recuerdo creo que esos son tu gran compañía, buen vídeo no lo conocía linda música.
Un gran saludo que tengas un lindo día.

Marga® dijo...

Siempre está bueno escribir sobre recuerdos y soledades ... sin complejos. Me gustan tus escritos. Marga con amor.

candela dijo...

Jose Antonio, perfecto.

Gracias por devolvernos a aquellos veranos infantiles repletos de soledades y torrenteras.

De verdad, un gusto leerte.

Maribeluca dijo...

Que síiii, que ya vamos volviendo poco a poco cada mochuelo a nuestro olivo, ahora quedan los de la 2ª quincena y alguno que se marche en Septiembre...bonito historia.

Pluma Roja dijo...

Sí, aún hay alguien quien sabe por cuanto tiempo pero ahora SI HAY ALGUIEN AQUÍ.

SALUDOS CORDIALES.

HASTA PRONTO.

Ester Del Pozo dijo...

Muy interesanteee!!!

por cierto te apellidas igual q ioo!

:DD jajaja si tu apellido es verdadero! :DD

saludoos!

http://sonrisasdearcoiris.blogspot.com/

Abuela Ciber dijo...

Leyendote.

Gracias por la visita y comentario tan sensible.

Cariños

Anónimo dijo...

Es increíble como un solo gesto o una sola palabra sincera de afecto proveniente de algún conocido o desconocido nos hace tanto bien, logrando atenuar aquella soledad interna y hasta dejan huellas en nuestras mentes.

Linda historia amigo José Antonio.

Un gusto grande leerte, abrazos!

Diana

Marian dijo...

Buenas tardes,como siempre me ha encantado tu relato,parece que le has cogido el gusto al tema de la soledad.No te quejes mucho,cada día que me paso por tu blog veo muchos comentarios,estamos ahí aún en el mes de Agosto,no lo dudes nunca estamos solos del todo,siempre tenemos alguien ahí aunque no lo veamos.Un saludo y buena tarde de miércoles.

Jose Antonio dijo...

Hermosos recuerdos, te entiendo, hay veces que en las vacaciones necesitas algo de soledad, saborear el mundo nuevo en el que vives y sobre todo explorar casas abandonadas, eso es un vicio.
El título lo voy a tener que poner en mi blog, aparte de tí , pocos me visitan espero que por el verano
Un abrazo

Amelia Díaz Benlliure dijo...

Puede que en agosto solo quedemos los solitarios y los escritores...valga la redundancia...

Escribes impresionantemente bien, Jose Antonio.

Un beso.

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

Bellos relatos que nos ofreces,volver a otros tiempos y recoradar,un placer entrar en tu casa,un abrazo.J.R.

Juan Ojeda dijo...

Pues vengo de La Frutilla Paranoica, hasta allá se ha oído tu llamado,
y en buena hora, que narrativa magistral, sos un verdadero cuentista José (uno de los máximos adjetivos que le pueden colgar a un escritor),
Abrazos Blogueros,

Pd: parece que somos muchos, muchos, los que ESTAMOS por aquí.

Luján Fraix dijo...

NO HAY QUE HABLAR CON EXTRAÑOS ME DECIAN A MI CUANDO ERA CHICA...
EXCELENTE RELATO, RECUERDOS IMBORRABLES ME LLEVAN A MI INFANCIA TAMBIEN.

YO TENGO TRES BLOGS MÁS, EN UNO HABLO DE LA INFANCIA "NIÑA BELLA" Y EN EL OTRO RECUERDO MI VIDA EN FORMA DE DIARIO.
TE IMAGINARÁS...

BESITOS

EvaBSanZ dijo...

Muy buena entrada.

Saludos

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola José Antonio

Estamos aquí.

Qué relato tan bonito. Aquel hombre surgió casi de la nada y te regaló una sandía, eso sí pequeña, pero tuya por haberle hecho compañía.

Besotes.

Unknown dijo...

Maestro, es ese melancólico deje en sus relatos, el que, quizá, los hace tan entrañables...
Me ha encantado.

Un abrazo

* Inés * dijo...

Ojalá tuviera yo los recuerdos tan frescos y con tanto lujo de detalles.
Tiempos inocentes, curiosos ojos e imaginación infinita.
Tendré que ponerme a ello o acabarán olvidándoseme del todo y no es bueno vivir sólo en el presente, ¿cierto?.
La canción que has elegido la he escuchado alguna vez que otra, en la cantante que nos propones, con ese ruiseñor que revolotea por su garganta.
Me lleva a otra "Sola", de Soledad Giménez, creo recordar. No sé ahora si es la misma canción o distinta totalmente.
Me encanta como escribes, precioso paseo.
Saludos cordiales.

Asociación cultural Poetas de Bailén dijo...

Yo recuerdo que de pequeño todas las personas se saludaban al cruzarse en el campo -y con agrado-, y hoy al ver a alguien algo raro quién más quién menos sale corriendo -a lo mejor con razón-.
El cuento ha cambiado y mucho. La amistad, la confianza, ha quedado tres pueblos más atrás de nosotros.

Saludos

NVBallesteros dijo...

Tenemos el sismo tema será que bailamos con ella....

Besos

Ángeles Hernández dijo...

Por aquí andamos, ya ves, nos has convocado y , mas o menos solitarios, aparecemos en tropel y por llevarnos un ratito a los hombros el saco de los momentos insulsos, te regalamos la sandiita -los comentarios-A simple vista resulta muy mona y evocadora pero luego queda reducida a poca cosa: no mucho más que la miniesencia de un texto.

Por aquí seguiremos mientras podamos porque : SÍ, HAY ALGUIEN CADA VEZ MÁS.

Un abrazo. Á

Maripaz dijo...

Pues si, por aqui andamos...leyendo tus entrañables relatos de recuerdos de la infancia.
Tu prosa me hace vivir lo que escribes de una manera única.
Genial!!
Saludos

Lola dijo...

Hola, como han cambiado tanto los tiempos me da la impresión que no importamos a nadie, es fácil morir sola en casa sin que se enteren las vecinas, ya pocos saludan en el portal, ya cada uno vive sin saber nada de nadie.
Me han gustado mucho tus letras, se ve que respetas hasta la soledad del entorno. Un abrazo.

tia elsa dijo...

Siiii chaval aqui estoy yo, encantada con tu historia, sintiendco el calor, la soledad, los pájaros y la preciada compañía. Besos tía Elsa.

Carmen dijo...

¡Estoy, estoy! Por supuesto que hay álguien por aquí, y más que vendrán, ya lo verás.
No puedo dejarte una sandía, ni siquiera llevo un saco al hombro, pero te dejo un abrazo y una sonrisa.

¡Biquiños!

brujilla dijo...

Muy bueno relatos siempre..
Jose, gracias por tu visita.
Besos de brujilla

Sara O. Durán dijo...

Fue el billete de viaje hacia la infancia, que hoy me doy cuenta que no está tan lejos, pues muy pronto me coloqué enmedio de ella, jajaja. Gracias por llevarme a esos días, con tu precioso relato.
Un abrazo José Antonio.

Anónimo dijo...

EXCELENTÍSIMO RELATO. MARAVILLOSO!!! UN ABRAZO

Pilar dijo...

Si, Chaval, hay alguien, espera!!!!
Y aunque suelo no ser constante, camino por estos lares,pues ocurre que me encuentro con sorpresas como ésta, la de recrearme leyendo tu blog encontrando un álito necesario de infancia.

Abrazos y gracias por visitar mi sur

Pedrosa dijo...

Aqui estamos D. José para leer sus bellas historias y vivencias, que al igual que Usted muchos de nosotros hemos vivido.
P.D. Me decia mi Abuela que el saber no ocupa lugar, y mi madre recalcaba que siempre hay un lugar para el saber y el conocimiento; saludos blogeros.....

Mercedes Ridocci dijo...

Siempre habrá alguien que te responda y éste en vez de dejarte una sandía, te dejará el eco de sus palabras.
Para muestra, un botón ¿no te parece?

Simpático y bien escrito tu texto.

Un abrazo.
Mercedes

Fotos Antiguas de Mallorca dijo...

Si, si que hay alguien. Aunque yo éste de vacaciones (y medio mundo), sepa usted que le voy leyendo siempre que puedo.
Y vuelvo a retirarme a mi éstio.

Anónimo dijo...

Hay momentos en los que la soledad nos invade y se hace necesario gritar por si alguien nos escucha.
besines

Robín dijo...

Tienes razón, no hay nadie. Sólo los ecos respondemos.

Rosa Mª Villalta dijo...

Hola José Antonio, sí yo estoy aquí. Gozando de sus recuerdos estivales, y mostrándole que no está sólo que hay mucha gente que le rodea y que hace que cuanto escriba sea digno de admirar.
Estoy aquí, porque me gusta como escribe, porque soy humana y si pregunta, si ¿hay alguien ahí???, mi respuesta contundente es síiii.
Abrazos. Rosa.

Aurora dijo...

Sí, sí, aquí estoy, en vez de una sandía desaborida, vengo a traerte un comentario (sabroso espero).
Me ha entusiasmado el relato, has recorrido los recuerdos con presteza, haciéndonos disfrutar y esperar la siguiente línea con toda atención, pero además, el final me ha parecido sublime. La vida aunq avance y avance, siempre se resume de la misma manera.
Un abrazo, pasa feliz día.

ISIS dijo...

Bueno, creo que no es necesario decir, que sí hay alguien.
Aunque no dejemos comentarios, siempre hay alguien, escuchandote, y siguiendo tu estela.

Un abrazo.

Trini Reina dijo...

Sí que hay, hay alguien siempre ahí fuera, en las estepas de intenet, alguien que siempre nos aparta, aunque sea virtualmente, de la soledad que nos crece.

Me ha gustado tu relato. Muy acorde con estas calores que sufrimos:)

Saludos y gracias por tu comentario

Recomenzar dijo...

Maravilloso tu texto de palabras>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

Ío dijo...

Me asusta un poco encontrar tantos comentarios, y por eso mismo no sé bien que escribir, si todo te lo dijeron.
Me ha gustado leer tu relato, Jose Antonio, gracias.
Un placer tu visita
Saludos

Ío

MORGANA dijo...

Yo te escucho y vine a hacerte compañía para que esa soledad no te coma el alma.
Mil besos.

Ana Galindo dijo...

La soledad a veces se elige y se trabaja. Es cuando menos pesa y cuando más ayuda a crecer, incluso en compañía.

Hay experiencias de la infancia que ahora se repiten una y otra vez ¿por qué será?

Besos

Laura Caro Pardo dijo...

Quizá el problema es que todos gritamos a la vez y no escuchamos los gritos de los otros.
En el silencio... muchas voces contestan.
=)
Un besazo.

nieves delicado dijo...

He sido tan tonta que me he escrito a mi misma un mensaje que era para tí. A veces hablo sola sin palabras y busco a alguien que ya no está ¿estas ahí? ¿ESTAS AHI?, tal vez esté cerca o quizás este dentro pero seguro que alguien se mueve por aquí. ALGUIEN ESTÁ AHÍ.
¡GRACIAS POR ESCRIBIR TAN REQUETEBIEN!

Towanda dijo...

Si te fijas, todos somos los que ahora nos "conocemos" hemos sido algún día extraños entre nosotros...
Hoy me alegro de haberme topado contigo en estos mundillos.
Muy buenos recuerdos los que nos traes hoy.
Un abrazo.

Herep dijo...

José Antonio,

Hay mucha gente que tema a la soledad... y a mi siempre me ha fascinado. Quizás es porque pasé larga temporada "mentalmente" sólo... divagando... y le perdí el temor.

Aunque lo mejor de la soledad es cuando levantas la vista y ves que está ahí.

Un saludo, maestro. Un placer leer estas cosas.

Myriam dijo...

¡Aquí estoy!

Tu relato me llevó al campo, me hiciste andar por senderos conocidos de antaño.

Linda experiencia la de ese encuentro que relatas.

Saludos, dos, dos ( con eco)

LaCuarent dijo...

Estamos compañero, estamos, saboreando sus letras
Besos

Kris Diminutayazul dijo...

hay preguntas lanzadas al aire que no cambian nunca
aunque a veces es problema de que no sabemos ver las respuestas...
en este caso, creo que siempre hay alguien
siempre...
un saludo!

Trizbeth dijo...

Me ha encantado tu historia, qué magnífica es José Antonio!

Me pareces que tienes un espacio muy vivo y bonito y tus relatos lo engrandece por supuesto!

Mil gracias por tus palabras en mi blog, será un placer verte regresar!

Besoss
Bea

José Antonio del Pozo dijo...

-Ion-laos-Kayla-Winnie0-CrisHam-Trecce-HadadelosCuentos-Meme-María-JulioDíaz-LauraM-JavierTella-Remei-Elena-RafaHernandez-TatyCascada-Gladys-Marga-Candela-Maribeluca-PlumaRoja-Esteer-AbuelaCiber-Diana-Marian-JoseAntonio-Selene-JoseRamónSantana-JuanOjeda-LujanFraix-EvaBSanz-Mandalas-JackSpárragos-Inés-JuanRisueño-NVBallesteros-Ángeles-MariPazBurgos-Lola-tíaElsa-Carmen-brujilla-SaraODurán-Reitih-Pilar-Antonio-MercedesRidocci-LorenzoelRetronauta-Vane-anónimo-RosaMª-Aurora-Isis-TriniReina-Recomenzar-Ío-Morgana-AnaGalindo-MariCarmen-LauraCaro-NievesDelicado-Towanda-Herep-Myriam-Barbi-40añera-Kristel-Trizbeth: gracias por demostrarme con hechos que HAY ALGUIEN AHÍ.

Muchas gracias también a quienes se hacen SEGUIDORES de il mío blog: me ayudan a convencerme de que no soy un zumbao de Hyde Park que le habla al vacío universal.
GRACIAS

Carolina Flor dijo...

Su texto es muy bonito. Me alegro de haber leído el.

Saludos

METAMORFOSIS dijo...

José Antonio....estamos auí más de los que crees....aunque por mucho que digan los que aquí nos encontramos estpy segura que más de una y una se sienten tan solos como tu....para empezar...yo...
No sé si tu soledad será obligatoria o buscada...pero si es obligatoria, no te apures, tu sal a este blacon y grita sin miedo que te vamos a contestar....Un abrazote

lopillas dijo...

Fíjate la de sandías que han salido del eco de tu grito, 71 conmigo :)
Eras un eremita niño valiente, ha de ser que en los pueblos no se pregona el miedo a los desconocidos con caramelos, qué hermosa tranquilidad.
Me han gustado tus letras. Saludos!

José Antonio del Pozo dijo...

-Fleur, Metamofosis, Lopillas: gracias por vuestras palabras, por vuestros ánimos.
Fleur: gracias por hacerte seguidora mía.
Gracias también a todos los que ya lo sois, pero el tener mi blog en vuestro escritorio, no andar perdido, me es muy gratificante. Abrazos a todos