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jueves, 22 de diciembre de 2011

La Lotería y los Indignados

    
     Deberían las huestes hibernantes de la Santa Indignación anticapitalista, con Hessel-Sampedro-Santiago Segura-Peces Barba-Punset, -más Antonio Gala calentando en la banda- esa mítica delantera, al frente, si la estricta coherencia y el hondo sentido moral guiara sus actos, ocupar y alborotar de lo lindo esta mañana los salones en que se celebra el Sorteo hasta paralizarlo y detener así uno de los más preclaros símbolos y rituales de la glorificación del Poderoso Caballero. Incluso desde el punto de vista mediático, tan caro a estas idealistas gentes, darían ellos una muy revolucionaria Campanada que por todo el universo aún más extendería el trending topic de la Spanish Revolution. ¡Pocas ocasiones como esta, que mejor unan de una tacada teoría y praxis revolucionarias! ¡Gritarles delante de todas las cámaras a los bombos y a los niños de San Ildefonso su eurovisiva cantata del que-no-que-no-que-no-nos representan-que-no!
    
   
     

     
     DETÉNGANSE AQUÍ QUIENES PRISAS LLEVEN, -aunque desespero, lector, porque a la noche vuelvas conmigo, y a que les digas a tus amigos los tesoros que encontraste en este blog- pues aviso ya que a continuación desgrano pesadísima Teoría mía sobre la Lotería, la CLAVE y la LLAVE de su misterio, que algunos ya conocen y que –oportunista que uno es- no pienso perder la ocasión de en el día de hoy desenrollar, incluso luciendo palmito… y hasta literario estilito, si de ello soy capaz. Valga para el muá como disculpa que el Internet a todos nos está pulverizando la memoria, con lo que es preciso repetir mil veces las cosas para que al menos una quede. Va sin más mi plastísima Teoría:



 
    
    
     Es bien sabido que a la postre resulta la Lotería de Navidad –emblema sumo de todas las loterías- un notable instrumento anti-igualitario, ya que viene a consistir el misterio y la ilusión desmedidos que la misma cada año concita en quitar un poco de dinero a todos para acumular un mucho del vil metal sobre la cabeza de sólo  unos pocos, sin que éstos, por otra parte, hayan hecho mayor cosa para merecerlo. Vendría la lotería a funcionar entonces como curioso mecanismo redistributivo de rentas, salvo que de carácter regresivo, claro, por el que al final del sorteo son los pobres (en su mayoría) un poco más pobres y los ricos (de origen o sobrevenidos de golpe por el soplo de la diosa Fortuna) un mucho más ricos.
     Los modernos Estados del Bienestar, que con tanto afán pregonan buscar la más equitativa y progresiva redistribución de ingresos para los ciudadanos –recordemos el famoso Discurso del Viento zetapeico, montado todo él sobre la aversión a los ricos y la pasión por los pobres… de Somosaguas- deberían, si fueran coherentes no sólo proscribir las loterías, sino perseguirlas, por ser tan contrarias a los fines que dicen buscar.
    
     El fortísimo arraigo emocional que la lotería, al socaire de tanta plática  socialdemócrata, consigo mantiene entre la gente radica a mi juicio en el sencillo paralelismo que guarda con la Vida misma, tan azarosa y contingente, tan expuesta a mil y una circunstancias o avatares, a veces también súbitos y fuera de todo cálculo racional, que complican o facilitan de forma extraordinaria, -y en la lotería el meollo intrínseco es que el mazazo ese puede ser sólo superbenéfico, en principio- la existencia de los hombres. Parecería así que los hombres hubiesen acordado establecer un artificio para imitar con el azar de un sorteo lo que los escritores de los folletones decimonónicos llamarían los vuelcos maravillosos de la existencia para unos pocos.
   
      Se me dirá: al fin y al cabo quien era pobre antes, no mucho más pobre seguirá después, si no atrajo hacia sí el Maná. Sólo que no sabemos exactamente a qué gastos más esenciales desplaza la cuantía destinada a tentar la suerte. Traigamos el asunto a terrenos propios de letraheridos: cuántas veces no decimos cómo tal libro nos cambió la vida (o tal cursillo, o tal pequeña inversión), justo el que ahora no compramos por adquirir el billete de marras… que sólo más billetes nos puede traer, a despecho además de cuanto decimos en principio aborrecer al poderoso caballero.  
     Bien se ve, no obstante, que la promesa que en sí encierra la lotería no es tanto la puramente material como la ilusión condensada al máximo de transformar radicalmente (con una suerte de varita mágica) y de un plumazo el orden pautado de nuestros días (una Revolución estrictamente individualista y hacia arriba) y lanzarnos a una vida que imaginamos más plena… que es justo la que nos proporcionan bien baratitos los mejores…. (iba a poner blogs, fíjate, lector)… los mejores libros, quiero decir. 
     Como toda pulsión extraordinariamente egoísta, (la de ser Uno y nada más que Uno inmensamente Ricos, para darse más tarde el festín inconcebible de ser también inmensamente generoso…con los nuestros, claro, que es impensable el reparto total) una vez formulada y puesta en sociedad necesita, para hacerse tolerable, el ser en alguna medida maquillada. Así, con voz piadosa y acento algo fariseo lanzamos al vuelo esas dulces psicofonías de que “ojalá caiga entre los más necesitados, entre quienes menos tienen, y yo me alegro por ellos y tal y tal”.
          Pero el magnetismo atávico que la Lotería año tras año atesora estriba sobre todo en recrear en nuestro interior la simple suposición, el paladear la dulcísima textura de una sencilla promesa, la de que por qué no habríamos de ser nosotros esta vez –a pesar de las infinitesimales probabilidades de que ello acontezca- los elegidos de los dioses. Es en el fondo un sueño, que está de una forma o de otra, inscrito en la propia naturaleza imaginativa de los hombres que les faculta para ir más allá de su ordinaria vivencia. Es como cuando en la oscuridad de la sala del cine –fábrica de los sueños, se la ha llamado- juraríamos que sólo y nada más que a nosotros la Actriz o el Actor de divina hermosura es a quien está mirando, y que si por casualidad a fondo nos conociera, irremisiblemente de nosotros  acabaría enamorado.

10 comentarios:

Winnie dijo...

José Antonio con mucho cariño FELICES FIESTAS. Un beso. Winnie

Noumenadas dijo...

Hombre, pues sí, amigo José Antonio, no lo dudes: tu blog nos hace a algunos "un poco más afortunados".

Por lo demás, me ha gustado el tratamiento que le das al tema. Desde mi punto de vista, la lotería también es "usura" y, por tanto, un invento de los seguidores del "anticristo", que son muchos más que los que la gente inane se piensa.

Otrosí. Esto va para el amigo de arriba, el que nos desvela la ligazón de algunos nombres propios (¡ah, si yo le contara la cantidad de paisanetes que han hecho fortuna comprando unifamiliar de Pacheco a 3 millones de pelas y vendiéndolo a los dos años a 25 millones, y todo ello con la aquiescencia de la Junta de Vandalucía, que hacía la vista gorda sobre la venta de protección oficial, hasta que se vendió todo!!)

No, mire, amigo: eso (ese sentimiento alienado de aflicción empática) le pasa a vd. por creer tanto en la política y en los políticos (en los suyos, claro, que en los otros, ni mijita). Faisanes, leires, eres, roldanes, gonzález-slim, maletines, gasolineras, cacerías, pescas del cni y otros cenutrios, siteles, mercasevillas, etc, etc... Y diga la verdad completa, hombre: Cañete está casado con una DOMECQ pero, ¿qué sería de la marca Sherry sin los curritos núñez de DOMECQ? Ítem más: circuito de Jerez (pagado sin dinero por cabezón Pacheco, ese proclive sociata andalucista que no sabe dónde cenar después de que desaparecieran las torres gemelas) o la explotación de los montes de propios, también muy anterior a la arribada de la pepera mariajo. No, amigo, el que esté libre de pecado (de políticos hablamos) que tire la primera piedra. ¿Sabe cuál es el principal defecto de la izquierda? Pues no ver la viga de su ojo y pasarse la vida restregando la pelusa del ojo ajeno. Cordialmente.

Saludos.

José Antonio del Pozo dijo...

Winnie, Juante, amigos: muchas gracias, la Fortuna es mía por tener personas al otro lado que me valoran y me dejan sus ideas. Un fuerte abrazo

Myriam dijo...

jajajaja, Después de tan brillante exposición: ¡me convenciste!: de ahora en más soñaré que soy la elegida del dios Loterio.

Lo del cambio de sexo, ya sabes: cuestión de gustos.

Un abrazo y que pases con los tuyos, muy Felices Fiestas y que el 2012 te sea muy benigno.

Herep dijo...

José Antonio...
... no me ha tocado nada. Pero nada de nada. Ni un mísero reintegro.

Estoy indignado con el calvo... el niño... y la buena salud que tengo.

Me ha gustado la reflexión que propones con tu entrada. El modelo regresivo de distribución de la riqueza es digno de manual.

Un abrazo fuerte y que pases unas excelentes Navidades, maestro.

María dijo...

He jugado bastante y solo me han tocado 12 euros, pero creo que la lotería más grande es la de la salud.

Ojala pudiésemos meter el espíritu de navidad en jarros y abrir un jarro cada mes del año. (Harlan Miller)

Te deseo una feliz navidad y que todos tus deseos se vean cumplidos en el próximo año.

Un beso.

xad dijo...

A esas huestes anticapitalistas le sobran euros, y seguro que algún décimo llevaban para ver si la suerte les llenaba más el bolsillo.
Feliz Navidad.

Trecce dijo...

Felices Navidades para ti y para todos los lectores de este magnífico espacio.

Anónimo dijo...

Estupenda exposición acerca de la fortuna. Yo soy rico, me levanté esta mañana y no me dolía nada, excepto el bolsillo, luego ví un sol que brillaba con intensidad y respiré un aire bastante sano, los pajarillos cantaban y revoloteaban por doquier, olí unas flores frescas, luego desayuné y a las 12 tomé un caldo navideño sabrosísimo, en fín, soy rico con mis 20 € jugados y ganados otra vez. Salud y saludos.-Wen-yi

Lin Fernández dijo...

Como vivo en La Antipoda no he podido jugar.Pero me doy por afortunado que Zapaeta no gobierna en nuestra nacion,El que no se consuela es por que no quiere,un saludo Don Jose Antonio del Pozo y Feliz Navidad para ti y tu familia.