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miércoles, 26 de octubre de 2011

Corre Teddy... corre


      
     Cuando se reveló ayer que Teddy Bautista demandará a la Innombrable reclamándole encima 1.200.000 euros por… ¡despido improcedente!, a quien le rodaron entonces lagrimones como piñas bajo las cuencas de los ojos fue a mí. Apenas pude, demudado,  balbucear la máxima de Bisbal en OT… “es increíble”. Ni el mayor enemigo de la Izquierda podría, creo, imaginar cosa de la manera. No puede ser verdad, me dije consternado.
    
     Me acordé, claro, de la menestral lista de sus víctimas: con qué saña acogotaron con la exigencia de sus gabelas sus inflexibles inspectores a gentes bien humildes, peluquerías de barrio, equipos de baloncesto que hubieron de renunciar a su himno, baruchos de malvivir, tunas, centros de jubilatas, festivales de discapacitados, funciones escolares, tiendas y restaurantes a punto de echar el cierre, radios en dificultades, consumidores sin distinción. A todos ellos hizo llegar Teddy la larga mano de la Innombrable con el batallón de sus picapleitos y su legal atropello. “El Canon se paga y punto” literalmente sentenciaba Teddy inmisericorde, el Mr Scrooge de la alegre progresía que ministros de la Cosa nombraba y todo.
     
      Medité por un instante. Va a ser que a este superprogresista preboste le ha entrado pelusa de los Cobradores del FRAP donostiarras, resolví. Atreverse además en plena campaña electoral (es decir en pleno serial “Pobres versus Ricos”) a exigir tamaño pastizal, rebasa todo lo imaginable. El señor Alfredo le va a crujir, avizoré. Me autocensuré, claro,  el fácil chiste con el nombre de ambos a cuestas, no vayan a decir que.
    
     Me fui, subproducto jacobino del rencor social uno por unas horas, a ajustarle las cuentas a Teddy B, presidente de la Innombrable: 250.000 euros anuales mínimos –que se sepan- que se levantaba Judas Superstar en los últimos seis años, millonaria Pensionaza autoadjudicada, airosa mansión en floreada fincas en las elitistas boadillas madrileñas, más, en fin, cómo diríamos… el alegre tejemaneje que de los multimillonarios fondos de la Innombrable vamos conociendo, de la que vióse forzado a salir por piernas tras la intervención judicial en marcha… y se atreve encima el tío, con la que está cayendo, a reclamar 1,2 millones de euros. Han perdido del todo el pudor y mucho se la suda todo a algunos. No dirá el señor Alfredo que Teddy no pelea por lo que quiere. Hoy puede ser un gran día para Teddy… y mañana también.
    

miércoles, 6 de julio de 2011

El Dioni debería presidir la SGAE


    
     Lo digo sobre todo porque, si Teddy B anda afónico, al menos el Dioni canta. Es un crack el tío. Ya en su momento el gran Sabina dedicóle memorable copla encomiástica. “¿Dónde-está-la-pasta?, clama el Dioni en su vibrante rock and roll, y también eso mismo se le puede reclamar al gran Judas de la Innombrable Sociedad General. Cuando en el plató de Tele 5 aquel día, en vivo y a traición le desnudaron del peluquín, y así en grado máximo delante de todos le vejaron, por muy que en el mefítico guión acaso estuviera comprendida la cosa, sintió uno piedad hacia él. Pues ahora, Dioni, anda, tronco, échale otra vez un par y preséntate para presidir la Innombrable. Tienes ya el lema niquelao: “¿Dónde-está-la-pasta?”. Arrasas, tío, te lo digo yo. Llévate en la candidatura contigo a Little Carmona y su sabor a canela en rama. 
     A la postre el Dioni sólo a un banco le robó. Sí, un banco se hace bien odioso en las conciencias cuando cobra cruel comisión hasta por las humanitarias transferencias de fondos para los pobres damnificados del terremoto en Haití. Por cierto, lo mismito que entonces pretendió la Innombrable sociedad, que,  de la mano rectora de Teddy B, quiso arramplarle el pellizco de su alcabala  a un festival benéfico para haitianos deudos, o al de aquel niño enfermo, o a tantos otros.
      
      Si el Dioni alcanzara la presidencia de la Innombrable, ya te digo, sin duda podría ésta recobrar una mejor imagen pública y, lo que es más importante, una naturaleza y una sustancia íntima más humanitaria y compasiva. “¿Dónde-está-la-pasta?”, eso, eso. Reza el espíritu fundacional de la muy honorable sociedad Innombrable, que es la suya una entidad, agárremonos que viene Judas… sin ánimo de lucro. Arándanos, si lo llega a tener. Ya veremos si, por muy coleguitas que sean, hasta al mismo ZP no le pasaron la factura por los arreglitos que el muy cuco le hizo al  Deuteronomio cuando lo de Obama y tal. Cree uno que, visto el pastón  en que se mueven los números de sus capitostes, la ausencia de lucro esa es  una leyenda urbana más, de mayor calado incluso que las trolas de los boleros del Dioni. Quizás debiera el gran Sabina también, por aquello de ser ecuánime cronista del asfalto, levantar ya bravos versos cantábiles a Teddy y  a su transilvánica estampa dedicados.
     
      Y es que a veces la Innombrable proyecta la imagen invertida de los románticos bandoleros, como si fuera a los pobres a quienes gustara de acogotar sin tregua para sólo su pingüe medro. Como esos delincuentes compulsivos que incapaces de reprimir su pulsión delinquen una y otra vez, y que tanto gustan a las televisiones, a todo lo que se mueve dispara la Innombrable. Hagámosle a la Innombrable su peculiar lista de Schindler: tristes peluquerías de barrio, equipos de baloncesto mediopensionistas que han de renunciar a su himno, baruchos de malvivir, tunas que han de pasar la pandereta para los chupasangres, centros de jubilatas, festivales de discapacitados, escolares funciones de instituto, tiendas y restaurantes de barrio a punto de echar el cierre, contra los anarquistas, contra las radios en dificultades, contra los consumidores sin distinción.  Hasta todos llega la larga mano de la Innombrable, que con armadura legal y batallón de picapleitos cuenta para sus atropellos. ¿Amagos de protestas? ¿Súplicas? “Que paguen y punto”, bramaba con crueldad avara Teddy B. Eso, que paguen, ¡y contra ellos la Guardia Civil!, azuzaban con saña Víctor Manuel y Ramoncín al alimón. Y queda terminantemente prohibido teclear en el google la palabra latrocinio, no vaya a ser que broten ahí de golpe, como en mágico espejito, espejito, el nombre de la rosa y el esplendor afilado de sus espinas empaladoras. 
     
      ¿No es por un casual, Mr ZP, explotar a quien con el sudor de su frente se afana cada día por llevar el jornal a su casa lo que la Innombrable hace? ¿Cómo entonces su acendrada sensibilidad social lo permitió y alentó? No tenían bastante, a lo que se ve, con sus opíparos sueldazos, con sus estratosféricas pensionazas. Por supuesto, el tendero de la esquina es un puro explotador facha. Ellos, los bienpensantes apandadores, son la limpia conciencia de la Humanidad en marcha.
     Así es que anda, Dioni, prenda, ponle un par a la cosa y postúlate tú a mandamás de la Innombrable. Llévate a Little Carmona de number two. Sólo a pleno pulmón habéis de preguntarle  a Teddy eso, “¿DÓNDE-ESTÁ-LA-PASTA?”. A ver si de una vez Bautista canta. Vamos, tío, no tenemos nada que perder, sólo nuestras cadenas. Que estoy viendo ya mismo a toda una marabunta de superidealistas Indignados, a cuyas limpias conciencias es que se les hace insoportable tanta rapiña, acampada ante el magno Palacio de la SGAE en pro de la gloriosa Spanish Revolution, of course. Que Teddy fue también él, en su momento, oh tiempos, un no menos furioso indignado. ¿Y ahora qué Teddy B?



jueves, 27 de enero de 2011

Teddy 250.000 Superstar

          
     Hace poco censuraba uno aquí -y quise yo, como el Otro, sin acritud decirlo- la que me pareció una malhadada actuación en las Navidades últimas del enorme cantante  que para mí existirá siempre bajo el nombre de Camilo Sesto. Nobles incondicionales del Sesto me hicieron llegar su disgusto por el exceso de mordacidad en que habría disuelto yo mi comentario. A la postre, venían a reconvenirme en verdad dolidas esas fans, Camilo está ya en la historia de la canción pop, y ha sido y es un sobresaliente Artista. No les falta razón. ¿Ha de ser acaso a lo sumo un error en la recta final de su carrera  la imagen última y esencial que de él guardemos? Puse yo aquí, pretendiendo sugerir eso mismo, un video del monumental Jesucristo Superstar que sólo alguien con sus portentosas facultades fuera capaz de levantar.
    
     Vino a mi chola todo esto el otro día, cuando alegremente Teddy Bautista, presidente de la Innombrable, Judas Iscariote cuando aquello, reveló el grosor de sus emolumentos. Quería Teddy salir al paso de la leyenda urbana de forretis-en-oro que sobre él váse poco a poco tejiendo entre la plebe. Me alegro que me hagas esa pregunta, Bartolomé, vino a decirle con muy estudiada fórmula en un chat al casual inquisidor. Supimos así de su propia mano que quien en el Teatro acusaba entonces a Camilo Superstar de haber renunciado a la Revolución –incluso de aceptar los bálsamicos perfumes de María Magdalena, con cuyo coste a tantos pobres podía socorrerse- apaláncase ahora un mínimo de 250.000 euros anuales, y de que será su pensión no menor a los 150.000 euros al año cuando Bautista tenga a bien jubilarse, y hasta jubilearse, que buen colchón no ha de faltarle para ello. Que incluso tuvo el que fue Judas ofertas mayores, según él mismo aclaró al santo Bartolomé que le inquiría, haciéndonos a todos ver de paso cuánto con su renuncia a tan golosas tentaciones habríase él sacrificado por la Revolución de los Autores, de los autores en staff, vamos.
    
     Consta en el haber de quien una vez fue el Iscariote que cuenta él con una bien airosa mansión en una floreada finca de una urbanización de pobres, de pobres elitistas de las boadillas madrileñas, quiero decir. Ah, lo que es el retorcido rencor social de los descamisados, según nos adoctrinó en tiempos don Alfonso Guerra. Porque no-seré-yo, como decía en “Público” Sabina acerca de Zp, el que a Teddy le haga las cuentas, pero su Fortuna (no vamos a indagarle ahora en otros cuantos ingresos que con su status a todos se nos ocurren, tras quince años en la Poltrona) debe por fuerza sobrepasar los varios milloncetes de euros.
     Claro, al lado de este capitalito, Camilo Sesto ha tenido a sus años que volver a pisar los escenarios, váyase a saber por qué verdaderos motivos, seguro que nada gratos de contar ninguno. Teddy B sólo canta hoy, ya se ve, la Traviata, y bajo los dorados grifos de su jacuzzi. ¿Es, lector mío, pecado grave el sostener  que al traidor Judas del musical le ha ido en la vida muuuucho mejor que al mismísimo Cristo? ¿Quién al cabo se ha desvelado auténtico Superstar? ¿Qué meritos han puesto uno y otro en el candelabro para tan desigual suerte? Cuando Bosé, de los nervios, pedía en público cárcel para los manteros ilegales, cuando Víctor Manuel, airado, reclamaba a la Guardia Civil contra los mismos, cuando Teddy B sentenciaba, inmisericorde, como un Caifás de hoy, que el Canon se paga y punto, cuántos ciudadanos normales, cuántos propietarios de bares mediopensionistas, no se sintieron entonces puestos de rodillas por los mandamases de la Ceja Nostra?
    
     La parábola de Teddy B revela, lector, lo que acaso ya un poco sabíamos. Claro, la vida era eso: Javier Solana, de barbudo activista Anti-OTAN a secretario general de la misma, Mercedes Milá, de radiante promesa del periodismo más inconformista a Gran Hermana 24 Horas, y Teddy B, de muy celoso y revolucionario zelote a acaudalado patricio del Establihsment que ni a su sombra perdona la vida. Y sus conciencias tan, pero que tan requetelimpias.
     Y para no faltarle la nota entre bíblica y dickensiana a esta fábula increíble del Bautista, anótese también que vagabundea por las calles la sombra de una muy desmejorada ex-mujer suya, a quienes los medios airearon un poco hace unos meses, abocada ahora a la mendicidad y acaso presa de alguna tóxica dependencia, - una María Magdalena extraviada, y causaba muy honda tristeza ver su estado, anda Sabina, tío, házle una gran canción de las tuyas- muy quejosa al parecer de la  cruel indiferencia hacia ella de Teddy, tan sgae el pobre. Claro, cómo no entonces, a la vista del ejemplo soberbio, cómo no arrodillarse ante Camilo Sesto, y también ante el amor con que a pesar de todo le siguen queriendo y con el que le salvaguardan de cualquier infamia sus ardientes incondicionales. ¿Cuántos en cambio no temen hoy a Teddy Bautista?