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viernes, 27 de abril de 2012

Cristina Kirchner y Baltasar Garzón en... Memorias de la Pampa



    
   ¿Cómo dejar sin papel en este reparto a Doña Cristina Kirchner y a la cohorte de bellos efebos pasolinianos que la circundan? ¿Cómo dejar la noble testa de esta nueva Evita degenerada, degenerada en hinchada muñeca de tómbola quiero decir, sin su lavado de crenchas correspondiente? Pues, si ya sabemos que, tras disponerla mirando a Pamplona, dióle en Olite el Dioni lo suyo a la Señora, -repasar,please, el Mío Romance de 15-4-12- es seguro que no deseará ella, tal es su afán voraz de protagonismo, ser menos que Meryll Streep, que Elena Valenciano, que Soraya Rodriguez, en fin que la misma Reyna de España.
      
   Es más que probable que el Dioni rehúse, por escrúpulo de pícaro menestral, a seguirle ya en esto el juego a la Kirchner, millonaria pancorrupta e inflada musa de los anti-capitalistas hoy. Bien está el mucho recordar en la faz e incluso pasar por copia viva del difunto K, pero suplantar a Redford ha de parecerle sin duda cruda entelequia ya. ¿Quién en medio de la inmensidad de la Pampa habrá entonces de desenredarle y enjabonarle las cerdas a la Diva K? ¿Quién le susurrará al oído dulces milongas como lastimeros tangos? ¿Quién derramará un aljibe de agua pura capaz de lustrar el caucho de labios tan morrocotudos?  En fin, ¿quién  con ternuras de galán mediático le acariciará la curva insólita de la nuca y el cuello?
    Lo adivinaste, cuco lector. Sólo el gran Garzón es Héroe capaz de tarea tan reservada. De acerdo, por Redford no puede él ni de coña colar, pero, con algo de misericordia mirado, algunas trazas de Richard Gere, aunque sea un gere con lorzas y de rebajas, si pueden aceptársele a Garzón en el envite. Además, que tampoco la Diva, no nos engañemos, es la Streep precisamente. Tal para cual vaina entonces.
    
    Perviven aún en el aire del Congreso argentino, como inconsútiles pompas de jabón machadianas, los sutiles requiebros que hará poco más de un mes, (mío post 6-3-12) con todos los legisladores por testigos, se prodigaron la romántica parejita. ¿No lo declaró acaso ella “Visitante Ilustre”? ¿No lo contrató como asesor de la Comisión Parlamentaria de Derechos Humanos? ¿No le devolvió él muy gestuales cucamonas? ¿No es el atronador silencio de Garzón sobre la dudosa legalidad del expolio de Repsol la mejor prueba de la verídica liasson que entre ambos entre las manos les estalló?
     Es la estampa de aquella conmovedora escena la que otorga verosimilitud plena al más que plausible lavado del moño de la K que Garzón a la vera del Río de la Plata ha de regalarle encantado. Así es que, Titán Garzón, manos a la obra, sacra música de Piazzola, que la buscada inmortalidad que otorga el Séptimo Arte y los ojos malevos de la K le esperan. Ya sabe su Excelencia: “Reza bien… quien bien ama… al Hombre, a la Bestia… y al Pájaro”. Eso, menudos pajaritos in love.


           
Post/post: gracias a George Orwell, a Winnie0, a Sonja, a CS Peinado, a Mónica, a NVBallesteros por bloguear de lo lindo conmigo ayer, a Nuku-Nuku y a bymyheels por seguirme en el blog, por ser acicate todos para seguir escribiendo,GRACIAS.

viernes, 20 de abril de 2012

Rey in Hospital, genial


   
    Tenía muy difícil salida política el Rey tras su malhadada aventura africana. Amontonábansele muchas y muy espinosas cuestiones en su contra, con el fregado del Nóos casi en su cenit. Le había demandado el PSOE –del que depende vitalmente- una explicación. Medios monárquicos habíanle esta vez torcido el gesto. Pero contra todo pronóstico, en la hora decisiva de dar una explicación ante la Opinión Pública que le permitiera salvar la cara –quizás también la Corona- tuvo un ramalazo de inspiración sencillamente portentoso, de esos que desarman al enemigo más pintado y acrecientan una leyenda.
     “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Lejos de abundar en justificaciones “fabricadas” o leguleyas, eligió el Rey, con rostro apesadumbrado y cercano a la lágrima, el registro óptimo para la Política en los tiempos de la sociedad del espectáculo: un muy medido sentimentalismo que para ser eficaz debía resultar veraz. ¿Por qué, creo, consiguió  proyectar la escena visos de lograda verosimilitud?
   
    Porque era la primera vez que de modo estricto jugaba el Rey a su edad esa carta, porque no se esperaba en primerísima persona el público reconocimiento del yerro y el ofrecimiento de disculpas, porque la propia escenografía, contra esa austera pared en blanco el monarca expuesto, como a la misma salida de la habitación, confería un aire de despojamiento y espontaneidad esenciales para lo que se buscaba transmitir. Por la propia sencillez de las palabras empleadas, reconocibles  por todos; también por la propia credibilidad actoral del Rey en la escena, que una vez más demostraba su habilidad sorprendente para traspasando rangos, envaramientos, protocolos y distancias de todo tipo, con la mágica campechanía que de vez en cuando al Rey le adorna, hablarle directo al oído del ciudadano medio. Si le añadimos a ello el colofón de su figura casi en solitario perdiéndose hacia el fondo, como en las películas de Chaplin, con muy lastimosos pasos y ayudado de muletas, vulnerable en extremo por tanto, el conjunto resultó de una lograda emotividad. 
     
    Pues, ante qué a la postre había conseguido el Rey situarnos: no ante la grave irresponsabilidad de un mandatario, sino ante una simple chiquillada de la que, cual  adolescente inmaduro azotado por el impulso irresistible a las calaveradas en esa edad en la que las feromonas andas disparadas, una vez pillado in fraganti, muy abatido se arrepentía. Pulsaba así una nota muy sentida y muy vivida en el inconsciente colectivo de todos, muy asumible y reconocible por todos. Un rey que más que un abuelo salpicado en turbias connivencias parecía un truhán arrepentido, lo que no dejaba de tener su magnetismo emocional en este país de pequeños y grandes pícaros.
   La transmutación y la inversión de las edades y los status respectivos era en verdad prodigiosa, pues mientras el pequeño Froilán abandonaba el hospital enfundado en una seriedad senatorial impropia de sus trece años, saludando mayestático desde el auto, el septuagenario Rey Juan Carlos lo hacía como un revoltoso efebo y maltrecho, arrepentido acaso de su líbido adolescente. Como si también anduviera persiguiendo él, como el Dioni, como yo mismo el otro día en el Hospital, como casi todo quisque, un misterioso zambombo por los confines del África tropical.




Post/post: gracias a Candela, a Winnie0, a Carlos, a Bego,a Mamuma, a NVBallesteros, que hicieron ayer este blog with me. GRACIAS

domingo, 15 de abril de 2012

Romance de la Kirchner y el Dioni en Olite, claro (Poessía veinticuatro)



Recordaba Cristina agitada
al Dioni y a su jarana,
lo bien que le trabajó el truhán
la trasera de su chaflán
temblando los dos como flanes
chapaleando como titanes
aquella noche gloriosa
en la misma Rosada Casa
-bien misteriosa la cosa-
cuando se  apareció el perillán.

Ah, que es la vida muy corta
que no restan tantas jornadas
ni ocasiones tan granadas
que puede que no haya otra
de darle a las carnes deleite
lubricarlas en amoroso aceite,
y si la Parca a todos espera,
que nos encuentre de esa manera.

Así  la Kirchner se debatía
así por el Dioni  crujía
por su longa pica suspiraba
por el lustre de su melena
esa indómita cabellera
la morruda se agitaba,
con ese recuerdo salivaba,
humedades la reverdecían.

Resolvió al cabo Cristina
en sus martas cibelinas
dar rienda suelta al furor
repetir el trasero temblor,
para eso soy Presidenta
no veo en ello afrenta
ni a la Patria, ni al Nestor,
tan solo dionisíaco amor.

Conozco yo un sitio noble
apuntó el Dioni por cables
tablado de otros romances
panal de eróticos lances
el que conviene a princesas
el que merecen tus trenzas
y puedo ahí, palomita
mi petisa cristinita
mi relinda argentinita
sin que nadie te señale
sin nada que te reclame
rendirte amores, darte caña,
darte mate, darte jaque
mejor, vente tú pa España.

Y hasta Olite, a su castillo
temblando como membrillo
en vilo tras aquel zambombo
por ver de sacarlo brillo
por entrarle hasta lo hondo
se la llevó el Dioni pillo.

Y en lo alto de una almena
cuando poníase ya el sol
confundidos como turistas
que tomaran unas vistas
con artero disimulo
sacóse  Dioni el cirulo
y por entre las cristinas posaderas
ese trueno nazareno
entre quiebros y requiebros
entre meneos y jadeos
allí que se lo encasquetó.

Toma repsoles, Cristina
Toma repsoles, Nestor
trágate mi medicina
y llévate a la Argentina
la pujanza de mi vigor,
bramaba en la acometida
aquel pícaro bribón,
mas la Kirchner medio loca
sólo atendía a Pasión,
babeaba por la boca
absorta en su devoción.

No te pares, Martín Fierro
no te pares, gaucho mío
sigue firme con tu hierro
cabalga duro mi albedrío
son la vida cuatro días
es la Vida tu espolón,
no valen más esta puesta
este sol, este fragor
este cielo encabritado…
que mil acciones de repsol ,
que le den por saco a la Patria
que acá quiero morirme yo.

Y así se acaba el romance
de la Presidenta y el vividor,
créeme lector si te digo
que además de mucho enganche
con el roce del cariño
nació entre ellos Amor,
el dios que todo lo perdona,
no lo he de perdonar yo.




Post/post: gracias a Juan Risueño, a George Orwell, a chatarra, a Ramón Puertes, a Sonja, a Mónica, a Maribeluca, a NVBallesteros, a Xad Mar, a Misael, a Hadock por seguirme, puro oxígeno para seguir escribiendo, por hacer conmigo ayer el blog. Si no puedo un día, lector, acudir a este diario encuentro contigo, mi mayor ilusión sería que me buscaras en los míos relatos. Baja el fondo del blog, pulsa en la etiqueta "relato" y "relatos". Ahí siempre estaré yo, y leyéndome tú, nueva vida me das. GRACIAS















sábado, 14 de abril de 2012

¿Y nombrar al Dioni embajador en la Argentina?


     
    Pues, dado su extraordinario parecido –diríanse dos gotas clónicas ellos- con el finado Kirchner, podría él con su madrileña chulería de una tacada desfacer el  grave entuerto de los repsoles. A saber: los servicios de inteligencia españoles se ocuparían de con nocturnidad introducir al Dioni en la Casa Rosada, a esas horas en que todos los gatos son ya pardos y en que Doña Cristina ande quizás ya por entre los divanes sumergida en los brandys de cada noche, tal es la irrellenable pérdida que la habita, que ni con la libación de mil repsoles en una pizca se amanina.
     Afinaría entonces su lámina el Dioni, vendríase arriba tararéandose tras el telón la canción que le hizo Sabina y, le voilá, ante la Doña Cristina que se plantaría. “¿Qué passa, prenda?, le añadiría el Dioni a la solemne epifanía de su apostura. Y la Kirchner, aturdida, como una Medea recauchutada, confusa entre el deseo, los brandys y la locura que a partes iguales proporcionan la noche porteña, la soledad y el Poder, ante el espectro del finado Kirchner de hinojos y llorosa se postraría: “pero… ¡Vos! No, no podés ser Vos… no me andés con quilombos, ché,  ya yo le dije a Garsón que bien me certificara tu defunción, y qué lindo es Garzón, qué solomillos luce el lechonsito, viste Ché, pero… quién sos Vos, que querés, qué endemoniada sombra me asalta, y gemela nomás del boludo Néstor, qué raro Macbeth es éste…”  
     Sólo que nada de ese desgarro empingorotado al Dioni, hombre de tanto mundo, en lo más mínimo impresionaría. “Mira, guapa, déjate de vainas, y no llores más por el finado, que en los madriles decimos que el vivo al bollo y el otro al hoyo, ya tu sabes”. Pondríale entonces en el tocata la canción de Sabina a él dedicada, esa salsa nova tan marchosa como rijosa. Y la Doña Cristina, agigantadas las órbitas de los ojos, crédito no daría “…Vos… el gran Sabina, pero claro…”. Mas el Dioni para entonces ya entre los brazos bien arrimadas sus carnes le tendría, tornando inoperantes los remilgos kirchnerianos: “pero… dejá, quitáme las manos de encima,  vos sos loco, estás loco… no ves que nos está viendo Néstor, ése es su retrato… es macanudo, sos el mismo, la Pampa mía, ah, esta linda música me está transtornaaando”.
   
    Quitaríase entonces el Dioni la blanca americana. Cubriría con ella el cuadro oficial de Néstor K. Miraría como sólo él sabe hacerlo a la Doña, la ganaría así para su deseo urgente y forajido. Le robaría entonces las distancias. Le apartaría el pelo caoba sobre la frente. Y la argentina presidenta, algo desarbolada ante esa hombría, apenas ya replicaría: “este… pero… vos, loco, ¿de verdad me ves atractiva? … y dime, ¿te gustaría tocar mis pechos? Son naturales, tocálos, si querés, tocálos”.
   Que podría hacer entonces el Dioni excepto acariciar con ojos de perista salido los dudosos pechos cristinos. Cómo podría haber imaginado que justo entonces la Kirchner habría de girarse ante él, levantándose el vuelo del miriñaque negro que puesto llevaba… ¡y allí mismo habría de ofrendarle el entero kirchneriano zambombo! Ah, aquellos aún carnosos hemisferios. ¡Qué luna más rara!  Oh, con qué desorbitados ojos percutió el Dioni contra el presidencial y rosado zambombo! ¡Con qué ansias de bandolera urgencia!
   Aún le restaría al legendario Dioni reflejo crucial para, justo antes de la decisiva acometida, mientras le babeaba desde atrás las orejas a la Doña Cristina, acordarse de susurrarle, “¿nos devolverás los repsoles, lo harás? dí “. “Y sííí, la concha de tu madre, no me dejés así, por San Martín yo te pido, boludo, que me culminés”.
   Y oyes, que el Dioni como un campeón entre las posaderas presidenciales cumplió. Puso la hispana pica en Buenos Aires. Así recuperó la España sus catalanes repsoles. Lo que tampoco jamás el mítico Dioni podría haberse imaginado fue que la Kirchner al despedirle, envolviéndole la cabeza con docenas de besos, feliz y relajada, fuera a confesarle: “y dile, petiso mío, a la Milá, que soy muy seguidora suya, y que la admiro yo mucho”.       


Post/ post: gracias a Juante, a Macarena, a Leticia, a George Orwell,  a Mari Paz Burgos, a NVBallesteros, a Verdadera Izquierda, a Jose Mª Araujo, seguidores nuevos del blog, oxígeno para seguir escribiendo, por hacer junto a mí ayer este blog, GRACIAS

miércoles, 6 de julio de 2011

El Dioni debería presidir la SGAE


    
     Lo digo sobre todo porque, si Teddy B anda afónico, al menos el Dioni canta. Es un crack el tío. Ya en su momento el gran Sabina dedicóle memorable copla encomiástica. “¿Dónde-está-la-pasta?, clama el Dioni en su vibrante rock and roll, y también eso mismo se le puede reclamar al gran Judas de la Innombrable Sociedad General. Cuando en el plató de Tele 5 aquel día, en vivo y a traición le desnudaron del peluquín, y así en grado máximo delante de todos le vejaron, por muy que en el mefítico guión acaso estuviera comprendida la cosa, sintió uno piedad hacia él. Pues ahora, Dioni, anda, tronco, échale otra vez un par y preséntate para presidir la Innombrable. Tienes ya el lema niquelao: “¿Dónde-está-la-pasta?”. Arrasas, tío, te lo digo yo. Llévate en la candidatura contigo a Little Carmona y su sabor a canela en rama. 
     A la postre el Dioni sólo a un banco le robó. Sí, un banco se hace bien odioso en las conciencias cuando cobra cruel comisión hasta por las humanitarias transferencias de fondos para los pobres damnificados del terremoto en Haití. Por cierto, lo mismito que entonces pretendió la Innombrable sociedad, que,  de la mano rectora de Teddy B, quiso arramplarle el pellizco de su alcabala  a un festival benéfico para haitianos deudos, o al de aquel niño enfermo, o a tantos otros.
      
      Si el Dioni alcanzara la presidencia de la Innombrable, ya te digo, sin duda podría ésta recobrar una mejor imagen pública y, lo que es más importante, una naturaleza y una sustancia íntima más humanitaria y compasiva. “¿Dónde-está-la-pasta?”, eso, eso. Reza el espíritu fundacional de la muy honorable sociedad Innombrable, que es la suya una entidad, agárremonos que viene Judas… sin ánimo de lucro. Arándanos, si lo llega a tener. Ya veremos si, por muy coleguitas que sean, hasta al mismo ZP no le pasaron la factura por los arreglitos que el muy cuco le hizo al  Deuteronomio cuando lo de Obama y tal. Cree uno que, visto el pastón  en que se mueven los números de sus capitostes, la ausencia de lucro esa es  una leyenda urbana más, de mayor calado incluso que las trolas de los boleros del Dioni. Quizás debiera el gran Sabina también, por aquello de ser ecuánime cronista del asfalto, levantar ya bravos versos cantábiles a Teddy y  a su transilvánica estampa dedicados.
     
      Y es que a veces la Innombrable proyecta la imagen invertida de los románticos bandoleros, como si fuera a los pobres a quienes gustara de acogotar sin tregua para sólo su pingüe medro. Como esos delincuentes compulsivos que incapaces de reprimir su pulsión delinquen una y otra vez, y que tanto gustan a las televisiones, a todo lo que se mueve dispara la Innombrable. Hagámosle a la Innombrable su peculiar lista de Schindler: tristes peluquerías de barrio, equipos de baloncesto mediopensionistas que han de renunciar a su himno, baruchos de malvivir, tunas que han de pasar la pandereta para los chupasangres, centros de jubilatas, festivales de discapacitados, escolares funciones de instituto, tiendas y restaurantes de barrio a punto de echar el cierre, contra los anarquistas, contra las radios en dificultades, contra los consumidores sin distinción.  Hasta todos llega la larga mano de la Innombrable, que con armadura legal y batallón de picapleitos cuenta para sus atropellos. ¿Amagos de protestas? ¿Súplicas? “Que paguen y punto”, bramaba con crueldad avara Teddy B. Eso, que paguen, ¡y contra ellos la Guardia Civil!, azuzaban con saña Víctor Manuel y Ramoncín al alimón. Y queda terminantemente prohibido teclear en el google la palabra latrocinio, no vaya a ser que broten ahí de golpe, como en mágico espejito, espejito, el nombre de la rosa y el esplendor afilado de sus espinas empaladoras. 
     
      ¿No es por un casual, Mr ZP, explotar a quien con el sudor de su frente se afana cada día por llevar el jornal a su casa lo que la Innombrable hace? ¿Cómo entonces su acendrada sensibilidad social lo permitió y alentó? No tenían bastante, a lo que se ve, con sus opíparos sueldazos, con sus estratosféricas pensionazas. Por supuesto, el tendero de la esquina es un puro explotador facha. Ellos, los bienpensantes apandadores, son la limpia conciencia de la Humanidad en marcha.
     Así es que anda, Dioni, prenda, ponle un par a la cosa y postúlate tú a mandamás de la Innombrable. Llévate a Little Carmona de number two. Sólo a pleno pulmón habéis de preguntarle  a Teddy eso, “¿DÓNDE-ESTÁ-LA-PASTA?”. A ver si de una vez Bautista canta. Vamos, tío, no tenemos nada que perder, sólo nuestras cadenas. Que estoy viendo ya mismo a toda una marabunta de superidealistas Indignados, a cuyas limpias conciencias es que se les hace insoportable tanta rapiña, acampada ante el magno Palacio de la SGAE en pro de la gloriosa Spanish Revolution, of course. Que Teddy fue también él, en su momento, oh tiempos, un no menos furioso indignado. ¿Y ahora qué Teddy B?