Sí, porque el speech de Rajoy desde el balcón genovés en ocasión tan primordial resultó, a pesar de los calores ambientales, de una pobreza heladora. Más que ante la fascinante y acabada propuesta de alguien que quiere ser Presidente parecíamos hallarnos ante la deslavazada charleta del padrino de un bautizo de tercera, dicho sea con todo el respeto que a uno le merecen las sagradas ideas que la mayoría de las veces defiende Rajoy. Se disculparía la incuria si al menos antes hubiera dirigido Rajoy en un espacio interior adecuado una alocución precisa y meditada, o una rueda de prensa, en la que con luz propia brillara una idea, una metáfora ajustada, un correlato significativo capaz de suscitar al menos una atención positiva en quien no abomina del todo de esas creencias, y una emoción honda duradera en quien las comparte. No lo hubo y dejó así pasar Rajoy, -y sus asesores- a mi juicio, una ocasión estratégica para asentar en el criterio con que los españoles enjaretan lo político sus más queridos principios.
“Hoy es un día muy hermoso”, empezó él diciendo, para felicitarse expresamente por los resultados, lo que sin duda agradaría mucho oirlo a los abajo congregados, pero que quizás, en el contexto real de un país atiborrado de incertidumbres y de situaciones difíciles que se deben tener entonces bien presentes, distanciara a quienes no se sintieran directamente concernido por el particular triunfo. Imaginemos que hubiera empezado: “Sé que son estos días amargos para el ánimo de millones de compatriotas, que ven el proyecto de su vida quebrado, que sienten el marco de la convivencia que nos une a los españoles amenazado por proyectos de ruptura, sé que muchos ciudadanos experimentan desapego y desconcierto ante los fallos de las instituciones que nos hemos dado para nuestro gobierno, esta mañana observé a un joven que…”, para luego mostrar su compromiso sincero a enfrentar esos retos, y tratemos de imaginar la distinta percepción que alguien neutral experimentaría hacia esos distintos oradores.
Más allá de las generalidades tópicas de estos casos, no hizo Rajoy alusión alguna ni al problema de la corrupción ni a la obligación de los responsables públicos de ser ejemplares en sus conductas, de no perpetuarse como Casta, siendo, como son ambos, asuntos que sienten a flor de piel millones de ciudadanos. En velada alusión a los portasoleros Indignados que llamaban a no votar/les aseguró que “la democracia es votar y muchas más cosas… Hoy se ha celebrado la fiesta de la democracia y los españoles han decidido lo que era bueno para su país” y con tan escuetas y ramplonas frases apañó el asunto, sin pormenorizar con elocuencia en tan importante idea.
El resto del speech rajoyesco, para pasmo del frío observador, vino a consistir en “fusilar” frases textuales de los parlamentos inmediatamente anteriores de Gallardón y Aguirre, sin el más mínimo dominio sobre el auditorio, más bien sobrepasado por éste, con muy pobre hilación textual y sólo discreta gesticulación y entonación –encasquetó tres sucesivos apoyAO, animAO y ayudAO que retumbaron de tosquedad en medio de la noche-. Hubo momento incluso en el mismo hasta para el involuntario homenaje a la chorrada zetapeica –compruébase de nuevo que todo se pega- cuando para la posteridad y acerca de los nuevos votantes que a su partido apoyaron, aseveró, como antes hizo Aguirre, que “les aseguro que no se van a arrepentir NUNCA”, -¿y cómo puede cosa tal saberse?- lo que a estas alturas del film subvencionado suena más bien cómico y resulta ser facilísima munición regalada al adversario para dentro de dos días. No se sabe si es que desconocen hasta tal punto la naturaleza de la política, o conociéndola tratan de engañar… ¿a quién? En verdad que hay que ser espeso para despacharse así.
En suma otra clamorosa ocasión perdida y la demostración de cierta contumacia por parte de los líderes de la Derecha en la ignorancia de conocer elementales pautas de la comunicación política en las sociedades mediáticas. Aunque nada tengo que ver ello con la calidad gestora que luego se pueda –o no, que diría Rajoy- demostrar, resulta el comprobarlo de nuevo bien penoso para todos los que incurrimos en el abominable pecado de considerar como los menos malos de todos –a despecho de la demagogia utópica, tan guay sobre el papel, tan déspota en la realidad- a los principios liberales. Acaso tenga Obama que llamar también por teléfono a éste y dictarle un par de cositas al oído.
(Sigo, gracias a San Blogger, sin poder responder a los fraternales comentadores de mi blog ni dejar tampoco comentarios en los blogs amigos que sigo… ¡porca miseria! Me siento así un poco maniatado, en fin, un abrazo a todos)
8 comentarios:
Cuanta razon tiene. Yo tambien me percate de lo del dia hermoso; solo que para ellos, ya que solo veo un "quitate tu, pa ponerme yo".
Ni una palabra para los que sus dias son el antónimo de "hermosos".
Yo ya no espero nada, solo que mañana no sea peor que hoy....
Saludos cordiales.
Mira, don José Antonio, donde no hay, no hay y éste señorito de despacho de registrar papeles nunca saldrá de su rutina de firmar y tomar el aperitivo. Yo creo que ni sabe lo que sucede en España en general.
Para tener a este marmolillo en la presidencia de algo, prefiero que esté el PEPIÑO porque por lo menos hace reir a las masas con sus analfabetismos de aldea.
¡¡Por favor Don javier!! Espero que esté bromeando o en su defecto que su comentario sea sarcastico...
En lugar de capitanear y capitalizar la lógica protesta ciudadana, se dedica a endilgarnos topicazos y frases hechas.
Como alguien vuelva a decir eso de la fiesta de la democracia.... pierdo la paciencia.
Estaría pensando en Teledeporte y el Marca, que es lo suyo.
Deberían contratarle a usted como asesor de imagen o mejor, como "escribiente" de sus discursos. ¿Pensarían lo mismo los lorquianos que aun duermen en tiendas de campaña? Sin el papel no son nada. "Hoy es un día muy hermoso" pues Contador ganará el Giro. Eso pensará el futurible Presidente del Gobierno
Me da apuro comentar, no sé mucho de política, pero coincido contigo que si reacción fué fría.
Quizá sea el carácter gallego, quizá que no sea triunfalista todavía, quizá, incluso sintió miedo de lo que se le viene encima.
Personalmente Rajoy no me convence.
He pensado en quien podría estar, cuando haya que estar, en su lugar y no encuentro un posible candidato capaz de gobernarnos, con el carisma que se precisa.
Me ha gustado leerte, gracias por tu perspectiva impecable.
Un saludo cordial y admirado.
Espero que el futurible aproveche el tiempo para acaparar buenas ideas, no nos defraude este también.
Un abrazo
Ya lo va acuñando la sabiduría popular :
Eres más vago que la chaqueta de Rajoy
Abrazos, don José Antonio.
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