Empezó Mari Gloria su faena
reconociendo el terreno y sus daños como un fiscal implacable. Tomó en sus
manos mi cabeza como si la misma fuera el Planeta azul. Constató la creciente
deforestación, el avance del desierto. Deshizo de un plumazo mis espejismos. “Hum, la cosa está muy mal” sentenció. “Vale, Mari Gloria, pero no me toques más
las... la cabeza quiero decir, y no te ocurra nombrar la palabra maldita, lo
que no se nombra no existe, ¿lo comprendes? Ah, y sube esa música, que Camilo
mola mazo”.
Cómo contarte lo que estaba ya a punto de suceder, casi mejor no
contártelo, aunque desde la gresca inicial noté activarse dentro de mí la
alarma, esto tienes que escribirlo, y eso que estaba a la vez seguro
que te resultaría insufrible, que dejarías de leerme ipso facto, y entonces qué
iba a ser de mí. El caso es que tras
mi réplica durante un buen rato la gorgona de la escarola rubia no dijo ni mu.
Volteó con ira mi cráneo hacia todos los ángulos posibles y raca-raca,
raca-raca, raca-raca, circunnavegó aquel planeta, mondó a conciencia mi melón,
igual que pelamos una manzana o una pera de agua dulce.
-“Como no tienes bollos, como la tienes bastante redondita, no te va a
quedar mal del todo la pelota” me dijo al fin.
-“Ya, la armonía y la limpia simetría de las esferas y todo ese rollo,
¿no?” contesté.
-“Vaya palabrotas, majo, pero te vas a quitar de encima unos cuantos
añitos, igualito que mi padre”.
-“Oye, guapa, vamos a ver, que tú eres más tarra que yo, a mí no me
compares con tu padre, que seguro que está el pobre para sopitas y buen vino,
qué pasa, que el chulo que te magrea es un melenudo con pelos hasta en el culo,
¿y no has oido hablar nunca de la descomunal potencia sexual de los...?, de ésos, tú ya sabes”.
La oía resoplar muy cerca de mí.
Con un torniscón de izquierda proyectó mi cabeza hacia abajo. Hubo un silencio de calma chicha, y luego
escuché un ruido sordo, como el que hace una espada al envainarse y
desenvainarse. Achinando los ojos pude ver, santo dios, que esa leona afilaba
contra el cuero una enorme navaja barbera, zas… zas, zas… zas, mascando sin
duda la afrenta que yo le acababa de infligir. Ella me miraba mal. Y toda la
extensión de mi cuello de corderito pascual en Ramadán allí, bajo su filo.
Los periódicos andan llenos de breves así, que nos amodorran después de
un minuto, de psicópatas anónimos a quienes confiamos cosas vitales, yo ahora mi
cuello. Incluso entonces me acordé de ti. Esto si que tenía palpitación
de drama truculento, esto sí que se salía del realismo mostrenco de cada lunes,
tan real para mi desdicha, esto sí que te encantaría leerlo hasta el final.
Aunque, maldición, otro habría de ser quien te lo escribiese, que a mí estaba a
punto de degollarme la rubia de la navaja… CONTINUARÁ
MAÑANA
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada,
pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)
Post/post: gracias a Chela, a benjamíngrullo, a Mateo, a CLAVE, a Mónica (¡exacto! gracias), a Napo, a Neuriwoman por hacer mejor con sus palabras este blog, por bloggear conmigo ayer, THANKS.
5 comentarios:
se nota que has trabajado el libro bastante si hubiera sido hace añostendrias una tirada mayor Ahora tienes que luchar contra todo Te digo un ejemplo la revista Clara regala libros de la editorial RBA de autores consagrados aparte que internet lo come todo mùsica libros cine y tv saludos de Mateo
Momentos de sublime intensidad con nuestra vida en manos de otra y encima armada con navaja barbera.
La navaja ¡ uy ! me dio yuyu, sera que yo no se de esa experiencia tan masculina de pelarse al dos, supongo que seria verano, por que si no el resfriado estaría, asegurado..saluditos invernales..
Me encanta como exprime las situaciones cotidianas. Magnifico corte de pelo, mejor no se puede contar. Saludos
Así tomamos consciencia de cuan vulnerables somos cuando nos dejamos en manos ajenas. Magistral corte de pelo.
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