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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Feliciano, Kiko Rivera y la Miss, una historia de Amor


     
      Podría pensarse que los crueles dioses del Olimpo, furiosos de envidia ante tanta humana felicidad, tramaron en las alturas hasta malograr en el vientre de la Miss la fecunda semilla que en ella vertiera el homérico Paquirrín. Deriva así en aparente tragedia lo que había sido hasta ese momento la más fabulosa historia de Amor puro y duro que jamás se viera. Es seguro que el Dante, Petrarca, Ariosto, Leopardi, qué se yo, la legión de los anónimos trovadores provenzales que tanto le cantaron al misterioso elixir d´amore, los delicados poetas románticos ingleses y alemanes del Diecinueve, las novelistas yanquis a quienes el “negro” de Ana Rosa Quintana plagia para que gane ellas el Ondas, la cohorte de blogueros ciberenfermos de poesía también, allá donde se encuentren todos ellos, habrían hasta entonces derramado  incontables lágrimas de felicidad por ver, en estos tiempos de la Mugre, al Amor tan Triunfante.
     
      Ah, esa noble convulsión de dos corazones a ciegas que de súbito se descubren latiendo al compás por encima de conveniencias y de  apariencias. Que no desean ya, por desiguales de hechuras que nos parezcan, separarse nunca más. Que mucho se aman. Y no se sabe bien a quien más encumbrar en el tierno idilio que entre ambos, como rosa en medio del témpano, brotó. Pues, si en las bruces con la Miss dejara mudo Paquirrín al inolvidable Cyrano, de poder éste desde alguna esquina contemplarlo, claro,  como romántica heroína no le anduvo ella a la zaga, inolvidable y emeritísima ya, y más que la misma Julieta de Shakespeare, cuando, en la plena peste de estos tiempos malhadados, por Amor prefirió ella embrazarse y hasta embarazarse con tan contrahecho galán, teniendo también a mano todo un bombón Feliciano. “Fue un amor a primera vista”, con temblor en la voz confesó entonces la espectacular Miss de Sevilla, prendadita de su no muy vistoso pretendiente.
      
     Sólo lo que Amor tiene de mágico filtro, que todo lo del Amado hasta lo indecible embellece y exalta, mejorándole en el trago la visión al amante enamorado, pues ve ahora por dentro él la verdad de esa Persona, mucho más allá del fugaz envoltorio que la oculta, sólo Amor, digo, puede arrojar a dama con tan escándalo de belleza en las corporales proporciones entre los brazos de tan oblongo y descabalado chalán. Más: el amoroso bebedizo destila en la historia de Jessica y Paquirrín la más exacerbada pureza, si consideramos que hallábase la Miss en trance de elegir también los achuchones de un superapolineo deportista, uno de esos Adonis tableteados que figura en la lista de los varones más desvergonzadamente deseados por la nación entera. Amor derrotó a Pulsión. Paquirrín desbancó a Feliciano, God save the Queen.
     Y cómo entonces, cuando el alma y el favor de la Miss volcáronse enteros sobre el cántaro abombado de Paquirrín, las mieles todas de una Miss sobre esas trazas de picador de toros en eterno y jocoso paseillo, de orondo estibador de parranda, cuánto entonces, digo, todos los feúchos y feúchas del mundo por reflejo hubieron de sentir con ese increíble romance en algo aliviado su infortunio, negrísimo y crucial revés en estos tiempos despiadados, en los que mandan sólo las contingentes formas. Todos somos Paquirrín. Jessica Bueno se llama la buena moza, y de Justicia es no olvidar ya su entero nombre, que si es el propio cosa de la infausta moda, a fé que le hace honor el apellido a su querencia enamorada, el eterno sentir que palpita en los más elevados momentos de la Humanidad. Cuánto anhelaríamos por eso qué la prima materia sobre la que la historia de Feliciano, Paquirrín y la sevillana Miss se asienta, fuera la verdad y nada más que la verdad. Quedaría entonces mejor hecho el mundo.   
    
    
    
    
        

11 comentarios:

María dijo...

¿No dicen que el amor es ciego?, igual el muchacho tiene algo oculto (muy oculto quiero decir) que no sabemos ver.

Besos

V dijo...

Pues ahora me entero de que ella era Miss, y que andaba con el tenista. Pero sin saber, de antes, tampoco me la creía.

[¡Clin-clin! Pase por caja]

Ya se apañarán, no me interesan, la verdad. Ni ellos ni sus cosas. Pero supongo que son reflejo, sí.

Es lo que hay.


Besos, José Antonio.

hawai05 dijo...

estos si que saben vivir a COSTA del morbo humano ...¡ QUE PENA DE PAIS ...ANTES MUERTA QUE SIN SILLA !

Belkis dijo...

Sin palabras.... ojalá y sea de verdad. Soy de las que creen en el amor por encima de intereses y montajese. Un abrazo José Antonio

Alejandro Pérez García dijo...

Todos necesitamos una fuente de ingresos para vivir. Cada uno tiene la que elige o la que puede tener. de la fuente de algunos solo fluyen mentiras. Lo malo será cuando todos se enteren y pierdan credibilidad: se acabó el cuento.

Abrazos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Y a mí que este chico me cae bien. No lo puedo evitar.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Las verdades amigo, nunca son verdades... Cuando menos hasta que se demuestre lo contrario.

Saludos!

Anónimo dijo...

JaJaJa "que güeno", eso eso, todos somos paquirrin riin riin riin ¿diga?
Saluditos.

Winnie dijo...

¿Por qué muestran TANTO y TANTO sus bidas!! no lo entiendo!!! Un beso Jose Antonio y buen jueves

teresa dijo...

José Antonio, cuando lei la noticia, no sé porque motivo, pensé mal.
Creo que todo es publicidad y dar a la prensa del corazón mas texto que comentar.
Yo solo espero que la fecha de la boda siga en pie.
Que el fatal desenlace ( que ha sido una pena, por supuesto) no sea motivo para borrar el amor de un plumazo. ¿NO CREES?
Un saludo.

Lectora dijo...

Buenas, pasaba por aquí, pues o no me lo creo, porque a ver si fuera poco favorecido el galán pero destacara por su pico de oro o su bagaje erudito pues mira.

Lo más lógico aquí es que la madre compungida de ver a su hijo frecuentando lupanares haya optado por contratarle a una nuera fija que es más práctico.
Claro que me encantaría equivocarme.