La maldición del escritor (Relato breve)

 Ya tú sabes… Como el Rey aquel, todo lo que vivía, todo lo que tocaba, al instante quedaba convertido… en literatura. En buena o mala literatura, que eso ya en gustos va. En buena para él, en la que persigue sin alharacas la Verdad y la Belleza esenciales, pues, de lo contrario, ni siquiera lo intentaría. Por eso, también las mujeres que la vida le ponía en suerte, esto es, las hembras que tocaba, maldición, entre los dedos se le hacían poesía, relato, estampa, elegía. Por todo el oro del mundo hubiera deseado el escritor entonces que esas mujeres perseveraran y permanecieran en carne, que en carne y hueso se le quedasen. Sólo en desnuda, rotunda y dulcísima carne, maldición. 

Soy escritor. Valora mi trabajo.

111 ROSAS o EL LIBRO DE LAS AGRIDULZURAS. 301 pgs. 12 euros. 

ARGUMENTO

La aventura y el itinerario cotidiano de un soñador irónico, de un sentimental cabal, de un solitario ilusionado, de un fabulador a ras de tierra, a la busca del tiempo ganado, a la búsqueda de los afectos perdidos, afanado a la tarea de como oro en paño anotar, recrear y rescatar lo mejor y más granado de sí y de cuanto le rodea, de ponerlo así a salvo del Tiempo voraz y del rudo Ruido. En círculos concéntricos, más desveladores que dantescos, la singladura irónica y emocionada de ese vivir, de ese sinvivir, de sus pasos y marcas: la amistad, la paternidad, el amor y el desamor, el mordisco de la soledad y los preliminares de la vejez, el mundo de la noche con sus mujeres fatales o magistrales, el deporte y la escritura, su duda y su ternura, el paso y la luz de la estaciones, todo lo que puede aprenderse en los viajes del Metro… la misma vida a chorros y a corros en los más vivos colores registrada. ¿Logrará mantener su lugar al sol?

CONTRA-REEMBOLSO, 15 E

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