Perdidos andábamos, por entre los trágicos meandros del Deseo liberado,
cuando en éstas llegó Almodóvar,
presto a ponernos su dudosa luz sobre el asunto. No en vano llamó in the
beguining a su productora El Deseo SA,
y ya esa privadísima apropiación del Eros,
en tan distinguido fan de la Spanish
Revolution, resulta algo estrafalario. Por lo demás, es bien cierto que la
filmología almodovariana usa y abusa (hasta el hartazgo) de la exposición
temática sobre los libidinosos terrenos de un Eros, ya no desatado, huracanado. Pero también, claro, amachambrado
a más no poder con el Tánatos.
Si algo caracteriza la obra almodovariana es una recurrente reiteración
en la banalización de la violencia contra las mujeres, prisioneras y objeto a
la vez de las más tenebrosas pasiones,
que acaban por exigir el desbordamiento de la violencia contra ellas. La
morbosa fijación en las más turbias obsesiones, propias de los registros del
universo fílmico almodovariano, terminan por hacer del ridiculizado landismo, a su lado, un juego de niños.
En el destilado más o menos explícito de
sus obras subyace un inconsciente atravesado de mórbida fascinación por la
violencia, por las atmósferas enfermizas, pobladas sólo por la ciega pulsión
del deseo, proclives en sí mismas al avasallamiento por la fuerza de unas
personas sobre las otras.
Habíamos comprobado, lector, la terrible experiencia de salvajismo que
constituye la violación de una mujer. Si ambigua al principio, brutal sin
ambages al cabo resulta en Perros de
paja. Bestial, incluso sin llegar a producirse, en Thelma y Luise, donde el sentido del relato, sanciona positivamente
–cara al espectador- el mortal
ajusticiamiento del agresor. En muchas
películas de Almodóvar, por el
contrario, -y es pasmoso que, siéndolo así,
las huestes del Progreso tanto lo alaben- es la violación motivo obsesivo, y si aparece
a menudo frivolizada hasta el punto de parecer legitimada, la banalización que
de ella llevó a cabo en Kika (1996)
resulta de una miseria ética insoportable. Es difícil imaginar que a cualquier
otro cineasta se le hubiese permitido una escena tan abyecta.
¿Te acuerdas, verdad? Un personaje, ex–actor porno, acaba de fugarse de
la cárcel. Se esconde en casa de su hermana, amiga de Kika, que duerme plácidamente en una de las habitaciones. Él la ve
y, como si no pudiera evitarlo, la viola. ¿Recuerdas lo que instantes antes,
con un gajo de fruta, en lo más íntimo de Kika
untado, Almodóvar le hace hacer?
Debe ser ese el homenaje guarro del manchego a las míticas naranjas de El Padrino. Nos propone Almodóvar contemplar la prolongadísima
violación –viaje a las carnes de Kika va, viaje a las carnes de Kika viene- como una suerte de festivo
divertimento. En determinado momento llega incluso a poner en labios de la
violada esto: "¡Que te corras ya, no puedo estar todo el santo día esperando a que te corras... que me estás poniendo perdida de babas, hombre."
Es decir, coloca ese incalificable mensaje en boca de la protagonista de la Historia, la
heroína almodovariana, cargada connotativamente la obra de tácita admiración
hacia ella, una especie de modelo prototípico de valores que propone su universo moral.
Vamos, que viene tácitamente Almodóvar a
decirles a Thelma y Louise: “ay,
hija, desde luego, no es para tanto, mujer, relájate y goza… que mientras voy
yo hablando con Madoff, a ver qué es
de lo mío”.
¿Lo suyo, don Pedro? El Deseo
S.A., ya le digo. Queda pues, lector, el Deseo también ya del todo privatizado.
3 comentarios:
La verdad no puedo juzgar esto o mejor dicho opinar sobre esto. Con este me pasa como con Allen vi sus primeras películas que eran comedia y me gustaron, pero cuando empezaron a ponerse estupendos a mi me pareció que se ponían estúpidos y deje de ver nada de ellos. Este decía junto a Favio Magnamara en los setenta que "estamos hartas de tanta pana, de tanta barba y de tanto progre triste, queemos jarana queremos divertirnos", se lo oí yo mismo en el auditorio del San Juan Evangelista y me pareció a mas de bujarrón un gilipollas que solo quería mariconear cuando todos los demás nos la estábamos jugando.
Saluditos.
Recuerdo con gusto Mujeres al borde de un ataque de nervios, de ahí para acá ya no entiendo si son universos paralelos o yo vivo en XT
Le dejo saludos, paso tarde porque aveces los deseos no son mas fuertes que las travesuras de internet...
Besos
Publicar un comentario