“Yo tenía una granja en África”.
Así empieza la célebre obra de Isak
Dinesen, tan a menudo elogiada, sobre la que Sidney Pollack hizo la
monumental película de la que no consigo del todo salir. ¡Se está tan bien dentro
de ella! He leído en el internete que el mismo Juan José Millás, el oráculo de los desposeídos que columnea en
EL PAÍS y se arrampló el Premio Planeta, pone esa frase como ejemplo de arranque
portentoso para una novela.
No sé si se repara mucho en ese verbo, tener, (recordemos “Tener y Ser de Erich Fromm”, esa drástica disyuntiva que el pensamiento del Progresismo establece entre optar respectivamente entre el Mal y el Bien) que significa
la expresión de la propiedad, y que, referida, como ella hace, a la primera
persona del singular, viene a denotar la plena propiedad privada que ella allí
poseyó. Pues la baronesa, además del talento escritor, contaba -tenía- las
cualidades básicas para poder ser empresaria: capacidad de trabajo, de asunción de
riesgo, dotes de dirección, rigor, visión anticipatoria, espíritu emprendedor.
Su plantación de café llegó a alcanzar los seis mil acres y parece ser que supo
ella conciliar la propiedad y la administración de su granja con un sincero
desvelo por los nativos “kikuyu” que
trabajaban para su empresa. También a la baronesa, como ahora al Rey de España, le apasionaban los
safaris y las aventuras románticas.
Suele también repetirse mucho el proverbio africano de que “para educar a un niño hace falta la tribu
entera” y, sin entrar ahora a discutirlo -desde Rousseau para acá la leyenda del “buen salvaje” encandila a las mentes bienpensantes de Occidente-
sí puede servirme para, a riesgo de ser políticamente incorrecto, en paralelo
proclamar que para levantar y consolidar una empresa multinacional –piénsese en
Zara, o en las que por ejemplo sin
ir más lejos soportan esta babélica Torre misma de la Ciberesfera- se precisa
de forma imprescindible un conjunto de saberes intelectuales, científicos,
tecnológicos, jurídicos y de todo tipo realmente excepcionales.
¿Adónde quiero ir a parar? Mañana, lector mío, si por aquí pasas lo sabrás, que ya estoy yo pasándome de la raya con la extensión del post y no quiero por nada del mundo enfurecerte y que de mí pases ampliamente.
Post/post: gracias a Alp, a Mónica, a Trecce, a Kayla, a Bego, a NVBallesteros, a Cesar, a Zorrete Robert, a F Medina, que con sus directas e indirectas, sus serios y sus bromas, sus insinuaciones y reflexiones, currelaron ayer en el blog conmigo, haciéndolo también así suyo, GRACIAS.