Cómo puede ser que incluso los influencers sin Nombre influyan tanto, es decir, consigan convencer a quienes les siguen de agenciarse mil y una bagatelas, a veces carísimos productos empresariales, mientras que los escritores sin Nombre, incluso entre quienes nos estiman, tengamos que partirnos la crisma del alma para poder ver la estrella de una persona que nos pide nuestro buen y barato libro, ese que nosotros hicimos con el corazón en vilo.
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