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viernes, 10 de agosto de 2012

Y de la rítmica, qué me dices


   
    Estuve en los madriles, que ayer eran aztecas,  viendo un rato por la tele el concurso de gimnasia rítmica del Londres 2012 maya. ¡Qué injusto me resultó el bostezo que al final, por la canícula, por la modorra de la hora, por la acumulación de tantos ejercicios, acabé profiriendo! Me resulta fascinante esa disciplina, que somete la impensable acrobacia física –es decir, la humana puja por aminorar la dura ley de la gravedad- al refinamiento de una estilización que trascienda las piruetas hacia los terrenos elevados del Arte, es decir del espíritu.
   
    No es casual que para ello las sumerjan en la Música, y en la más  excelsa a menudo, como maravillosa brújula sonora, con el imán de su inmenso potencial evocativo, a la que deben las jóvenes atemperar sus contorsiones. El resultado de esa fusión muestra casi siempre una plástica que te deja arrobado. ¡Con qué elegancia tejen y destejen de belleza la seda de la pista, qué armonía tan dulce en esos movimientos como animados por un dios autor de una Creación entonces perfecta! ¡Cuánto trabajo se adivina detrás de esos breves instantes preñados de tan mágica cadencia!
   
    Lo único malo es eso, la acumulación de tanta belleza. Una actuación tras otra acaba por volvernos insensibles a ella, como los conserjes del Museo del Prado. Se da incluso en estos terrenos una economía de las pasiones, y el exceso de oferta, el atracón, acaba por abotagarnos el gusto. Ver con calma y bien atento uno de esos ejercicios, dos todo lo más, paladearlos, llenarse por dentro de su magia y retenerlos ahí, hasta que lentamente vayan posándose en el mejor fondo del armario del espíritu que con nosotros llevamos. Eso de la gimnasia rítmica yo te digo, querido lector.  

Post/post: gracias a Mónica y  a NVBallesteros por venir ayer, por bloggear a mi lado. GRACIAS.

5 comentarios:

alp dijo...

Pues qeu geniales...un abrazo desde Murcia..seguimos...

Jaime dijo...

Como la vida misma Jose Antonio, el exceso empacha, que un par de ellos visto con ganas, te dejan el alma serena, pero se debe hacer como con las buenas comidas, quedarse con hambre.

Monica dijo...

En pequeñas dosis es mejor, da más tiempo a saborear las cosas. Lo mucho empacha y aburre y uno termina cansándose. Saludos

Winnie dijo...

Ese ritmo acompañado de vestimenta, música y sutileza me embriaga siempre...También es una disciplina olímpica que disfruto José Antonio. Un beso para tu alma desde el mar de Ibiza

NVBallesteros dijo...

Acabo de ver la final y la verdad es sublime...Besos