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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Raphael, El tamborilero, yo mismo

     
     ¿Sabes? Es como si, una vez abierta la espita de las confesiones más vergonzosas,  habiéndose deslizado ya uno por esa pendiente, que en estas fechas sólo puede ser de una nieve inmaculada, -y la nieve siempre lo es- apetece, ya puestos, no cerrarla tan pronto y hundirse un poco en el júbilo näif de la misma, antes de volver a colocarse la avinagrada máscara de todo el año.
     Por motivos que no vienen ahora al caso explicar, carezco de una formación religiosa digna de ser considerada tal. Eso hace que no pueda uno, por más que a veces con la intuición ciega lo deseara, “entrar” del todo en el misterio religioso. A pesar de ello, desde la primera vez que siendo niño un día yo lo pude escuchar, siempre el villancico de “El tamborilero”, si lo escucho a solas y con los ojos cerrados, me arrebata el ánimo hasta el borde de las lágrimas. Es una canción preciosa, una música humilde y una letra inmejorable en su aparente sencillez, que  hacen latir y batir con fuerza –y con ecos de tambor, claro- el mío corazón.
    
      La Noche Buena pasada, antes del parchís azul que ya conté, pensaba en esto también viendo, con el famoso rabillo del ojo mío, el finisecular programa de canciones que en la TVE1 dedicaban a Raphael. En un momento vi cómo salía él a canturrear en compañía  de su propio hijo, que si joven el hijo, jovencísimo parecía a su lado el padre, que lo liaba todo un poco con su… “afán de protagonismo” –que, aspirando algunas consonantes, diría su hoy Bonísimo consuegro-, empezando por el raro prodigio allí visto, de que, siendo el hijo poco más que un adolescente como digo, apuntaban ya en su cabeza los signos externos de una pronta alopecia, -mi solidarité, mon  amí- al tiempo que el padre, un abuelo por edad, lucía un melenón como una selva entera sobre el melón, que ni los Who en el año de gracia de Woodstock. En fin, el signo de estos raros tiempos, me dije, y suspiraba yo porque, como cada año, cantara por fin el Tamborilero.
     Y eso que no me gusta del todo oída en ese Especial, inscrita en esa escenografía aparatosa, de luces y destellos y humos tan desorbitados, que es un es-cán-da-lo, más los muy empalagosos jeribeques y alifafes que el rococó Raphael le pone al villancico para casi echarlo a perder de tanto merengue sobreañadido. Me conmueve de verdad cuando se la oigo a Raphael…  cuando no era del todo Raphael, -creo que me entiendes- y la música y la letra y la voz, desnudas y acopladas en comunión suma las tres, brillan de verdad con su callada y esencial belleza. 
      
     He brujuleado en el Internete hasta dar con que se inspira el Tamborilero en un tradicional villancico checo medieval, otros dicen que francés, y sobre todo, con que la letra de la versión española es obra del letrista, adaptador y poeta Manuel Clavero, hijo en realidad del grandioso maestro Quiroga, autor de tantas indelebles letras de la copla española. Y este rarísimo prodigio de hermosura y acendrado sentimiento que el hijo de Quiroga dio a luz, -tan lejos del tétrico tambor de hojalata y de su más tétrico tañedor que luego Grass novelara-  quisiera yo ahora recrear –y hasta susurrarte en la distancia si es posible- aquí:

El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió,
los pastorcillos quieren ver a su rey,
le traen regalos en su humilde zurrón
ropopom pom ropopom pom
Ha nacido en un portal de Belén
el niño Dios
ropopom pom ropopom pom

     (Ahí lo tenemos delante, el camino que ya nos lleva, tomémoslo con el candor despojado de toda ansia que el mismo nos pide, que es  descenso –y no por tanto escalada hacia las alturas, esas que dominan siempre los halcones amos del Mundo-  por un valle que la nieve de plena blancura todo engalanó, que nos contagia y viste así de su misma inocencia, que somos ya pastorcillos –niños humildes de esa tierra pura con escaso ganado a su mando al que ahora abandonan- y “queremos ver” a nuestro rey –he ahí la dimensión volitiva y visual, no abstracta, que nos pone en marcha y nos guía, el querer tener delante de los ojos de uno –sólo vivo por VERTE le decía ayer Ángela (María) a Camilo (Jesús)- la increíble donosura indefensa de un recién nacido… al que regalar, (regalar es también un poco religar, creación de vínculo, religión) a quien darle, sin cálculo alguno y de corazón, algo nuestro, por más que tan poco tengamos, algo que quepa en nuestro zurrón, y cómo se anticipan y resuenan ya por el camino, alegrándolo en medio del frío, los ecos de un tambor, esa musical percusión que retumba suave y misteriosa al ritmo de nuestros corazones, ropopom, pom, también como las campanadas de un reloj que diera una hora nueva, pom, pom) .

Yo quisiera poner a tus pies
algún presente que te agrade, Señor,
más tú ya sabes que soy pobre también
y no poseo más que un viejo tambor,
ropopom, pom, ropopom, pom.
En tu honor frente al Portal tocaré
con mi tambor

(y se singulariza y se hace carne ya, de entre todos los que caminan, ese pastorcito único, cobra vida singular la luz de su ilusión, hermosísimo el subjuntivo ese, “yo quisiera”, sí, Señor, te daría yo lo que fuera que a ti gustara, más bonito dicho aún, que fuera de tu agrado, qué precioso el gesto, ese poner a tus pies un “presente” –el regalo hecho así Tiempo actual y vivo-, que a tus pies me pongo así yo también en tu presencia, Señor mío, pero sabes, pues eres tú Dios, que como tú soy pobre, que, pastor sin oveja alguna, como el mismo recién nacido, no poseo más que un tambor, que es viejo, claro, de mi padre heredado, seguro, nada más que el tambor que aprendí a tocar tengo, humilde zurrón y viejo tambor, los objetos que me definen, poco más que el latido de ese tambor soy, el tamborilero,  y entonces… lo único y al tiempo lo mejor que puedo hacer haré, mi decisión a pesar de todo, ésta es mi voluntad afirmándose, sí, rey mío, tocaré por ti, tocaré para ti, pondré mi único y más preciado don al servicio de la alegría de tu nacimiento, así que ahora con más resolución hago sonar mi tambor, es decir, más presente yo mismo me hago con mi arte.)
El camino que lleva a Belén
yo voy marcando con mi viejo tambor
nada mejor hay que te pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor
ropopom pom ropopom pom
Cuando Dios me vio tocando ante él
me sonrió
ropopom pom
ropopom pom
ropopom pom
ropopom pom.

(aquí tienes mi viejo tambor, Señor, aquí me tienes, aquí me doy, no hay mejor ofrenda que pueda yo darte, que es su acento ronco –tosco, bronco si quieres, acaso algo áspero, lo que corresponde a la pobreza y al despojamiento último y verdadero- , ronco, sí, pero transfigurado ahora, por la desprendida donación, por la maravilla que también el arte despliega, en lo que viene al cabo a ser su decisiva música, canto de amor, canción y cadencia de entrega total, tómalo, escúchalo Dios mío, y aquí el autor nos pone en el clímax del sentimiento altruista, ¿qué pasará?, pone uno lo mejor de sí, pero, ¿cómo se entenderá? ¿cómo recibirá la divinidad el ruidoso atrevimiento?, y entonces el Dios recién nacido… le ¡sonríe! al pastorcito   –y qué mejor expresión de agrado y a la vez de caricia y de ternura recíprocas puede imaginarse que el regalo de la sonrisa de un recién nacido, ¿cuándo en su vida volveremos a ver sonreír a ese Dios?, ¿nos damos cuenta de que, antes incluso que arriben los magos de Oriente,  el niño Dios a otro niño con un tambor le ha sonreído, calibramos el tesoro incalculable de ese gesto?- y con qué pudor contada ahora la acción en tiempo pasado, ya transcurrido y vivido, ofrecido en distancia así; el niño del portal sonríe –y a la vez diríase que el valle entero, hasta el mismo Dios de las alturas que todo lo ve le sonríe al pastorcito- y con él a nosotros, en catarsis liberadora, nos rueda entremezclada con la sonrisa una lágrima, al compás de ese tambor estremecido de emoción en aquel remoto portal, ropopom, pom, tócalo otra vez, pastorcito, cántalo de nuevo, Raphael, como tú solo sabes, anda) 


19 comentarios:

Javir dijo...

Le agradezco la entrada, amigo del Pozo, que uno es mucho del tamborilero raphaeliano.

Con los pertinentes permisos, aprovecho tu articulo para realizar una confesión de parte: Sin duda como consecuencia de la edad, un servidor está saliendo del armario y admite, sin tapujos, que le está enganchando el arte sin concesiones, sin complejos y de largo recorrido. Que sí, que cada día me emociona más la voz de Raphael y el arte continuo de la más grande, de la llorada Jurado, Doña Rocio.

Un abrazo

Natalia Pastor dijo...

A mi "El Tamborilero" me fascina y se me eriza la piel al escucharlo.
Pero eso: escucharlo.
No soporto ver a Raphael en televisión, tan "afectado", histriónico, con esa tentación mal disimulada de transformarse en folclórica y arrastrar la bata de cola por el escenario.
Demasiado para mis nervios.

Sheol 13 dijo...

No esta en mi lista de favoritos el maestro Rafael, no se si alguna vez he escuchado una canción suya en totalidad. Respeto sin embargo su contribución para la cultura musical española, pero... no gracias. Un abrazo y feliz salida y entrada de año.

César dijo...

Comparto, amigo Del Pozo,- pido su licencia para el tratamiento, debido a las entrañables fechas-comparto digo, la opinión mayoritaria: me emociona el Tamborilero, pero preferiría oirlo de cualquier otro que no fuese Raphael. Y estoy tierno, pido disculpas por si agrediese la sensibilidad suya o de cualquier lector de usted. Así como tampoco soy muy de Camilo Sesto. Los Bravos, Los Brincos, Los Pekenikes. !He ahí la Fonte Miña de la música pop en España. Usted me entiende. No he podido comentar su entrada a Camilo Sesto porque ya sabe usted que estaba ocupado en graves asuntos de Estado.

Pero permítame que fije mi atención en algo que usted dice: "Carezco de una formación religiosa...". Pues mire usted, para carecer de formación religiosa, ha destripado con gran sensibilidad uno de los grandes enigmas de la Religón: La adoración. Casi me convence usted de que el año que viene, en lugar de percorrer el Camino de Santiago, realice la Ruta de los Magos de Oriente.

De todos modos esté atento, porque pienso escribir algo sobre un descubrimiento antropológico que he realizado a raiz de la Nochebuena: el villancico popular "O piollo e a pulga". Llevo veinte años oyéndolo cantar a mis suegros y este año, ante mi desagradable sorpresa, pues resultaba excitante descubrir cada año cual era el oficio de cada uno de los animales que en el cuento aparecían, lo he visto impreso en Google! Creo que Google acabará con el misterio en el mundo. Si hubiera existido google hace dos mil once años, los Reyes Magos hubiesen llegado a tiempo y el gordo de Papá Noel no existiría.
Por cierto, que Papá Noel me ha traido una raqueta nueva de Pádel. Para tumbar pijos, oiga usted!
Felicidad para usted, los suyos, sus lectores y las fichas todas del parchís.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Es que me encanta ese villancico...

Saludos y un abrazo.

Ángeles Hernández dijo...

Cuando más alegre y bullanguera está la cena de Navidad que con los compañeros de trabajo o con amigos celebramos todos los años el viernes que precede a las Fiestas, cuando ya no pega ponerse serios porque todos estamos un poquito demasiado alegres, yo, que suelo ir de Showoman, empiezo despacito aquello de : Eeel camino que lleva a Belén...., y todos, todos los comensales, incluídos a veces los de las mesas colindantes, cantan entusiasmados poniendo caritas de ángel o de pastorcito pero siempre con un toque ingenuo.

A pesar de que la letra es muy larga, sólo en el trocito de " nada mejor hay que te pueda ofrecer...." algunas voces dudan, pero la canción se acaba con el mismo orden que empezó , incluídos ronroneos musicales y tamborileos de voz y percusión: Ropopompom, ropopompom, pom, pom.

Un clásico que ha traspasado generaciones e incluso interpretaciones más o menos manidas de
"El concierto de Navidad de Doña Carmen".

Un abrazo, Sr. emocionador de Á.

TITANIA dijo...

Ya no se concibe Nochebuena sin Raphael y su Tamborilero.
Todo un clásico navideño.

Luisa dijo...

No se puede imaginar unas Navidades sin los especiales de Raphael en tv, como no se pueden imaginar unas navidades sin turrón. El tamborilero es maravilloso, es unos de los villancicos con más versiones, recomienzo que escuchéis la que realizar Jonny Cash, al final os quedareis con nuestro Raphael. Qué grande es. Acudí a verlo actuar en directo en varias ocasiones y salí extasiada. Feliz Año a todos y que en estas fiestas seáis un poco más felices, ya que yo no lo estoy siendo. Saludos

carmen dijo...

Raphael es el MÁS. NO hay nadie como él, tardará mucho tiempo en brillar en nuestro país una estrella como él.Soy Rapheliana hasta el tétano. Feliz Navidad a todos.

LaCuarent dijo...

A mi es que los villancicos como que no, por muy bellas y dulces que sean sus letras, que le vamos hacer será que uno es rockera.
Le dejo unos besos y el eso que en fin de año se divierta escuchando lo que quiera

Fin de los Tiempos dijo...

D. José Antonio, muchas gracias por seguirnos, le seguimos de vuelta. Un cordial saludo y Feliz Navidad y Año Nuevo

José Antonio del Pozo dijo...

- Javir: pues yo te alabo el gusto. Un abrazo, amigo.
-Natalia: es claro que Él no deja indiferente a casi nadie, pero sí yo creo que a veces se pasa de rosca
-Sheol13: otro abrazo para tí. Sobre gustos está ya escrito que no hay nada escrito
-Cesar: amigo, gracias por su luenga y sabrosa participación, estoy seguro que sabrás hallarle tesoros nuevos al O piollo e a pulga esos, igual que los que apuntas del google. Qué bien le quieren a usted que hasta palas tumbapijos le regalan, va a ser que le adoran los suyos, amigo mío.Felicidades, claro, amigo, que, a la inversa que en parchís, nos comamos veinte ( de gratas sorpresas, hablo ahora) aunque contemos aquí.
sólo una.
-Ricardo Miñana: muy amable, lo mismo al cuadrado para usted, que siga su poesía durando
-Hiperión: coincidimos, pues. Gracias y un fuerte abrazo.
-Ángeles:me gusta mucho la escena que recreas, el jolgorio, el silencio que pides, el empezar despacio y bajito a cantar, las mesas de al lado que siguen el rumor del tamborilero, que te siguen también a tí, las caras arrobadas,todos cantando, emocionante también. Otro muy fuerte para tí.
-Titania:pues eso, ropopom, pom, POM
-Luisa:¿Raphael, que sería más, turrón del duro o del blando? Así que el Cash tiene su versión también, muy interesante el apunte, Johnny cogió su tambor entonces, si lo hizo es que le gustó y mucho, a pesar de todo lo que Cash era. Es irrebatible que Raphael -yo no le vi en directo nunca- lo da todo y es distinto a todos.Animo Luisa, adelante.
-40añera:vamos que lo suyo es el rock and roll, la marcha y la fuerza y la música batiéndole por las venas y el baile y el grito desenfrenado de libertad con la moto a todo gas... pero hay también ahí baladas, ¿no?, baladas, es decir, ovejitas, rebaños... villancicos. Gracias por sus unos besos y que el fin de año le sea rockero
-Fin de los tiempos: sí, les sigo, me parece su blog interesante y le agradezco mucho su generosidad y que figuréis ya como seguidores míos, porque así no siente uno tan sólo escribiendo, le anima a seguir haciéndolo y a darle sentido y nada, le gusta a uno hallar eco en ello. Gracias, amigos.

Romek Dubczek dijo...

Fantastico articulo, muy bien escrito y precioso el homenaje al tamborilero de Rafael. A mi me trae los mismos recuerdos aunque, por mi infancia particular, prefiero no recordar.
Desconocia que tenia procedencia checa el villancico. Interesante.
Gracias por el post y aprovecho para desearte un Feliz Año :)
Un abrazo

MA dijo...

Hola Jose Antonio, maravillo post, Rafael canta como los ángeles divinos.

Mis mejores deseos de Salud paz , amor ,y prosperidad para ti tu familia, tus seguidores amigos y para el mundo ,en este maravilloso año 2011 pleno en deseos cumplidos para todos.

Abrazos de MA y gracias por tu huella de felicitación del nuevo año.

Sue dijo...

He escuchado a Raphael desde chica, ya que mi padre conserva muchos discos suyos. Siempre me ha parecido un músico excepcional. Me gustan sus canciones incluso hoy (que sí, que las llevo en el ipod), las antiguas sobre todo.
Pero no suelo decirlo mucho porque la gente me mira raro...

Unknown dijo...

Yo no comparto contigo el placer que te suscita escuchar a Raphael, simplemente no me gusta pero sé que es un icono dentro de la música de este país y eso se merece un respeto que no se les da a muchos artistas.
Un abrazo y que pases una feliz salida y entrada de año.

Juan Carlos dijo...

Junto con el Adeste Fideles y el Silent Night son los villancicos que más me emocionan.
Un saludo y Felices Pascuas.

José Antonio del Pozo dijo...

-Romek: Gracias a tí, Romek, por tus amables palabras, bienvenido y un abrazo.
-MA: gracias, por tan bonitos deseos para mí, que extiendo yo también para ti
-Sue:¿las llevas en el ipod? con un par, sí, ya lo creo que miran raro, pero...Gracias
-Alberto: gracias por tu matizada e inteligente reflexión, y otro para ti
-Juan Carlos: gracias por dejar su huella y su buen gusto. Igual for you

Luisa dijo...

Estimado D.José Antonio, por su puesto que Raphael es turrón del blando, para duros ya están otros. A mi me gusta el blando, el que se derrite nada más tocarlo. Feliz Año