El otro día fui al teatro, a ver y escuchar el “Kafka enamorado”. Mañana te contaré aquí, lector mío, la
fantástica historia que durante la representación allí nos ocurrió. Quiero
hoy sólo hacerme –hacerte- una minimalista –lo que hoy se lleva- reflexión: si
el tan grandioso como infeliz Franz Kafka, de haberlo tenido al alcance en
su época, hubiera leído con provecho un buen libro de autoayuda, es probable
que su existencia podría haber, en el orden práctico de la vida, algo mejorado, que hubiera sido quizás menor su infortunio, y que quienes lo rodearon hubieran a lo mejor tratado más y
mejor a una personalidad tan atribulada como la suya, pero es también posible
que en ese caso unos y otros, quienes con él convivieron y quienes con él en
sus libros “convivimos”, en ese trueque hubiéramos perdido a Kafka.
Si Kafka (“yo no tengo que comunicar nunca nada a nadie… tómame… tejido como
estoy de necedad y de dolor… tómame, será la profundidad… “) hubiera sido
sólo un intercambiable individuo más entre la inmensa mayoría, sólo un anodino
–y modestamente feliz- ciudadano más, uno de tantos como nosotros mismos somos,
habría sido a lo mejor más dichoso, sí, pero no hubiera sido Kafka. ¿Y a qué arduas interrogantes
sobre fines y medios, sobre felicidades e infelicidades, sobre normalidades y
singularidades nos remite esta consideración? Hum, me temo que al minimalismo
reinante sólo el plantearlo ya le aburra. Lector, mañana te espero.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
2 comentarios:
La cuestión, Jose Antonio, es que ser infeliz no garantiza ser Kafka.
por supuesto, en eso estoy de acuerdo, desgraciadamente ser Kafka no es una elección, y además, una felicidad corriente y moliente no es pequeña cosa. Sólo que ser Kafka, algo parecido... uff, la leche. Creo q era Bernard Shaw el q decía: no soy feliz, ni falta que me hace.
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