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miércoles, 22 de julio de 2015

De la pizarra de Guerra a los calcetines de Monedero

          


   El otro día, urbi, orbi et interneti, tan sutil as usual, plantificó Monedero, esparcidas sobre un camastro, sus calcetas multicolores. Quería establecer el gurú consultor así, con ese pedestre paralelo, no sé qué extrañas cábalas acerca del futuro de la izquierda española, o sea, sobre el futuro de la Humanidad. 
    
   Anótese, pues, el bárbaro declive que va de las flores de Mao… a los calcetines de Monedero. Y prueba también de la regresión cultural en la propia España: de la pizarra de Suresnes, en la que alardeaba Alfonso Guerra de atrapar el misterio venidero de los próximos cuarenta años, a esta cosa calcetinera de Monedero. Aún la pizarra es documento de una cierta cultura escolar y libresca, de la misma forma que Felipe y Guerra presumían, el uno de haber leído el Quijote cuarenta veces, y el otro de perito en Machado... mientras Monedero glosa a lo bruto El rey León, y Pablo Iglesias recurre a series de tv como argumento de autoridad. Es lo que hay, wei.

    
   Sí, Monedero espiaba sus calcetines polícromos como antes los arúspices examinaban las entrañas de las aves, qué tío, diríase que en los calcetines de Monedero pululaba, junto al légamo del Orinoco, el Futuro de la Humanité, fíjate, fíate, fiat, eh. 



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1 comentario:

Anónimo dijo...

La progresía ya tiempo nos viene informando de cual es su concepto de la cultura. Básicamente su género de mayor gusto es la performance... performance en capillas, performance en orgullos day, performance en mareas...

La última performance ha consistido en cambiar el nombre a la plaza Vazquez de Mella por la de Pedro Zerolo. Los méritos de Zerolo, es decir, la ausencia de los mismos, es bien conocida por todos.

La jovencita que ahora okupa el puesto de alcaldesa en Madrid estimó que las calles franquistas o con cierto ramalazo franquista debían desaparecer. En su lugar pone otros nombres de otros ramalazos ideologicos.

misael