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martes, 7 de julio de 2015

Irene Villa y Guillermo Zapata, tan distintos, tan distantes

   



   Irene Villa dice no sentirse ofendida por el tuit bárbaro del concejal Zapata –en otro vomitaba su sentido convencimiento sobre lo “putas” que las mujeres son- que la emplazaba a buscar repuestos orgánicos en el cementerio de las niñas violadas y asesinadas de Alcasser. Vale. Se entiende bien que Irene Villa no quiera ser símbolo de nada. Quiere vivir libre de ese coágulo inamovible de significaciones que encadenan y momifican a alguien convertido en Símbolo. Se respeta, se comprende y se aplaude ese íntimo coraje de vivir por ella misma, no atada a un halo de connotaciones disecador.
   
   Puede respirar tranquilo Zapata. De resultas de la movida, tras el virtual contacto con la víctima, Zapata se afeitó las barbas, cual Ogro levemente contrito.  Puede respirar también tranquilo el otro concejal que quería torturar y asesinar a Gallardón, que rápidamente también le perdonó. ¿Les habrá servido, en lo más íntimo, de algo a ambos la movida? ¿No les creeríamos un poco más si en público reflexionaran con humana sinceridad sobre lo errados y lo herrados que por entonces andaban y coceaban?

     
   ¿Conocemos, como Irene Villa, una sola víctima de la extrema derecha que ante tuits tan inhumanos reaccionara así, admitiendo no sentirse ofendida? ¿Qué se diría de ella? ¿Conocemos en el filantrópico mundo de la Izquierda, tan humanista, un caso tan notorio como el de Irene Villa de total distancia respecto a ese rol ideal que su atentado le proporcionaba, de renuncia a un status simbólico que su completa admiración le aseguraba?   






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2 comentarios:

Makanan Sehat Bagi penderita Batu Empedu dijo...

Buen administrador de la tarde, su blog es muy bonito diseño y contenido muy elegante, una vez, tengo mucho conocimiento de su blog, gracias. Le deseamos éxito siempre.
Mi mensaje, mantenga el pensamiento positivo, porque la bondad está llegando ahora, mañana y siempre.

© Lucía Conde Parmés dijo...

Me indigna la gente que se cree graciosa a costa del dolor de los demás.

El humor negro sólo es válido cuando uno se lo hace a uno mismo, como salida inteligente o no a su problema.

Perdonar es lo más sano para los ofendidos, incluso negar que se les ha ofendido.
Irene Villa es un ser humano excepcional.

Que la gente evoluciona, es cierto; que comete errores y puede cambiar, es cierto; pero esa falta de sensibilidad nunca cambia, porque la sensibilidad o se tiene o no.
Ni en mi más tierna infancia me hubiera reído con una frase como las que ha soltado Zapata.

Un beso integral, querido amigo.