Antes del tolkiniano botafumeiro
a Otegui, le hizo Évole a Rajoy para su Salvados
de la Sexta una entrevista a degüello, icónicamente ambientada sobre
los gélidos instrumentos del Poder
(las carpetas, el fax, los teléfonos, el sillón de mando, la cartera
presidencial), y por tanto con ese frío y desalmado mundo asociado y confundido
el Presidente en funciones. Apenas Rajoy, ante el aluvión de enfollonados
agravios, zafóse de ellos como pudo, reconviniendo una vez con educada suavidad
al tan Famoso como Celebrado Periodista –curiosamente le dijo que en algunas
cuestiones le veía expresarse como a Iglesias-, sin dejar por ello, muy
sorprendentemente, de a las claras alabarle las puñaladas y la Persona: “Mucha
gente pensará que Ud es un magnífico periodista, otros tendrán una forma
distinta de ver las cosas, pero yo estoy entre los primeros, que lo sepa Usted,
se lo digo de corazón, y si no lo pensara así, no se lo diría”.
Días después, sin aún llegar al Poder, P Ig, el Favorito de la Gente Decente, -que una vez, por cierto,
hablara de Évole en su Salvados como uno de esos “cinco
periodistas cabrones ante los que le gustaría a él rendir cuentas”- explotó en
público contra los periodistas que le siguen, personalizando además sus ataques
en el de El Mundo, de quien incluso
sobre sus trazas ironizó. Acusó a los periodistas de verse obligados a hablar
mal de nosotros, y, sin aportar
mayores pruebas, de publicar noticias
falsas. Rematando la faena en esas arenas de los sentimientos primarios que
tanto cultiva allí generalizando les espetó: “Veo con cara de MIEDO por
primera vez a los periodistas”. ¡Vaya con el Niño Mimado de las
Televisiones del Sistema!, cabría exclamar.
Al día siguiente, dos pasos
adelante y uno atrás, P Ig se
medio disculpaba con el periodista de El Mundo. ¿Le reconoció acaso, a la
manera de Rajoy, talla de magnífico periodista? ¿Renegó de su
Tesis fundacional sobre los medios de comunicación? “Que existan los Medios privados
ataca la libertad de expresión”. Ni hablar. Le propinó en público uno
de esos pringosos abrazos que Él acostumbra… y quien entonces en el twitter se
derritió y se rindió fue el propio periodista, ¡Abrazo hoy con Pablo Iglesias, todo zanjado! , escribió. ¿De
verdad cree un profesional de la información que así se zanjan esos gravísimos
ataques a los periodistas y a los medios en que trabajan? Ni a Fernando VI se
las ponían así, colegas.
Aquí arriba, si lo pinchas, el vídeo con Alfredo Urdaci valorando en su Telediario mi ópera prima:
“Son las historias de Armando, un cuarentón al que le ponen la maleta en la puerta de casa y tiene que recorrer de nuevo el camino de lo sentimental. Descubre que es un minusválido del sentimiento, un hombre al que todo le sale mal, un paria del afecto, un hombre patético al que todo le sale al revés. En lo que le pasa hay también una gran carga de ironía y de crítica hacia el mercado de los sentimientos, hasta el punto que uno acaba sintiendo una piedad desternillante por este antihéroe que tiene en estos relatos una voz auténtica. SE VAN A REÍS HASTA LLORAR CON ESTE LIBRO, llorar de piedad por este hombre perdido, este bobo con ínfulas”. "Disfruté mucho con las Historias. Sigue escribiendo", me dijo Urdaci también.
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