Mis versos son de los que se entienden. De los que, sobre todo, se sienten. Es que nunca me sale ese tipo de poesía intelectual, o filosófica, o tan surrealista que no haya cristiano, ni budista mahometano, que la entienda: tampoco desahogo vulgar o elemental, ni fragmento de estampita cursilona y falsa; sí he buscado en este LIBRO la poesía de los sentimientos hondos, de los quereres o malquereres sinceros, romántica de verdad, la que funde y confunde la belleza y la ironía también de la vida sentimental, la que exprime con arte esos momentos especialísimos que nos llenan de alegría, o de tristeza, o de asombro, o de regocijo, la que te transporte todo ese depurado sentir que también tú alguna vez has vivido. Una poesía que mueva a ser silabeada al momento de ser vista, a ser deletreada en voz alta o en susurro. A ser en tu boca pronunciada.
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